Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Microbus

miércoles, 11 de abril de 2012

Por: Prometeo


Hay un sol. Un sol de mediodía, solemne, certero, seco, agotador. Por la ventana del microbús el viento entra sin fuerza, como cansado y desganado. Le recorre el rostro y los cabellos, más no se queda para hacerle compañía, es solo una tarea de reconocimiento del asiento del fondo.

Mas ¿Qué le iba a importar a él la compañía de ese viento o ese sol? ¡Todo es vano! Se repite en su cabeza, mientras el cansancio y la resignación se debatían la autoría de esa máxima.

¡Todo es vano! Repetía incesantemente su cabeza, mientras un pasajero se sienta a su lado. Esa es la clase de compañías que construye, muy a regañadientas. Esa compañía moderada, silenciosa, tan delgada que solo amerita presencia y no intención.

Como un reflejo, una costumbre o un habito, comienza a hacer deambular sus ojos en el microbús, sin encontrar respuesta o reflejo, tan solo un ambiente pasivo y lánguido que se deja contemplar sin el menor pero.  “Es como mirar un pozo” piensa en decir a su compañía, mas sabe bien que su boca no dirá una sola palabra. El pasajero a su lado se levanta del asiento y baja por las puertas del microbús, le ha abandonado, como todo aquel que hace compañía sin notarlo.

¡Todo es vano! Se vuelve a repetir mientras que de un rincón, una repetitiva música inunda el ambiente. Dirige su mirada a un par de asientos de adelante, directamente a una pareja.

“Míralos ¿No son semejantes a una comedia? Se miran fingiendo profundidad y se repiten pomposas y hermosas palabras de discursos memorizados. En este mismo instante, con esa absurda canción de fondo, le dice al oído que su belleza es como la de la luna, mientras ella sonríe tontamente. ¡Vaya imbécil! Estoy seguro de que este neo-poeta no solo ha repetido ese discurso una buena cantidad de veces, sino que además ¡Jamás mira la luna! ¡Podría fácilmente confundir un foco en un teatro, con la luna!

De pronto ve como esta pareja se empieza a transformar, en una pareja de seres grotescos, peludos, de ojos saltones y manos con cada uno de sus dedos fracturados. Se besan y salpican grandes cantidades de baba que comienza a inundar el microbús completo. Ríos de baba corrían y a medida que van tocando los pies del resto de los pasajeros, estos  se van transformando en estas bestias grotescas. “Me da nauseas este absurdo” dice mientras levanta sus pies del suelo, antes que la baba lo alcance.

De pronto, un grito desgarrador se escucha desde los asientos de adelante. Una de estas grotescas bestias gritaba horrorizada, tratando de cubrir sus saltones ojos con sus dedos fracturados. Todos los ojos del lugar se dirigen hacia esta bestia y luego, re direccionaron rápidamente su mirada al fondo del microbús.

El sintió como más de veinte ojos se incrustaban en su cuerpo. Las bestias iban sentadas de dos en dos. En ese momento, el miro al asiento contiguo y lo vio vacio. Todas las bestias comenzaron a gritar de forma horrible y el microbús se detuvo.

El miro el reflejo de la ventana y pudo percibir una figura humana, de ojos no muy grandes, dedos rectos y pelo únicamente en la cabeza. Fue así como entro en pánico, le habían descubierto.

Las bestias se levantaron de dos en dos, incluyendo la bestia que conducía y su copiloto. Todos se dirigían a la parte de atrás del microbús, todos iban contra él.

De pronto, el vidrio estallo de un codazo que él le dio, provocando un ruido sordo que detuvo por un segundo a las bestias. El salto por esta ventana y cayó entre los vidrios, algo magullado pero a salvo. El microbús retomo su marcha, ante la mirada de las bestias a través de la ventana.

El se limpio el pantalón y se dijo para sí mismo “Hoy en día ya no se puede ser un hombre solo”.

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Concierto de Tripas.


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