Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

La historia de Steve Blind

jueves, 6 de noviembre de 2014

Capítulo VII




Por: Armand Valerius


La gente es extraña. Dados los himpases que han acontecido últimamente, creo que deberé tener más cuidado a la hora de seleccionar a los sujetos que me rodean (en cierto modo, pues por lo general solo me rodea el vacío o el reflejo de mi sombra). ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que por fin pueda planear toda mi represalia en contra de mis enemigos?. Cada hora que pasa es tiempo desperdiciado.

He pensado mucho, quizá demasiado. Ya ni siquiera sé si la señorita durazno es tan inocente como pensaba en un comienzo. Incluso, si lo fuera, no estaría mal que mi represalia la afectara a ella también, pues así podría reaccionar y volver a ser lo que siempre ha sido. Puede ser que estas nuevas ideas en mi mente sean sólo efecto de la frecuente insistencia de aquellas personas que tanto tratan el tema cuando me ven y charlan conmigo. Sin embargo, en el fondo, no me preocupo; mi espíritu es tan poderoso y mi voluntad tan impetuosa que, al final, siempre mi autonomía sale triunfante en estas cuestiones decisivas. Esa es mi virtud, mi poder pleno.

Ya deben ser alrededor de las dos de la tarde. No tengo ganas de levantarme de mi aposento. Lo malo es que esta habitación se ha vuelta tan poco cercana a mí; todo se ve en ella tan distante, como si hubiera cambiado de sobremanera a como alguna vez estuvo. Ya no es lo que era. Eso es lo que me ha empezado a incomodar; tal vez sea porque he dejado que entren visitas. Una sola persona puede alterar la armonía de un espacio determinado, pues todo espacio es un espacio en donde se posicionan cuerpos, la armonía de un espacio es la armonía entre ciertos cuerpos -los que ahí se encuentran, en aquel espacio determinado-, por tanto, si entra un cuerpo ajeno a aquel espacio, dicha armonía establecida entre sus cuerpos se ve trastocada; y es evidente que una persona es un cuerpo, todo lo cual puede llevar a concluir que el dejar entrar a alguien a esta habitación, que tenía su armonía establecida, puede que haya alterado su bella armonía; principal elemento que tanto me agradaba de ella.

Aun así, prefiero estar aquí dentro que allá fuera. No puedo salir a tamaña fatalidad de mundo, no en estas condiciones. Todo mundo es un mundo-para, es decir, un mundo-para-"x", donde "x" es cualquier individuo concreto, fáctico; por ello el mundo es mundo-para-alguien. Entonces el mundo que yo vivo y experimento es mío, es mi mundo circundante, en tanto mí-mundo, o dicho de otra manera, mundo-para-mí. Pero yo no escojo el mundo que me toca vivir y experimentar; ¡tamaña desgracia! ¡Un puro fatalismo! Cuando experimento el mundo  lo conozco y lo veo como un otro que está-ahí-delante, ofreciendo distintas cosas que se presentan y manifiestan, pero en realidad no es eso, sino que es una circunstancia que me rodea. ¿Por qué? Quizás sea porque yo fui arrojado al mundo. Nadie escoge su mundo; somos arrojados al mundo, a nuestra vida, a nuestra circunstancia. Y no sólo eso; además, uno se queda pasmado ante el panorama que ofrece el mundo, ese mundo que es propio de quien lo vive y experimenta. Y, lamentablemente, este mundo mío es una pura fatalidad, me asfixia y oprime en su darse ante mí.

Por todo ello prefiero estar en esta habitación. Aunque ella es parte de mi mundo, pero, por lo menos es más acorde -o lo era- a mis intereses y cuidados. Empero, sé que debo salir allá fuera, de lo contrario no podré tomar mi revancha; eso es lo único que me mueve a proponerme salir de esta habitación. ¿Acaso no es grato tener su propia cueva?. ¡Claro que lo es! Reconforta y fortalece el espíritu; luego puedes salir y andar como un dios entre bestias rumiantes. Así me siento cuando salgo de esta habitación.

Ahora recuerdo que por la mañana me llamó Chris. Quería reunirse conmigo hoy. Le dije que me era imposible, y muy prudente él, me ha dicho que lo dejemos para mañana; eso me agrada de Chris: nunca insinúa venir a verme a mi cueva. No tengo claro sobré que deseará hablar, pero, supongo, que no es sobre el asunto de mi derrota y mi venganza futura, ni nada relacionado con la señorita durazno, puesto que él nunca toca esos temas sin que yo los plantee antes. Es un tipo muy cauteloso, prudente y poco invasivo; es un buen amigo. No sólo es un buen amigo por lo que acabo de mencionar, sino que además, es de aquellos que sabe cuándo golpearte fuerte para hacerte caer más profundo, de aquellos que realmente merecen llamarse amigos. Lo fundamental en una amistad, para mí, es que sepan cuando darte ese golpe fatal, pues lo hacen sabiendo que podrás erguirte desde las profundidades de tu pozo, surgirás de las cenizas como un fénix, ese es su apoyo fundamental; no te atochan intentando compadecerte, sino que te ayudan a caer más profundo. De las caídas profundas se sacan las mejores lecciones.

Definitivamente, haré un esfuerzo y me reuniré con Chris mañana. Siempre aprovecho esas instancias que se dan en nuestras reuniones. Da igual si es en un bar, en un parque, o en una plazoleta; lo importante es la instancia que se da.

Mientras escribo estas palabras recostado en mi cama, pienso que es una falta de respeto contra el arte de escribir el que esté en mi aposento haciendo el arte de la escritura; para eso hay escritorios, como el que tengo en frente mío. No importa; lo relevante es el flujo de ideas que está en mi mente. ¡Cómo expresarlas todas a la vez! Difícil circunstancia.

Son las cuatro de la tarde. He estado bastante tiempo en estas reflexiones. Mi estómago pide alimento, pero mis piernas quieren descanso, ¡ni siquiera puedo poner de acuerdo a mi propio cuerpo! Seguramente, son pocos quienes se detienen en estas situaciones paradójicas de la vida y la experiencia fáctica. Lamentable. Ojalá hubiera más sujetos capaces de notar lo complejo que es vivir; la existencia se torna pesada a cada instante, y eso, al pensarlo bien, produce un estado extraño que no sé cómo catalogarlo. Chris lo llama angustia, según me lo ha planteado. No sé si sea eso, pero sus palabras cobran sentido en muchas ocasiones.

Creo que descansaré un poco y luego iré por comida. Hoy han ganado la batalla corporal mis piernas, mi estómago tendrá que esperar. Así son las cosas: a veces gana uno, a veces gana otro, es la lucha de la vida, más aún, es la lucha de la existencia, algo más profundo, algo del estadio ontológico de la vida misma, de la vida fáctica del sujeto. Por lo menos eso pienso. Me puedo equivocar, aunque pocas veces pasa eso.

Concierto de Tripas.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com