Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Delirio: El ahora no es (-1)

viernes, 31 de mayo de 2013



Publicado por Gwÿnt

Parte menos uno: Sucesión de ciclos.

Despues de un tiempo que me huele a mi vida entera, me han rehabilitado e insertado en una oficina en esta agonia que llaman existir, a ejercer en el área de publicidad. Tantos neurolépticos me mantienen aun sin poder avanzar al ritmo de la ciudad, ni siquiera a mi propio ritmo. Estoy encerrada dentro de mi misma, y dentro de esta pequeña oficina, y no puedo sentirme mas miserable. Todos los meses de encierro, camillas, enfermeras, inyecciones, exámenes, estudios y demases no ayudaron a mejorar mi situación mental, solamente la han agravado con el peso de los malos recuerdos, y del olvido de quien era yo antes de todo esto. Cuando entras te dan el discurso de que te ayudarán a encontrar quien eres realmente, fuera de tu problema, pero todo lo que hacen es convencerte de que seas alguien.
En algún rincon de esa habitación blanca, quedó mi identidad abandonada, con una montaña de identidades perdidas de los desconocidos que deambulan con un signo de interrogación sobre sus cabezas, igual que yo. Y sin embargo, tengo responsabilidades como las de cualquier otra garrapata abrazada al sistema.
Voy al baño de la oficina, y mi imagen en el espejo me da ganas de vomitar, y a la vez los fármacos intentan domar mi cerebro. Imagino como le ponen riendas, una a cada hemisferio, con la base en los impulsos, y tiran de ellas para ponerme de vuelta en mi actual lugar de mierda. No soy feliz, y tampoco soy.
Los días viernes tengo control de vuelta en el psiquiátrico, y siempre dudo en demasía sobre el primer paso hacia ese lugar: podría no volver a salir en cualquier momento, pero la clave ahora es mentir. Si con las oportunidades que me han ofrecido estoy más desesperada que nunca, no hay salida, tengo que tratar de recuperar la identidad que se me ha perdido.
Este viernes planeo, de alguna forma, encontrar alguna pista, asi que para recuperar lucidez (y a riesgo de entrar en un brote psicótico (lo cual no sería tanto riesgo, sino sumamente necesario en esta circunstancia)) he dejado de lado mis asquerosos fármacos y he partido. El primer paso lo doy firme, tragándome las inseguridades, yo saldré de acá. Mientras pasan las horas, voy notando como emerge una nueva personalidad, alejada hace tanto tiempo por los mismos neurolépticos, los mismos discursos de negación. Empieza a efervescer lo que parece ser yo, y extiendo las manos mientras camino por los corredores. Todo esto algun día será mio.
Entro a la oficina del psiquiatra sin golpear.
-Daire, me has asustado, no sueles entrar así.
-Ando corta de tiempo.- con brusquedad me siento.- asi que échele.
-¿Qué le eche?
-Haga lo que deba hacer, su investigación, observación, asesinato, como ustedes le digan.
-Ah…. Bien.- se levanta y saca mi ficha. Comienza a hojearla, y leo con el. Las primeras hojas son los informes de mi llegada, con algunas fotografías. Hacia delante, observaciones médicas con inyecciones, exámenes varios y torturas que ya conozco y no deseo leer.- ¿Cómo te has sentido con tus dosis? ¿Te las has tomado con regularidad?
-Sí, pero me tienen en un estado simplemente deplorable. Parezco borracha, lo que es una puta ironía si no puedo beber alcohol. Siento que el mundo andubiese demasiado rapido para mí con ellas, ¿sabe? Si esperan que trabaje en ese antro, piensen mejor en que hacer conmigo.
Pareciera que está atento a mis palabras, luego se agacha y vuelve a leer los papeles.- Entonces, habrá que subirte la dosis de ellos, para que te acostumbres.
-Pero… no… ¿Cómo? – creo que en este momento mi rostro expresaba la incomprensión total de lo que estoy escuchando.
-Si, así tu organismo se adecuará, y es más, deberíamos seguir subiendolos progresivamente. Los necesitas.- intento ocultar mi rabia y mi respiración agitada mientras veo la receta que me hace, y estira su mano para entregarmela.- ¿Algo más?
-Estoy atonita, pero muevo levemente la cabeza, intentando recobrar algo de cordura- Necesito permiso para deambular, solo por hoy, aquí. Necesito algo.
-Por supuesto, este es un recinto abierto al público, y más para los antiguos residentes- dice con ironía la palabra residentes.- ¡Ah! Pero solo por seguridad, necesitarás un pase. Aguarda un momento.

Sale de la habitación, y me apresuro en robar las primeras hojas de mi ficha. Ni siquiera me preocupo de leerlas, ya habrá tiempo para aquello. Cuando estoy terminando de guardarlas dentro de mi abrigo, vuelve el… tipo.

-Aquí tienes, cualquier cosa, ya sabes donde estan los guardias (que disfrutaban dandonos de azotes en nuestros momentos de delirio, claro está)
-Le sonrío con fuerza- Gracias, nos veremos.

De vuelta al pasillo, estoy atónita. ¿Cuánto mas va a ser? ¿Esa es la solución? ¿Más y más fármacos? Siento como si me estuviesen destrozando el cerebro, y estoy totalmente desamparada. De pronto noto unas terribles ganas de llorar que me trago. Tengo que encontrarme. Camino de prisa hacia el pabellón de psiquiatría, donde nos encierran, y me topo con alguien que me mira, y pareciera ser que me reconoce. Lo miro extrañada, y no tengo idea de quien es, solo se que parece ser un camillero.
-¿Te vas y ya no te acuerdas de mi?- su tono de voz aparentando imponencia me da una señal de peligro, y al verlo acercándose, tengo un flashback. Le doy un puñetazo en pleno rostro que lo deja en el piso.
-Lo siento por la anterior descortesía, ya te recordé. Ten en claro, que algun dia, alguien tendrá pruebas de toda la mierda que haces, y nadie te tendrá piedad.

Sigo caminando hacia la recepción, tocándome el hombro dislocado por él. Cuando llego, la recepcionista me reconoce.
-Daire! Querida, ¿Cómo te va? Luces mucho mejor.
-Pues eso no dice mucho. Estoy dando un paseo, necesito un par de respuestas finales. ¿Me dejarás pasar?
-Pero por supuesto, querida… ya sabes como soy. Además, este sitio algun dia va a cambiar, te lo aseguro. Vi el golpetazo que le diste a ese humano de mierda , y se merecía mucho más. Todo este sitio… va a cambiar, y seremos parte, ya lo verás.
-Uhm… - me hace sentido todo lo que dice, y tengo el vago recuerdo de haberlo hablado con ella- me gusta lo que estoy escuchando Leonore. Que así sea.

Camino rapidamente buscando un lugar tranquilo. Leonore me ha dado un recuerdito vago, pero sumamente útil. Busco una salida, esperando que sea la que recuerdo, y era esta. La salida que da a un camino y un patio enorme, y un gran árbol al fondo. Los recuerdos tristes fluyen, de todas las veces que algunos arrancabamos y llegabamos aquí, y nos encontraban y con brutalidad nos ponian las camisas de fuerza, o las inyecciones de tranquilizantes. Nunca alcancé a llegar a la cima de este árbol, que tantas veces subía con la imaginación. Me acerco a él.
-Querido, tu estás estratégicamente puesto para ser subido- le susurro.

La dificultad fisica para subirlo no es tanta como traspasar de a poco el velo de los fantasmas que queda abajo, en el suelo. Ya no me siento tan terrestre. Y una vez en la cima, me recuesto en una rama, y la felicidad es tal, que como una niña, me largo a llorar. Este lugar será nuestro… volteo, y en una de las ventanas creo divisar a alguien conocido. Bajo torpemente del árbol, ya con mucha mas fuerza y ánimo, y me dispongo a buscar la habitación entre los pasillos.
El panorama no es muy bonito para pasar un viernes que digamos, pero después de pasar meses acá te acostumbras… acostumbrarse, que asco que hasta las celulas de nuestro organismo pasen por la fase de acostumbrarse, y nosotros nos acostumbremos a horrores como este. En uno de los pasillos veo a una mujer, de baja estatura, y muy delgada y blanca, frente a una puerta. Me paro junto a ella y miro la escena. No es tan desoladora, un dopado más.
-¿Familiar tuyo?- Ella asiente con la cabeza sin mirarme- ¿Y quieres pasar a verlo?
-Bueno… mmh… quería. Pero después lo he pensado y creo que mejor será que no entre.
-¿Porqué?
-¿Qué pasa si despierta y está alucinando, o no me reconoce?
-Puede pasar, y puede no pasar. Tendrás que arriesgarte en algún momento.
-No.- y se aleja unos pasos. Cuando se aleja empiezo a notar que todo empieza a volverse más lento, y mi entorno se ve alterado. Excelente, me estoy disociando de nuevo.- Arriesgarse es peligroso, ¿para que hacerlo, si siempre hay una posibilidad segura?- En el momento, Ella tenía razón, y como no es asunto mio si entra o sale, decido abandonar esta conversación, girando y sintiendome sumamente liviana, y un tanto mareada.
-¡Oye!- escucho sus pasos en cámara lenta- ¿Te puedo acompañar?
-Claro, pero solo si te callas con tus discursillos evitativos.
-No aseguro eso… pero lo intentaré- y me sonríe. Ella. No quiero saber como se llama.

Miro en todas las habitaciones buscando al organismo vivo que me pareció familiar desde el árbol, y no logro encontrarlo hasta que llego a una habitación cuya puerta ha sido arrancada totalmente, y dejada en la cama, en lugar del colchon. Como estoy disociandome y alucinando vagamente, entro con sigilo, en parte por precaución, en parte porque no siento mis pies, y me paro junto a la cama-puerta.

-Damas, ¿quieren entrar al mundo de los sueños?- salta del techo alguien y cae en cuclillas sobre la puerta. Ella exclama sorprendida y yo me divierto.
-Dificil es abrir una puerta si hay un estorbo que lo impida.- le doy unas palmadas en el hombro, para que sepa que me refiero a él.
-¡Basura!-exclama con ambas manos entre su pelo y luego salta frente a mí.- los estorbos no son tal cosa más que algo más dificil de realizar, pero que aún se puede realizar.

Se encamina hacia la puerta dando unos grititos sobre el ser, el instinto y jugar a subsistir en un sistema en el que ni se existe ni se coexiste. Me parece a discurso compartido mentalmente así que le sigo, hasta que Ella, timida, me tira del abrigo.
-Él se ve un tanto peligroso, ¿no te parece?
-¿Te parece peligrosa la creatividad y la sinceridad?
-Si.
-Vaya, eres otro eslabón más de la máquina ¿eh?.

Lo sigo a Él, y claro, Ella me sigue, por miedo a quedarse sola, supongo.
-¿Adónde vas?- le grito, intentando alcanzarle, y se detiene y queda de pié.
-Que descortés, no sabía que este estorbo tendría tan agradable compañía. Voy a la salida, Daire.
-¿Y como mierda t…?- me planta la mano sobre la boca para silenciarme.
-No arruines el juego de que no nos conocemos, Ella parece de verdad asustada.- giramos al mismo tiempo a verla y si, está aterrada.
-¡Tu!- y le doy una cachetada- ‘Tu fuiste el que me torturó y encerró aquí, hijo de puta! – y le doy otra. Pero por supuesto, es mero juego.
-¡TU DEBERÍAS ESTAR MUERTA! Al menos, me hubiese encargado de eso.
-Comenzamos a caminar- Nada de aquello, ¿Dónde queda la melodiosa agonía?
-¡Agonía será la que sufran todos cuando sucumban a la destrucción de la ciudad!
-¿A eso saldrás ahora? ¿Ese es tu plan?
-Digamos que no es solo mío.- y me mira de reojo. - ¿Realmente no te acuerdas de nada? ¿nadanadnada?- Mierda, ya no se si mis ojos se mueven.
-No, en verdad no.
-Mmmh… debieron ser las hordas de fármacos que te metieron directo a tu bonito cerebro. Porque hasta donde recuerdo  eras inteligente y ahora estás echa una bruta.
-Como que me vuelvas a decir bruta… - imagino que levanto mi puño y lo amenazo, y en efecto, eso pasa, ante lo que el ríe.
-Bueno, bueno, que va… solo estaba comprobando si estabas oyendome.  Hey, esta es la salida. En la esquina hay un café, porque no me esperan tu y… - la mira a Ella- tu pequeña guardaespaldas allí?
-Si. Nos veremos.- Salgo rapidamente, siendo saludada por una ráfaga de viento. Detrás viene Ella, dando pasitos.
-Noe stoy segura sobre si ir…
-Pareciera ser que tu no estás segura de nada.
-Estoy segura de lo que veo, y en ese muchacho no veo nada confiable.
-Suenas como una maldita veterana. Las veteranas no siempre son agradables, ¿sabes? Así que o vives, o te alejas, punto.

Llegamos al café, y ante la indiferencia de Ella hacia mi (si, tuvo el descaro de enojarse la muy perra), aprovecho de sacar los papeles de mi ficha clínica y echarles una hojeada. En el motivo de ingreso me encuentro con un par de novedades

“La paciente ha sido sedada e ingresada contra su voluntad luego de una sucesión de episodios maniacos en los últimos meses, en los que, sus vecinos acusan, llenó sus televisores con basura mientras ellos estaban trabajando. Cada vez que conseguían uno nuevo, ella los llenaba con basura, además de generar dificultades al gritarles “sanguijuelas de la maquina” a los trabajadores, y llegar al punto de amenazar de muerte a varios funcionarios. El antecedente sintomático mas relevante, además de su abuso con las drogas, es su falta de control (posible daño en los lóbulos frontales, motivo por el cual la paciente también presentaría un cuadro severo de irritabilidad ), hechos que ella misma definió como “pienso y actúo, nada mas”. Presenta un deplorable historial laboral, debido a su constante cambio de intereses, y una afición por el conocimiento, motivo por el cual presenta algunos animales diseccionados, y un feto. Ante la mención de esto último, la paciente rió y dijo “lo encontré en el basurero de un hopsital, pensé que sería un desperdicio dejarlo ahí.”. Presenta un humor ácido y un aplanamiento afectivo severo, a tal nivel de considerarse una “evolución de las cucarachas humanas”. Incapacidad de amoldarse a las relaciones de subordinación y a la existencia de un pensamiento moral mayoritario, ha sido involucrada en varios conflictos en los cuales ha puesto en riesgo su vida, sin considerar esto “demasiado relevante”. Comenta su afición por los cuchillos y confiesa alegremente usarse para comprobar el filo de los mismos, considerándolo un acto normal para alguien con su carácter.
A pesar de presentar un cuadro maniaco-depresivo, tiene una imagen muy definida de su propia personalidad(…)”

Luego, miro una foto. Vaya, si que cambia la perspectiva de las facciones sin pelo. Lamentablemente, el resto del texto, sobre el informe de la personalidad debo haberlo dejado e mi ficha clinica, de vuelta en el hospital.
Ella observa la foto con los ojos sumamente fijos - ¿Esa eres tú?
Te ves tan mal… ¿estabas enferma?
-Así es, y aún lo estoy. Esta foto es de cuando me hospitalizaron.
-¿Y adonde te hospitalizaron?
-Aquí, en el pabellón de psiquiatría.- Perpleja, y boquiabierta, deduzco que no sabe si quedarse y matenerse quieta, o pararse y huir despavorida.- Tranquila, no te voy a matar. Odio esa puta imagen que tienen todos de la gente que sale de ese lugar. – aparece el mozo y me trae una hamburguesa deliciosamente enorme, que empiezo a triturar, devorar, y a hablar con la boca llena- como si no fuesemos realmente humanos asquerosos como ustedes, y fuesemos capaces de hacer cualquier mierda. ¿Ves mi ficha? No maté a nadie, aunque debí aprovechar de hacerlo… joder, esto está delicioso, ¿quieres?- tiene cara de estar sufriendo una explosión de úlcera- ¿Dónde iba? Ah, si. Yo creo que en parte es envidia, no todos tienen concordancia entre lo que piensan, imaginan, y hacen, porque están reprimidos, y tambien tienen un miedo de su propia impulsividad. ¿Qué mierda es la libertad entonces? ¿La vida cotidiana del ciudadano normal trabajando y vendiendo hasta su cerebro para que se lo llenen de arsénico? Me joden. Me hospitalizaron acá, salí hace poco, y tengo muchos planes.
-Que hermoso discurso, Daire.- se acerca Él, aplaudiendo, y se sienta.- Y tambien ha sido gracioso ver como te comías eso, parecías un animal salvaje con su presa… servida en un plato… muchas facilidades para el lobo ¿no? Jajaja.
-Cierra el puto pico y dime que querías.
-Ya nada, al parecer ya recordaste lo justo y necesario. Buena movida, robar la ficha. Debiste robar la mia a ver como me veo fuera de tus disociaciones, sería tooooooda una novedad. Ahora, si me disculpas.- Se para, y arranca el quitasol del centro de la mesa.
-Va a llover.- le digo.
-¿Y, te asusta mojarte?
-No, pero podrías ponerle el quitasol a algun perro callejero.
-Como equlibrar el vandalismo jajajaj, me gusta.- Salto de mi asiento y lo invito a correr buscando algun perro. Si Ella nos sigue o no, lo ignoro, debe estar aún sentada, y probablemente ella sí se va a mojar y no le va a gustar.

Ya sé como estaré cuando llegue a casa, y aunque eventualmente, como con todo, me aburra. Sé que en algun momento algo estallará, y será el momento. Y siempre voy a ser capaz de renacer, siendo la mejor basura que esta humanidad pudo no desear.

Concierto de Tripas.


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