Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Derecho a morir

miércoles, 6 de julio de 2011

Personalmente creo, que todos tenemos derecho a elegir si queremos vivir. Así, con este modo de pensar, sería completamente poco ético que yo, como ser humano, que sé como es el mundo, trajera a la vida a un ser indefenso, y lo condene a una existencia tétrica, asquerosa y rutinaria: no es para nada agradable pasarse la mitad de la vida estudiando, la otra mitad trabajando, ¿cuándo te preocupas por ti? Lamentablemente en esta bazofia circular, lo más importante es el dinero, si tú quieres hacer algo interesante, obvio, tienes que dedicarte a estudiar algo, que muchas veces no será de tu agrado, para luego poder tener un trabajo que te ese ansiado dinero. Pero ahí el problema es otro, ya no tienes tiempo, y el gusto por tu sueldo hizo que te olvidaras de ti mismo. Cuando quieres volver a ser tú y hacer algo interesante para ti,  ya estás muerto. La vida te dió un golpe de vejez, y ya no hay mucho que hacer... porque sigues sin tener esa asquerosidad a la que llaman dinero.

El pobre, no estudia. El pobre es explotado. El pobre tiene una mala atención en salud, mejor dicho, no tiene salud. El pobre no vive, sobrevive, y qué va, si los que tenemos las mínimas oportunidades, somos pobres de alma y no nos queda nada más que el sufrimiento.

¿Cómo traer a un bebé a este mundo tan injusto? Él, o ella no nos pide vivir, él o ella era un ser inocente que la sociedad pervertirá y corromperá hasta que se transforme en un monstruo y sea parte de él. Lo consumirá...
-Mamá, yo no te pedí nacer- No quiero que un día un niño me diga eso al igual como yo lo hice con mi madre. No quiero un día despertar y ver a mi hijo muerto, no quiero un día darme cuenta que no es feliz... pero en este mundo, no existe más que el pánico. La felicidad es una utopía muy hermosa, al igual que los derechos humanos.

Sería ideal que existiera una cabina de suicidio como en Futurama, ¿por qué no? Sería todo mucho más fácil, y no estaría condenada a ser un intento de poeta maldito. No quiero que unos pobres niños tengan una cosa así de madre, y que mucho menos queden huérfanos a mitad de sus miserables vidas. Prefiero condenarme a la soledad eterna... o por lo menos hasta que me libere de la obligación de mantener mi alma unida al cuerpo.

                                            Por Paula Cárcamo Villalobos

Revuélvase después de leer.

Publicado por Gwÿnt.


Quien sea capaz de usar la rama de un árbol para revolver letras, bienvenido sea. 
Esta gente me ha dejado parada sin pies ni cabezas, quizas ando caminando con las palmas de mis manos, saludando con los talones, dando agarrones a las despedidas y dando la pantorrilla a las sombras en la calle.
Entre mi intervención artística inconsciente-me levanté de la cama al reves por tantos sueños que me colmaron las ideas- decidí saludar a los zombies de la ciudad con una sonrisa desde el piso, haciendo equilibrio para no caer a sus pies y ser pateada por sus impensantes cuerpos.
A lo mejor desde arriba mi sonrisa se veía como una mueca, pues todos miraban con horror. Ahí supe que habian estado toda la vida esperando una sonrisa espontánea que nunca llegó. Y su sueño se volvió pesadilla. Y la pesadilla ahora estaba 50 cms abajo, esperando sus respuestas. Respondieron que no, y escuchaba el vacío de sus almas. No resultó.
Probé un día en que amanecí y la lengua me ardía, salir y luego de la última bocanada de cigarro, gritar. Porque si, cualquier pavada, joder las psiquis, los caracoles y los oídos durmiendo hasta hacerlos resonar y despertar. Se me desgarraba la garganta, sentía la vibración de la tierra. Los pies pisando el suelo, vi las miradas curiosas de las sombras, los buhos, los ventanales y el comercio. Gritaba que su Dios los había abandonado, que no hay ojos mirando, como una anti-sacerdotiza. Les quitaba el alimento y la luz, acusaba al abusador.
También les grité que tenían que vivir antes de morir. De penas, de tristezas, de talismanes, de la naturaleza. Les grité que gritaran. antes de morir, antes de ser consumidos. Y el filtro de mi cigarro se esfumó en el piso. Y nadie salía de su rincón.
Me devolvi derrotada, me fuí conmigo sin sonreir en el sendero de las hormigas.

Trampa. Al día siguiente ni sé si salió el Sol, aunque debió ser un sí, si nunca se cansa de salir y esconderse, solo en el aire. Y en la esquina, pintando muros de colores, las sombras que me escucharon romper las barreras del sonido.  Gritando, subiendo el volumen del aire. Rompiendo los ventanales, señalando al abusador, disfrutando. Si, disfrutando. Sacando los frutos del invierno en su calle de primavera, su rincón de desarraigo en medio de una calle, una ciudad, un mundo de inercia.
Creo que ví a quién sonreí de cabeza.
y me dijo "Porqué esa cara de horror? era esta tu pesadilla?
Sonríe :)".

Y pude caminar, no de vuelta al piso, ni al revés, ni haciendo la rueda, sonriendo, tomando la mano de la valentía.
Y es que ven? escupir es. Caos, destruir, construir, malabares al alba.

Adelante Sombras!

Concierto de Tripas.


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