Por: Prometeo
-¡Levántate!-
Era la
voz de Sofía, lo sabía. Abro la puerta, y la veo parada, con dos bandejas con
comida que colocaba sobre la mesa. Llevaba un vestido negro increíble, se veía
tremendamente radiante, parecía casi que brillara.
Se
sienta en la mesa y me mira severamente
-Me he
enterado de que estas bajo tratamiento.
-¿Qué?-
Tenías que joderla, si hasta ahora ibas de puta madre. En vez de quitarte el
vestido, has preferido hablarme de ese imbécil.
-¿Yo?
No ¿De adonde ha venido eso?- le dije mientras tomaba un par de palillos chinos
y abría una de sus cajas- Ya sabía yo que no venias simplemente a verme…
-No
sacas nada con negarlo, conozco al psiquiatra, es un amigo de mi…-Hizo una
pausa miro hacia abajo y escondió los labios- Estoy aquí más que para verte,
estoy aquí para ayudarte.
-Yo no
te he pedido ayuda
-Pues,
estoy aquí de todas formas…
La
miro y no se identificar como me siento.
-¿Y cómo
se supone que me vas a ayudar?
-Tienes
un tratamiento que no estas siguiendo
(Si, lo sé, podría ir a tu habitación y pillarme una botella de whisky
vacía, o casi vacía, con facilidad), mi rol será ayudarte a seguirlo-
-Joder,
vienes a traerme la ley del psiquiatra ¿Es que te interesaste por la carrera de
poli también?
-Me
interese por ti, algo que ni tú haces para ti mismo, por lo que veo- me dijo
mirándome, ofendida.
-Me
estas manipulando, siempre lo hacías, ya lo puedo ver – le digo- vas a
convencerme con ese tipo de cosas para que me llenen de pastillas y me vuelvan
un puto zombi andante-
-Quiero
que estés bien, no tenemos por qué seguir al pie de la letra lo que dice el
tipo, veremos qué es lo más adecuado para ti según se vaya dando- me dijo
sonriendo.
Quizás
pueda poner algo de mi parte en el tratamiento, a veces no es fácil soportar
todos los síntomas que se han presentado, debo confesar que no es solo la
irritabilidad, algunos problemas de sueño, o más aun, las lagunas mentales. Quizás,
sin los diversos extraños episodios, pueda estar más listo para patearle el
culo al mundo.
-¡Maldita!
Sabía que lo harías…-le dije mirándola
-¡A
veces me cabreas tanto!- me dijo seria
-También,
aunque son más las veces que no quiero que te me arranques…
Se ha
sonreído y ha mirado para abajo. Quiere evitar el asunto, lo noto. Pero yo
tampoco voy a dejarla regalada, así que, que se acostumbre a sonreír mirando
para abajo, al menos, hasta que ceda, si es que cede. Puta comida china con
carne y toda la mierda de sodio (que me encanta), tendré que masticar una
jodida lechuga.
-Empecemos
por lo principal, debes pasar por el tiempo de abstinencia para clarificar. Quizás
sin darte cuenta te pasaste y te zambulliste, quizás lo empezaste a necesitar.
-Joder,
Sofía ¿Es que me quieres matar?- le respondí- ¿te tragas que todo sea producto
de volverme un poco drogata?
-No
estoy seguro de que es todo, para ti…-
-Lo
sabrías si no te hubieses ido…- El anterior era de preparación, ahora empieza
el primer round. Golpe.
-Lo más
probable es que hubiésemos tenido que ir los dos al psiquiatra – golpe de
vuelta
-O que
ninguno tuviese que ir…- ¡Pero que gancho!
Ha
mirado para abajo otra vez, molesta, mira alrededor de la habitación. Está
hecha un lio. Hay botellas vacías por diversas partes, además de sangre seca por
cortes con botellas que rompí. Por diversos lugares se ven colas de porro, y
solo un lugar, la mesa pequeña, esta sin polvo. Había que tener un espacio mínimo
para no irritar tanto la nariz, si me explico al buen entendedor. Snif.
Parece
que termino el primer round (O ¿Habrá sido un knock-out?), esta pensativa y
silenciosa. Esta casa fue su casa también, jamás había llegado al estado en que
estaba el día de hoy, en caos, desorden y deterioro higiénico. Parece no estar
muy segura de que decir, pero algo quiere decir. Parece que empieza el segundo
round.
-¿Es
que no ves que estas hecho un desastre?-me dijo sin mirarme. Se lanza
-¿Y es
que tú no ves a todo lo que renunciaste? ¿De verdad fue tan fácil acostumbrarse
al dinero y la comodidad en la maquina?-Golpe de vuelta.
-Es
mejor que las ruinas que eres tú, en este instante- Uff ese dolio.
-Dime
que no amaste vivir todo lo que vivimos aquí…- Cubrirse
Mira
hacia abajo, luego alza la mirada,
clavándome sus ojos de lleno en los míos. Me invadió por completo, he
quedado indefenso.
-SI…
-¿El mejor SI? No, pero si el tercero. Me había llenado de miel otra vez, ya no
me sentía como una frágil máquina, sino como un animal, vivo.
-¿Y
por qué te fuiste? ¿Cómo es posible que algo tan alto muriera así como así, de
la noche a la mañana?- Un golpe torpe
-No
fue de la noche a la mañana… nos empezamos a hundir, poco a poco...-me dijo con
tono controlado- siempre pensé que había algo que te preocupaba y que no me lo decías,
siempre pensé que había algo que de verdad te importaba y no me lo quisiste
mostrar…
Era
verdad, jamás quise hablarle de los sueños de Sangrienta, el asunto hasta para
mi aparecía extraño, y, no sé, quizás podría por alguna forma generar
conflicto. No quería que se alejara, me dejo tirado y perdí ese sostén, aquel
que resistía el peso de mi cordura.
-¿Me
equivocaba al pensar eso?- dijo, mirándome. Y me remata, parece que me va a
ganar el round.
-No…-dije
mientras sostenía con la mano mi cien.- Más que cualquier cosa…no estaba seguro
de cómo lo verías.-(cubrirse)
-Nunca
estas seguro… - Golpe, sabía que venia
-Contigo,
siempre- Miren ese gancho señores, me recupero
-Entonces
te falto decisión. Quizás si hubieses prestado atención a algunos detalles
importantes, nosotros ahora estaríamos celebrando un jodido aniversario, o algo
como esa mierda- Golpe directo
-Ahora
tengo esa decisión-“A ver qué me dice después”
-Quizás
ahora ya es muy tarde...-me dijo mirando para el suelo.
Ha ganado el puto round.
Me ha jodido, como de costumbre. No entiendo cómo puedo caer con tanta fuerza
en el engaño de la especie, y esta focalización persistente en ella. Algunos
simplemente pasan página y punto, me da a pensar que se leyeron la página a la
rápida, y a medias. Bueno, más allá de ese esquema, estoy en la constante
necesidad naciendo de lo primitivo, por ella, y con el resto apenas se digna a
mirar. No esperaba todo esto por recoger el pequeño collar en la calle, aunque,
es necesario que lo diga, no me arrepiento jodidamente de nada.
Me
siento en una silla, como abatido emocionalmente, sucumbido ante la figura de
Sofía, otra vez. Mastico una hoja de lechuga y Sofía me mira raro
-Te
traje comida y te comes una lechuga. ¿Lo haces para molestarme? –Me dijo
sonriente- al menos ese niñito sigue ahí, me da la esperanza de que…-comienza a
jugar con los palillos chinos.
-De
que…-
-Quizás
podríamos distinguirlo bien cuando te recuperes.-me dijo, mientras comenzaba a
comer- ¿A que viene el rollo de la lechuga?
-Nada,
estoy evitando el sodio y la carne por un par de semanas- le dije, no quería
mentirle, pero tampoco quería contarle lo de “Los Maníacos”.
-¿Y
eso para qué?-
-Exámenes-
-Exámenes
de…- contra las cuerdas, me lo va a sacar.
-¿Te
dije que estas radiante el día de hoy?- una evasiva torpe.
Se ríe
y mira hacia abajo. Avanza- ¿Por qué evitas el asunto? ¿Qué es lo que no me
quieres contar?
-¿Y tú
porque miras para abajo una y otra vez, y evades cada cumplido?- le dije, mi
evasiva conducía a su evasiva, retomo terreno, ya no estoy contra las cuerdas.
-Por
qué se te ocurre actuar siempre tarde… Y ahora, esas lindas palabras solo
pueden hacer daño.- dijo mirando hacia abajo. Golpe.
-¿A
que le temes?- avanzo un poco más, tengo que poner presión
- A
herir a quien sea, cuando no se lo merezca- me respondió, con una mueca triste.
-¿Y
quién no se lo merece? ¿Yo? ¿Tu niño bonito? – avanzo más, necesito presionar
más. – Aunque no lo quieras, de cada cosa que hagamos, alguien saldrá dañado. Si
no quieres herir a nadie, es mejor que no te muevas.
-Tal
vez no debería moverme…- golpe
-Eso
significa que te quedarías en este departamento, conmigo- le dije. Golpe.
-O eso
significa que debería dejar las cosas como están- Gancho en plena cara.
-¿Y
ahí se termina todo?- le pregunte. Estoy casi acabado, pero tal vez, si
presiono un poco más…
Silencio…
No se atreve a decir nada. Yo tampoco. ¡Tiempo! Me ha ganado por puntos el
round. Otra batalla perdida ante ella. Increíble que quieran que le patee el
culo al mundo, no siendo capaz de enfrentarme con dignidad a esta mujer.
Se
acerca, y me abraza.
-¿Cómo
se va a terminar todo si todavía estoy aquí?-
Me
aprieto a ella para que no se me escape, es como regresar a esos días donde nos
teníamos el uno al otro por entero, o casi, por entero.
-No te
va…
-Por
favor, no me pidas ni me apures…- dijo Sofía sin separarse de mi- todo esto ya
es muy difícil y no sé qué pensar…
Permanecimos
en silencio, abrazados, unos cuantos minutos, y cuando se me escapo de entre
los brazos, no sabía que decirle.
Me ha
besado en la mejilla, quemándome.
-Sera
mejor que hablemos luego… está todo muy fresco y no es fácil de tratar.- dijo retrocediendo- te veo al rato, no
consumas nada con alcohol, ni te drogues. Pon de tu parte.
Se
acercó a la puerta, se ha detenido con la mano en el picaporte. Va a voltearse.
Abre la puerta, y se marcha, sin mirar atrás.
¿Cómo
es que entro? Evidentemente aún tiene llaves de la casa, nunca se las pedí,
pues cuando se marchó todo fue tan repentino que nunca supe cómo reaccionar.
Parecía todo marchar bien, si note que Sofía se había ido alejando poco a poco,
pero nunca nada drástico, siempre parecía que teníamos algo inmensamente sólido.
De una noche para otra, Sofía no ha llegado a casa, al día siguiente cuando
vuelvo del trabajo encuentro una nota que dice que pasara la noche afuera, y a
la siguiente noche, la encuentro con sus maletas en la puerta, diciendo que se
marcha, que se marcha a vivir con su novio.
Paso
tan jodidamente rápido que no supe que decirle, me quedé estupefacto, sin aire.
Pensaba que íbamos bien, pensaba que no hacía falta poner título, que nosotros
ya éramos eso que se supone que ella ahora ya tenía. Pensé que llenaba su
mundo, luego vi cómo se limitaba a sostenerme, sencillamente, en un momento se
cansó y ya está, se fue con cualquier burguesito.
Nunca
le grite, nunca le lance las mil y un maldiciones que salían cada noche al
notar su ausencia. Me limite a alejarme de ella, evitarla, no contestar mucho
el teléfono, ir a lugares donde no me la encontraría, llegar tarde a casa, cosa
que si volvía, no me encontrase. No quería enfrentarme a que yo tenía la culpa,
ni siquiera quería verla de nuevo, porque tenía miedo a como reaccionaria ante
ella. Me sostuvo, y cuando se marchó me dejo caer. Ya no era más que un montón
de ruinas dispersas, en un solo cuerpo, y en mil lugares a la vez.
Pero
quizás, ahora es distinto. Antes no había salida. ¿Y ahora? Tal vez… quería,
verdaderamente quería creer que sí. Si no lo hacía, estaba forzado a la
resignación, a vivir lo que me quedaba por vivir, como una constante ruina.
Saco
un cigarrillo, y me voy hacia la ventana. La veo cruzar la calle rápidamente,
mezclarse entre la multitud, y en la esquina, doblar y perderse. El humo sale
despedido del primer cigarro del día, como contaminando estos primeros
momentos, invadiendo sutilmente mis interiores y el ambiente, solo con su
arder. Es algo similar a como deseo vivir, incinerándome con mi alrededor. ¿Qué
iba a hacer con este otro trato día libre? Otra vez me veía así, con
tiempo a disposición, y nada que hacer.
Mientras el humo sigue saliendo del cigarro, permanezco en la ventana.
El
viento se desliza suavemente, levantando parte del polvo o botando varias colas
de porro al piso. Siento la briza en el rostro, y como el humo, me van dando
ganas de dejarme llevar. Comienzo a recorrer con mi vista las nubes, el cielo,
luego un par de edificios, y sus gigantografias con las que inundan la
cotidianidad de los sujetos envueltos en ella. Consumir es vivir, en este
lugar. Donde hay necesidad, se saca partido de ella, y cuando no la hay, la
ciencia y la tecnología se ponen a disposición del mercado e inventan una nueva. Es la época del horno microondas,
el Internet, los celulares y la televisión. Una comodidad exacerbada al coste
de la propia vida, de invertir nuestra vida en los engranajes de la gigantesca
máquina, ama y señora del consumo y la necesidad. Y, cuando vas camino al
trabajo, o a la escuela (quizás de vuelta, o a un descanso de ambos) te topas
con esa gigante imagen de letras grandes y mensaje optimista, llamándote a
tener el nuevo producto. Y al final, sin darnos cuentas, tratamos de
identificarnos con nuestros productos. Ante nuestras necesidades, vemos en
estos productos la identificación. Y reducimos nuestra vida a identificarnos
con esta acumulación constante. Al final, buscamos el reflejo de nosotros
mismos, no en el hacer, si no en el tener y ahí nos caemos de lleno en la
maliciosa trampa de la máquina. Al final, acabas siendo tu ropa, tus zapatos,
tu computadora, tu teléfono o Internet, tu auto, o tu acumulación intelectual,
sexual (realizada o no) y tu casa. ¿Y qué hacemos al encontrarnos que no basta
con la acumulación actual para convencernos, identificarnos de manera completa,
o siquiera entendernos? Continuar con la acumulación, renovarla, cambiarla.
Cambia tu ropa y tu peinado y todos te dirán que pareces otra persona. ¿Y eres
otra persona? Algunos así lo creen, y
por eso, cuando ya no se soportan más y desean cambiar, necesitan cambiar ese
tipo de cosas, lo principalmente aparente. Mas ¿eres realmente otra persona con
ello? Los armarios que lleva la gente acaban repletos de esqueletos, pues,
cuando ven que el mundo les reniega deciden renegar de sí mismos. Y no quieren
ser esa misma persona, que, a fin de cuentas, siguen siendo. Pues no se pueden
escapar de quien son, de ellos mismos. Ellos son su voluntad, y veo que tantos
son capaces de renegarse con gran facilidad, gracias a la máquina. La flor
pierde con el asfalto, el gigante pisotea todas las flores que nacen en medio
del estiércol. Por esas flores, sufro, no solo por mí. Porque, ellos son
también mi mundo, porque ellos son el reflejo de lo que yo soy, y en esta
identificación, en el tú, me encuentro con mayor facilidad a mí mismo.
De
pronto el teléfono suena, me acerco a él sin saber si contestar. Levanto el
teléfono. Escucho una respiración a través del teléfono.
-Diga
-¿Esteban?
-¿Quién
habla?
-Soy
yo, Glenn ¿No me reconoces hombre? ¡Soy tu viejo amigo!-
¿Otro personaje en el cuadro? No me jodas que me están mareando...