Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Bienvenida Sangrienta Malvenida

lunes, 28 de enero de 2013

Segundo Movimiento: Sexta Parte

Por: Prometeo


-¡Levántate!-

Era la voz de Sofía, lo sabía. Abro la puerta, y la veo parada, con dos bandejas con comida que colocaba sobre la mesa. Llevaba un vestido negro increíble, se veía tremendamente radiante, parecía casi que brillara.
Se sienta en la mesa y me mira severamente

-Me he enterado de que estas bajo tratamiento.
-¿Qué?- Tenías que joderla, si hasta ahora ibas de puta madre. En vez de quitarte el vestido, has preferido hablarme de ese imbécil.
-¿Yo? No ¿De adonde ha venido eso?- le dije mientras tomaba un par de palillos chinos y abría una de sus cajas- Ya sabía yo que no venias simplemente a verme…
-No sacas nada con negarlo, conozco al psiquiatra, es un amigo de mi…-Hizo una pausa miro hacia abajo y escondió los labios- Estoy aquí más que para verte, estoy aquí para ayudarte.
-Yo no te he pedido ayuda
-Pues, estoy aquí de todas formas…

La miro y no se identificar como me siento.

-¿Y cómo se supone que me vas a ayudar?
-Tienes un tratamiento que no estas siguiendo  (Si, lo sé, podría ir a tu habitación y pillarme una botella de whisky vacía, o casi vacía, con facilidad), mi rol será ayudarte a seguirlo-
-Joder, vienes a traerme la ley del psiquiatra ¿Es que te interesaste por la carrera de poli también?
-Me interese por ti, algo que ni tú haces para ti mismo, por lo que veo- me dijo mirándome, ofendida.
-Me estas manipulando, siempre lo hacías, ya lo puedo ver – le digo- vas a convencerme con ese tipo de cosas para que me llenen de pastillas y me vuelvan un puto zombi andante-
-Quiero que estés bien, no tenemos por qué seguir al pie de la letra lo que dice el tipo, veremos qué es lo más adecuado para ti según se vaya dando- me dijo sonriendo.


Quizás pueda poner algo de mi parte en el tratamiento, a veces no es fácil soportar todos los síntomas que se han presentado, debo confesar que no es solo la irritabilidad, algunos problemas de sueño, o más aun, las lagunas mentales. Quizás, sin los diversos extraños episodios, pueda estar más listo para patearle el culo al mundo.


-¡Maldita! Sabía que lo harías…-le dije mirándola
-¡A veces me cabreas tanto!- me dijo seria
-También, aunque son más las veces que no quiero que te me arranques…

Se ha sonreído y ha mirado para abajo. Quiere evitar el asunto, lo noto. Pero yo tampoco voy a dejarla regalada, así que, que se acostumbre a sonreír mirando para abajo, al menos, hasta que ceda, si es que cede. Puta comida china con carne y toda la mierda de sodio (que me encanta), tendré que masticar una jodida lechuga.

-Empecemos por lo principal, debes pasar por el tiempo de abstinencia para clarificar. Quizás sin darte cuenta te pasaste y te zambulliste, quizás lo empezaste a necesitar.
-Joder, Sofía ¿Es que me quieres matar?- le respondí- ¿te tragas que todo sea producto de volverme un poco drogata?
-No estoy seguro de que es todo, para ti…-
-Lo sabrías si no te hubieses ido…- El anterior era de preparación, ahora empieza el primer round. Golpe.
-Lo más probable es que hubiésemos tenido que ir los dos al psiquiatra – golpe de vuelta
-O que ninguno tuviese que ir…- ¡Pero que gancho!

Ha mirado para abajo otra vez, molesta, mira alrededor de la habitación. Está hecha un lio. Hay botellas vacías por diversas partes, además de sangre seca por cortes con botellas que rompí. Por diversos lugares se ven colas de porro, y solo un lugar, la mesa pequeña, esta sin polvo. Había que tener un espacio mínimo para no irritar tanto la nariz, si me explico al buen entendedor. Snif.
Parece que termino el primer round (O ¿Habrá sido un knock-out?), esta pensativa y silenciosa. Esta casa fue su casa también, jamás había llegado al estado en que estaba el día de hoy, en caos, desorden y deterioro higiénico. Parece no estar muy segura de que decir, pero algo quiere decir. Parece que empieza el segundo round.

-¿Es que no ves que estas hecho un desastre?-me dijo sin mirarme. Se lanza
-¿Y es que tú no ves a todo lo que renunciaste? ¿De verdad fue tan fácil acostumbrarse al dinero y la comodidad en la maquina?-Golpe de vuelta.
-Es mejor que las ruinas que eres tú, en este instante- Uff ese dolio. 
-Dime que no amaste vivir todo lo que vivimos aquí…- Cubrirse

Mira hacia abajo, luego alza la mirada,  clavándome sus ojos de lleno en los míos. Me invadió por completo, he quedado indefenso.

-SI… -¿El mejor SI? No, pero si el tercero. Me había llenado de miel otra vez, ya no me sentía como una frágil máquina, sino como un animal, vivo.
-¿Y por qué te fuiste? ¿Cómo es posible que algo tan alto muriera así como así, de la noche a la mañana?- Un golpe torpe
-No fue de la noche a la mañana… nos empezamos a hundir, poco a poco...-me dijo con tono controlado- siempre pensé que había algo que te preocupaba y que no me lo decías, siempre pensé que había algo que de verdad te importaba y no me lo quisiste mostrar…
Era verdad, jamás quise hablarle de los sueños de Sangrienta, el asunto hasta para mi aparecía extraño, y, no sé, quizás podría por alguna forma generar conflicto. No quería que se alejara, me dejo tirado y perdí ese sostén, aquel que resistía el peso de mi cordura.
-¿Me equivocaba al pensar eso?- dijo, mirándome. Y me remata, parece que me va a ganar el round.
-No…-dije mientras sostenía con la mano mi cien.- Más que cualquier cosa…no estaba seguro de cómo lo verías.-(cubrirse)
-Nunca estas seguro… - Golpe, sabía que venia
-Contigo, siempre- Miren ese gancho señores, me recupero
-Entonces te falto decisión. Quizás si hubieses prestado atención a algunos detalles importantes, nosotros ahora estaríamos celebrando un jodido aniversario, o algo como esa mierda- Golpe directo
-Ahora tengo esa decisión-“A ver qué me dice después”
-Quizás ahora ya es muy tarde...-me dijo mirando para el suelo. 

Ha ganado el puto round. Me ha jodido, como de costumbre. No entiendo cómo puedo caer con tanta fuerza en el engaño de la especie, y esta focalización persistente en ella. Algunos simplemente pasan página y punto, me da a pensar que se leyeron la página a la rápida, y a medias. Bueno, más allá de ese esquema, estoy en la constante necesidad naciendo de lo primitivo, por ella, y con el resto apenas se digna a mirar. No esperaba todo esto por recoger el pequeño collar en la calle, aunque, es necesario que lo diga, no me arrepiento jodidamente de nada.

Me siento en una silla, como abatido emocionalmente, sucumbido ante la figura de Sofía, otra vez. Mastico una hoja de lechuga y Sofía me mira raro

-Te traje comida y te comes una lechuga. ¿Lo haces para molestarme? –Me dijo sonriente- al menos ese niñito sigue ahí, me da la esperanza de que…-comienza a jugar con los palillos chinos.
-De que…-
-Quizás podríamos distinguirlo bien cuando te recuperes.-me dijo, mientras comenzaba a comer- ¿A que viene el rollo de la lechuga?
-Nada, estoy evitando el sodio y la carne por un par de semanas- le dije, no quería mentirle, pero tampoco quería contarle lo de “Los Maníacos”.
-¿Y eso para qué?-
-Exámenes-
-Exámenes de…- contra las cuerdas, me lo va a sacar.
-¿Te dije que estas radiante el día de hoy?- una evasiva torpe.
Se ríe y mira hacia abajo. Avanza- ¿Por qué evitas el asunto? ¿Qué es lo que no me quieres contar?
-¿Y tú porque miras para abajo una y otra vez, y evades cada cumplido?- le dije, mi evasiva conducía a su evasiva, retomo terreno, ya no estoy contra las cuerdas.
-Por qué se te ocurre actuar siempre tarde… Y ahora, esas lindas palabras solo pueden hacer daño.- dijo mirando hacia abajo. Golpe.
-¿A que le temes?- avanzo un poco más, tengo que poner presión
- A herir a quien sea, cuando no se lo merezca- me respondió, con una mueca triste.
-¿Y quién no se lo merece? ¿Yo? ¿Tu niño bonito? – avanzo más, necesito presionar más. – Aunque no lo quieras, de cada cosa que hagamos, alguien saldrá dañado. Si no quieres herir a nadie, es mejor que no te muevas.
-Tal vez no debería moverme…- golpe
-Eso significa que te quedarías en este departamento, conmigo- le dije. Golpe.
-O eso significa que debería dejar las cosas como están- Gancho en plena cara.
-¿Y ahí se termina todo?- le pregunte. Estoy casi acabado, pero tal vez, si presiono un poco más…

Silencio… No se atreve a decir nada. Yo tampoco. ¡Tiempo! Me ha ganado por puntos el round. Otra batalla perdida ante ella. Increíble que quieran que le patee el culo al mundo, no siendo capaz de enfrentarme con dignidad a esta mujer.

Se acerca, y me abraza.

-¿Cómo se va a terminar todo si todavía estoy aquí?-

Me aprieto a ella para que no se me escape, es como regresar a esos días donde nos teníamos el uno al otro por entero, o casi, por entero.

-No te va…
-Por favor, no me pidas ni me apures…- dijo Sofía sin separarse de mi- todo esto ya es muy difícil y no sé qué pensar…

Permanecimos en silencio, abrazados, unos cuantos minutos, y cuando se me escapo de entre los brazos, no sabía que decirle.
Me ha besado en la mejilla, quemándome.

-Sera mejor que hablemos luego… está todo muy fresco y no es fácil de tratar.-  dijo retrocediendo- te veo al rato, no consumas nada con alcohol, ni te drogues. Pon de tu parte.

Se acercó a la puerta, se ha detenido con la mano en el picaporte. Va a voltearse. Abre la puerta, y se marcha, sin mirar atrás.

¿Cómo es que entro? Evidentemente aún tiene llaves de la casa, nunca se las pedí, pues cuando se marchó todo fue tan repentino que nunca supe cómo reaccionar. Parecía todo marchar bien, si note que Sofía se había ido alejando poco a poco, pero nunca nada drástico, siempre parecía que teníamos algo inmensamente sólido. De una noche para otra, Sofía no ha llegado a casa, al día siguiente cuando vuelvo del trabajo encuentro una nota que dice que pasara la noche afuera, y a la siguiente noche, la encuentro con sus maletas en la puerta, diciendo que se marcha, que se marcha a vivir con su novio.
Paso tan jodidamente rápido que no supe que decirle, me quedé estupefacto, sin aire. Pensaba que íbamos bien, pensaba que no hacía falta poner título, que nosotros ya éramos eso que se supone que ella ahora ya tenía. Pensé que llenaba su mundo, luego vi cómo se limitaba a sostenerme, sencillamente, en un momento se cansó y ya está, se fue con cualquier burguesito.

Nunca le grite, nunca le lance las mil y un maldiciones que salían cada noche al notar su ausencia. Me limite a alejarme de ella, evitarla, no contestar mucho el teléfono, ir a lugares donde no me la encontraría, llegar tarde a casa, cosa que si volvía, no me encontrase. No quería enfrentarme a que yo tenía la culpa, ni siquiera quería verla de nuevo, porque tenía miedo a como reaccionaria ante ella. Me sostuvo, y cuando se marchó me dejo caer. Ya no era más que un montón de ruinas dispersas, en un solo cuerpo, y en mil lugares a la vez.

Pero quizás, ahora es distinto. Antes no había salida. ¿Y ahora? Tal vez… quería, verdaderamente quería creer que sí. Si no lo hacía, estaba forzado a la resignación, a vivir lo que me quedaba por vivir, como una constante ruina.

Saco un cigarrillo, y me voy hacia la ventana. La veo cruzar la calle rápidamente, mezclarse entre la multitud, y en la esquina, doblar y perderse. El humo sale despedido del primer cigarro del día, como contaminando estos primeros momentos, invadiendo sutilmente mis interiores y el ambiente, solo con su arder. Es algo similar a como deseo vivir, incinerándome con mi alrededor. ¿Qué iba a hacer con este otro trato día libre? Otra vez me veía así, con tiempo  a disposición, y nada que hacer. Mientras el humo sigue saliendo del cigarro, permanezco en la ventana. 
El viento se desliza suavemente, levantando parte del polvo o botando varias colas de porro al piso. Siento la briza en el rostro, y como el humo, me van dando ganas de dejarme llevar. Comienzo a recorrer con mi vista las nubes, el cielo, luego un par de edificios, y sus gigantografias con las que inundan la cotidianidad de los sujetos envueltos en ella. Consumir es vivir, en este lugar. Donde hay necesidad, se saca partido de ella, y cuando no la hay, la ciencia y la tecnología se ponen a disposición del mercado e inventan  una nueva. Es la época del horno microondas, el Internet, los celulares y la televisión. Una comodidad exacerbada al coste de la propia vida, de invertir nuestra vida en los engranajes de la gigantesca máquina, ama y señora del consumo y la necesidad. Y, cuando vas camino al trabajo, o a la escuela (quizás de vuelta, o a un descanso de ambos) te topas con esa gigante imagen de letras grandes y mensaje optimista, llamándote a tener el nuevo producto. Y al final, sin darnos cuentas, tratamos de identificarnos con nuestros productos. Ante nuestras necesidades, vemos en estos productos la identificación. Y reducimos nuestra vida a identificarnos con esta acumulación constante. Al final, buscamos el reflejo de nosotros mismos, no en el hacer, si no en el tener y ahí nos caemos de lleno en la maliciosa trampa de la máquina. Al final, acabas siendo tu ropa, tus zapatos, tu computadora, tu teléfono o Internet, tu auto, o tu acumulación intelectual, sexual (realizada o no) y tu casa. ¿Y qué hacemos al encontrarnos que no basta con la acumulación actual para convencernos, identificarnos de manera completa, o siquiera entendernos? Continuar con la acumulación, renovarla, cambiarla. Cambia tu ropa y tu peinado y todos te dirán que pareces otra persona. ¿Y eres otra persona? Algunos así  lo creen, y por eso, cuando ya no se soportan más y desean cambiar, necesitan cambiar ese tipo de cosas, lo principalmente aparente. Mas ¿eres realmente otra persona con ello? Los armarios que lleva la gente acaban repletos de esqueletos, pues, cuando ven que el mundo les reniega deciden renegar de sí mismos. Y no quieren ser esa misma persona, que, a fin de cuentas, siguen siendo. Pues no se pueden escapar de quien son, de ellos mismos. Ellos son su voluntad, y veo que tantos son capaces de renegarse con gran facilidad, gracias a la máquina. La flor pierde con el asfalto, el gigante pisotea todas las flores que nacen en medio del estiércol. Por esas flores, sufro, no solo por mí. Porque, ellos son también mi mundo, porque ellos son el reflejo de lo que yo soy, y en esta identificación, en el tú, me encuentro con mayor facilidad a mí mismo.

De pronto el teléfono suena, me acerco a él sin saber si contestar. Levanto el teléfono. Escucho una respiración a través del teléfono.
-Diga
-¿Esteban?
-¿Quién habla?
-Soy yo, Glenn ¿No me reconoces hombre? ¡Soy tu viejo amigo!-

¿Otro personaje en el cuadro? No me jodas que me están mareando...

Bienvenida Sangrienta Malvenida

Segundo Movimiento: Quinta Parte.

Por: Prometeo


La habitación estaba tan densa en humo que apenas se podía respirar. Era como nadar olfativamente en el suave olor de la hierba, el humo del cigarrillo, el de un habano y un inciensiaro.

Fijo mi vista en la mesa, cajetillas de cigarrillos vacías, los vasos sucios (que resultaban en una extraña mezcla de sabores como por ejemplo Whisky-Cerveza) ¿Quién va a limpiar algo en esta casa? Todo el jodido grupo, Los Maniáticos, reunidos alrededor de la mesa, me miran fijamente, como esperando a que diga algo.


-Dos semanas…- dijo fuerte Albert- en dos semanas conocerás a Kain, si todo sale como debería ser, si Diego esta en lo cierto, entonces debemos llevarte a conocer a Zenón.
-No entiendo nada, no sé de qué va todo este extraño rollo ¿Qué es eso de La Chispa?
-La Chispa es quien detona la explosión, la gran incineración, proceso cíclico inherente a nuestra naturaleza. Cuando se ha llegado al límite de acumulación de combustible, gas y prendes una chispa ¡Paf! Ahí es cuando en una llamarada de fuego, se resetea la historia, las ciudades se derrumban, los Estados se desmoronan, retornamos en parte a nuestro estado más natural. Es liberación, es destruir a todo lo que es realmente ajeno a la voluntad del sujeto, su sí mismo, como voluntad. El gas esta inmensamente acumulado, eso es evidente, estamos en el borde del fin de la historia, el empoderamiento capitalista socava la existencia general, incluso la propia del capitalista. Los consumidores, siempre se piensan de forma prototípica. Y ahí es cuando llega el momento de incinerar, de generar que la fuerza hegemonica no sea una alienación, sino una liberación conjunta. Nos dicen “Los Maniacos” pero, realmente, amigo mío, nosotros profesamos el culto a la Diosa Libertad.- me ha dicho Diego, mientras Albert lo miraba atentamente.
-¿Qué carajos? ¿Sois una secta?
-Nuestro culto lleva años y años, esperando el momento de acumulación de gas y La Chispa, según dicte señales de nuestra Diosa
-¿Y qué es esto? ¿Se comunican con ella? Parecéis como estos palurdos de los domingos por la mañana…
-Kain y Zenón, son los primeros sacerdotes. La Diosa, ha escogido esta época como el fin de la historia,  y las señales indicaban que lo primordial era encontrar La Chispa, y agrandar las filtraciones de gas- dijo Mariano
- ¿Cómo sabéis que todo es cierto y no un simple delirio?
-Nuestro culto tiene más tiempo del que imaginas, y más miembros y células de lo que crees. Nos movemos relativamente en silencio. Ósea, a la poli les cuesta pillarnos, pareciese que nunca estuviésemos juntos; solo un loco… Viajes… Los enteogenos son unas de las formas de comunicación con la Diosa. En nuestros viajes hemos encontrado, cierta, conexión con la Diosa, aunque no tan profundamente como Kain y Zenón.

-¿Y qué? ¿Se supone que La Chispa soy yo? No soy un maníaco como ustedes, no entiendo cómo piensan que yo podría detonar una explosión gigante.
- Eres un maníaco, solo que no lo notas, creo que la experiencia del otro día debió haberlo dejado bastante claro.
- No quería hacerlo… estaba al límite…
- Era necesario y lo sabes. Aun no estás listo, muy probablemente. Eres un diamante en bruto, quizás. Si es así, no vas tu, solo, a generar la explosión, vamos todos.
- ¿Esperáis que yo haga algo realmente? ¿No te parece descabellado pensar que un tipo que ni siquiera conoces, se va a sumar a tu delirio y encima, lo encabezara?
- Dime que no lo deseas

Y lo note. Realmente, todo esto parecía la única puerta de salida al encierro en la máquina, no ser la piececilla útil que querían que fuera. La puerta que asomaba se llamaba liberación, con todo lo que implicase. Realmente, si lo quería y lo quiero. ¿Cómo es que ha podido ser que todo mi odio contra el mundo se materializase, hipotéticamente, que vendría una jodida secta proclamándome un puto significado y trato? ¿No es como demasiado alejado de la realidad? Normalmente, quienes logran ver más allá del velo, se resignan o se venden. Tenemos a manadas de perros chillones y un resto de animales salvajes con camisa, corbata y mascara. Siempre pensé que acabaría como perro chillón, nunca me plantee la necesidad de cambiar la situación, de darle una bofetada al mundo, de vuelta, a ver si con eso lo ponemos en equilibrio.
Pero estos tipos, de ser cierto todo lo que dicen, quieren implicarme de forma práctica en esa tan llamada explosión. Siempre mire sentado, siempre me queje y refunfuñe sin parar, sin dar cuenta de que no hacia absolutamente nada de forma práctica para que esto fuese diferente, quizás por eso Sofía se fue... ¿Y cómo? ¿Yo contra el mundo? ¿Cómo se va a producir la explosión?
-¿Pero cómo? ¿Cómo enfrentarse a tamaña maquina?
-Es una guerra, hermano, todo lo necesario vale- dijo Albert
-¿Y qué? ¿Queréis incendiar la ciudad completa?
-Todo aquello de donde emane degradación, todo aquel que soporte el brillante peso de la Libertad es nuestro hermano- Dijo Diego
-¿Te das cuenta que necesitas un ejército para eso? ¿Qué hay de la gente que, sin querer, por cruzarse bajo fuego cruzado, muere? – Les pregunte
- Si necesitamos algo como un ejército, lo armamos, ya tenemos varios Maniáticos. Incluso, hay células, que funcionan de forma independiente en todas las ciudades del jodido mundo, estamos en todos lados, aunque no hayas sido capaz de vernos. Somos simples “locos”, pasamos por “borrachos, drogatas, maniacos”- dijo Nicolás
-Me dices que tienes un culto de miles y miles de seguidores, dispuestos a quemar el mundo. Eso sí debe ser un delirio
-Bueno, en este mismo momento no, aún hay trabajo por hacer- dijo Albert- Aun hay que trabajar mucho sobre el dominio ideológico, sembrar algunas semillas de duda y caos.

Todos guardan silencio y continúan mirándome

-En dos semanas no comas carne, ni nada que contenga sodio, para preparar tu cerebro para tu Viaje inicial, quizás conectes más con la Diosa.- dijo Héctor
-Me parece arriesgado, si es La Chispa, sin preparación, en su viaje inicial puede no soportar la posible potencia de fuerza con que se le comunique la diosa. – Dijo Albert- que conozca a Kain, si confirma, le preparamos con Zenón, y lo enviamos en su Viaje inicial.
-Wow, ahora resulta que tengo que hacer lo que decís
-¿Quieres ser parte o no?
-SI…- Es el segundo mejor SI que he podido decir.
-Qué bueno, porque si no, te forzábamos-dijo Nicolás riendo
-Qué bueno, entonces, esta todo en orden, haz lo que quieras, sabemos dónde vives y te buscaremos cuando sea necesario, o bien, ven cuando lo creas necesario.- dijo Albert
-¿Y cómo abro esta jodida puerta?
-Reconocimiento de voz, el puto Albert invirtió bastante en ello- dijo Nicolás
- Solo párate frente a la puerta y di “Hola muralla ¿Cómo estás?”-
-Así conocimos a Héctor, entro de casualidad, saludando una muralla.
-Ustedes estáis locos…- dije
-Estamos, amigo mío, somos a quienes la maquina no pudo convertirle en piececilla útil, por eso como sociedad, nos han dado la espalda, la ideología de la maquina fuerza a alejarse de todo aquello que no es capaz de comprender, o bien, utilizar.
-Bien, será mejor que me vaya a casa, ha sido un día extraño…-les dije
-Nos estaremos viendo, Chispita- dijo Diego
.
Al acercarme a la muralla, veo el dibujo de una mujer, cuyos rasgos se me hacían bastante familiares. Me quedo frente al retrato, mirándolo, algo de ello me recuerda profundamente a Sangrienta. ¿Tendrá algo que ver? Aunque, se parece, tampoco es igual a como se me ha presentado Sangrienta en los diversos sueños.

-Ese es un boceto de nuestra Diosa…- me dijo Diego, muy cerca.
-Se parece mucho a alguien que se me ha aparecido en sueños…- dije- aunque no es igual…
-¿Cómo es eso?
- Es difícil de explicar. En el sueño tiene el cabello de un color rojo, realmente rojo, su mirada es tremendamente profunda e irónica, maliciosa, sus ojos son como caleidoscopios,  tiene caderas más amplias, sus ojos parecen los de una pantera…
- Tienes que estar jodiendo…
-¿Qué pasa?
-Es exactamente como he querido dibujarle, pero no he podido, no soy buen dibujante… Pero, y si es así… ¿no será que...?
-¿Qué?
-¿Y si la Diosa ya se te ha comunicado a través de sueños? No he sabido jamás de aquello, al menos de forma directa, normalmente en los viajes es cuando se provoca la conexión, pero quizás a ti te buscaba, y por eso se ha metido en tus sueños…
-Y siguen con lo mismo… ¿Entonces qué? ¿En el sueño, esta mujer que se me ha aparece es una Diosa?
-La Diosa… quizás, no lo sé, hubo un caso, pero es complicado… ¿Qué es lo que ha hecho en los sueños? ¿Te ha dicho algo? O ¿Tan solo se te aparece y la ves?
- Parece querer enseñarme algo, me ha hecho pegarme un tiro, no lo sé… es complicado de explicar…
-Pues, entonces has lo que te he dicho, nada de carne durante dos semanas y nada de sodio. Nos arriesgaremos a llevarte a tu primer Viaje. Si realmente te has conectado con la Diosa en sueños, puede que te resulte más fácil soportar la conexión con la Diosa…-dijo Diego en voz baja – no se lo menciones a Albert… probablemente quiera hacer toda esta mierda más lenta…

Hasta los Maniacos tienen rencillas internas, al parecer.

-Nos vemos, mucho por hoy… - le dije

Diego aprieta un botón junto a la pared y la muralla cede. Camino por el callejón, miro hacia atrás y la puerta se ha cerrado, parece una simple pared de ladrillo, al final de un callejón.

Me sumerjo entre la multitud y comienzo a deambular. ¿A dónde iba a querer ir? Todo el día ha sido jodidamente extraño, Ayleen, Sofía y Los Maniacos… Hoy no tenía ganas de irme a emborrachar a la barra y quejarme de la mierda del mundo, hoy, en mucho tiempo, parecía mi vida tener una salida a todo esto, concreta, aunque aún desconozco que traman…  ¿Y Sangrienta? ¿Sera una Diosa, o el reflejo de mis deseos reprimidos, o bien mi necesidad de encontrar un quiebre? ¿Cómo todo, azarosamente, desemboco en aquello? Sea lo que sea, al menos, tenía una semana libre del trabajo para pensar bien en todo esto.

Son cerca de las tres de la tarde, no he podido dormirme por la noche, recién cuando amanecía, el sueño me ha entrado. Entre tanta cosa en la cabeza, se me hacía tremendamente difícil conciliar el sueño, y cuando ha llegado, fue como cerrar y abrir los ojos. Me siento cansado y desganado, aun desconcertado por el asunto de Los Maniacos, aunque, ansioso y algo alegre por no tener que trabajar durante la semana, aunque, repito molesto, por tener que ir a dejar el jodido certificado del psiquiatra a la oficina. Jodida burocracia.

¿Qué significara exactamente “la explosión” para Los Maniacos? Estas calles, densas albergan mil historias. ¿Y si al final jodemos a gente que no se lo merece? Albert repite y repite, “a menos que sea necesario” en mi cabeza constantemente. Las calles, de noche pasaran a oler a cenizas y habrá calor, caos, destrucción, fuego. ¿Y si esa mujer rubia que en ese momento pasa junto a mí, dirigiéndome la mirada con curiosidad, llegase a morir entre fuego cruzado? Claro, llegamos e incineramos la causa origen del problema, si ella resiste el embiste, puede vivir el inicio de un nuevo ciclo histórico humano, civilización 0. Quizás se une a la causa, se une a la masa irascible que participa del estado de caos. Lo cierto es que ya paso, y jodida perra, sé que no me recordaras. 
Resulta evidente apreciar la intrascendencia completa de la humanidad en la eternidad de la existencia. Somos mero fenómeno, que el momento baile a que languidezca. Quizás somos el placer de La Voluntad, de poder mirar la muerte, solo gracias al fenómeno es capaz de apreciar su propia muerte, individualizada. Olvídame, que posiblemente, yo también te olvide, luego moriremos y nos recordaran nuestros hijos, que morirán y seremos olvidados por ellos. Luego, nietos, bisnietos y llegamos al completo olvido, mero papel pasado por las oficinas burocráticas. El registro de nuestra vida acabo siendo solo un número. Nos jodemos, porque igual, caeremos al olvido.
-¡Eres jodidamente hermosa!- le grito desde ya lejos.
Me saluda con la mano y sonríe. Ahora soy una anécdota. Le lanzo un beso y doy media vuelta.

Parece que a la señorita de la oficina, que me recibió la licencia, no se encuentra muy bien. Aparte del tono tosco y despreocupado, y responder lentamente a los quehaceres manuales, la tipa te mira raro por la licencia por stress. Quizás piense que estoy loco y que le quiero comer la cara. Pues, entérate, maldita, tu cara no es de mis preferencias.
Salgo aprisa, enciendo un cigarrillo, otra vez en las calles. ¿Ahora qué? Tengo una semana completa libre y no se bien que hacer. Los Maniacos son mi única opción, además del sucio bar, o, quizás marchar a casa. No estoy acostumbrado a tener tanto tiempo a disposición. Me marcho camino a casa, resignado a pensar, beber y drogarme algo.

De pronto entre las multitudes escucho una voz que dice mi nombre

-¡Esteban!

Me volteo rápidamente, tratando de identificar entre la multitud, quien me buscaba. Espero que no sea Sofía. Pelo negro. No.
Una mujer entre la multitud, de polera lila y falda extravagante, negra. Ayleen.
-¿Cómo estás?- me dice, una vez esta frente a mí
-Para serte sincero, con la cabeza resquebrajada. Aunque la cosa se ve mejor que peor. ¿Qué hay de ti? ¿Te atrapo tu papa?
-Si… empezaron con los antidepresivos y ansiolíticos-me dijo haciendo una mueca en la boca.
-¿Cómo es que no veo un zombi frente a mí? Acá me huele a trampa
-¡Me pillaste!- dijo sonriente- no me los estoy tomando, estoy tratando de, no lo sé, ¿Enfrentar mi propia maquina?
-Pues te veo bonita y alegre- le dije
-Yo te veo guapo y desorientado.-
-Lo confieso, soy un caos.
-Somos de la misma especie, quizás.- dijo entre risas- ¿Tienes algo que hacer? Iba camino a casa ahora mismo.
-Creo que puedo darte un espacio en mi copadísima agenda
-¿Un bar?
-¿No tienes 17?
-¿Y? ¿Crees que no voy a bares?- se rio
-Bueno, bueno, pero evitemos REM.
-¿REM? Es excelente… pero tengo otras ideas.
-Te sigo
-Claro, claro, está por aquí - dijo mientras emprendió rumbo en una dirección- ¿Ibas a casa también no?
Me ha cagado, de la risa principalmente.
-Se joden las putas libretitas.

Colocamos los vasos sobre la mesa y los sirvo. El ruido inunda el ambiente, mil y una conversación se unifican como barullo. Enciendo un cigarro, tomo el vaso sobre la mesa, bebo un largo sorbo y miro a Ayleen, mientras subo los hombros.
-Es mejor que mi casa, no soporto las murallas de mi pieza…- dijo Ayleen
-Supongo, yo me pongo como animal en encierro- le conteste- ¿Qué pasa con tus padres?
-Me quieren… pero no entienden, aunque traten. Y bueno, si ni yo me entiendo a mí misma… el caso es que, no lo sé, estoy harta de ser tratada de pesimista y depresiva por decir lo que realmente pasa.
-Es jodidamente increíble como cuantos creen que la cosa va bien, cuando están comiendo mierda- le conteste- me parece que a la mitad ya le han hecho el trabajito en la cabeza.
-Si… y es un asco generar lazos emocionales cuando hay tanta discrepancia en nuestra forma de ver el maldito mundo- me dijo- al final, siempre soy la rara, la deprimida, la tonta
-Son todos unos putos de mierda- le dije- al menos nosotros vemos las cosas parecido
-¡Ojala hubiese una posibilidad de joderlos a todos!- me dijo
Puede que la haya… me limite a reír y brindar.

Pasamos un par de horas más bebiendo en el bar, hablando sobre un par de mundos olvidados, posibles, y otros no tanto. Una chica como ella, cuando era comprendida, parecía menos golpeada por la miseria del mundo, parecía un animal dulce, salvaje, brillante quizás
.
Al salir del bar, el viento nos ha dado en la cara, el frío entraba de a poco. Parecía que volvíamos a la realidad. Luego de un abrazo y un hasta luego, me despedí de Ayleen y emprendí camino a casa, lentamente. No tomaría micros ni nada, hoy quería sentir el frío, si era necesario.
Junto a mí, pasa una pareja, la chica bastante risueña lleva rápidamente a un tipo despistado por la calle, me recordó a la imagen que siempre dábamos por las calles con Sofía. O, la que creí que dábamos, al menos.

Llego a mi casa y saco hierba suficiente, enrolo un cigarrillo de marihuana y me coloco junto a la ventana, con una botella de whisky y varios cigarrillos.
Por la calle se hace cada vez menor el flujo de gente, la mayoría de los que pasan, lo hacen a gran velocidad, como asustados del peligro de la noche. Otros, hacen el mayor ruido posible, como para indicarle a la ciudad que aún hay gente en pie, como para recordarnos realmente lo que pasa, por más silencio que haya en la ciudad, esta, jamás duerme. Podrá irse a dormir la gran mayoría, pero aun, hay un par por las calles, drogados, con intenciones de gritarle al mundo su presencia, los alejados de la legalidad, las partes de la máquina que aún se mantienen haciéndole funcionar (hay montones de labores, de la máquina, nocturnas) y los insomnes involuntarios.

Los últimos, guardamos silencio, nos deslizamos o escondemos en nuestro refugio y miramos por la ventana, fumamos y miramos por la ventana, leemos bastante en la computadora o en libros (de preferencia), bebemos tranquila o fervientemente y volvemos a fumar. A más de la mitad de los insomnes involuntarios, nos llenarían de ansiolíticos, pues, en nuestras horas de oscuridad estamos siempre a solas. Es en la oscuridad que muchos logramos ver lo que el resto no ve. Porque estamos enfrentados a nosotros mismos, por lo general adicionalmente al silencio. Y es como nos damos cuenta lo solos que estamos, aunque crucemos palabra durante todo el día con medio mundo. Cuando entendemos eso, es cuando la máscara de la maquina se cae, cuando pierde sentido ese sentimiento de comunidad que aparenta tener. El viaje en metro o micro es un ejemplo claro. Aunque vaya llena, la mayoría va sola.
En la oscuridad, nos separamos y distinguimos del resto del mundo, vemos, que en esos momentos en que no podemos sumergirnos en el descanso, no hay nadie para aliviarnos los miles de demonios que nos atacan. Porque es así, no importa cuán profunda pueda ser una conexión, jamás será completa. Nunca viviremos en alguien más, y ese alguien más en nosotros, lo único que quedan son imágenes, acumulación de experiencias, caracterizaciones y expectativas. Si, no niego lo impresionante del choque de deseos, no niego que mataría por tener a Sofía junto a mi en este instante. Pero, luego de varios besos acalorados como fogón, y el desliz de nuestro cuerpo entre las sabanas, la mezcla de sudores y el sonido de los cuerpos chocando entre si, quizás un cigarrillo, una bonita charla y punto. Ella se ha dormido, y yo quizás también. Cada uno sigue su camino, la conexión fue un instante, un pequeño fenómeno, un accidente entre tanta individualidad. Podemos ser nuestros mientras nos estemos amando, mientras hacemos el resto de las cosas, somos sencillamente un yo.
Si, debo de haberme fumado unos cuatro cigarros y aún sigo mirando por la ventana, divagando, sin encontrar terreno firme a este desvelo que se me viene (y puedo sentirlo) por seguramente horas. Tomo un antiguo discman con el disco “The Dark Side of The Moon” de Pink Floyd, tomo el pequeño pitillo, le doy play y lo enciendo.
Miro la inmensidad del cielo, para ser la ciudad, se ven bastantes estrellas. La luna esta oculta tras un inmenso edificio contiguo. Sé que esto en el campo ha de ser maravilloso.

Inmensos dragones se dibujan en el cielo entre las estrellas y las nubes, algunas tortugas, a veces rostros o formas humanas, pájaros, da para todo. Y es que realmente, nosotros construimos esas figuras aproximadas, la imaginación puede ser un reflejo en el espejo, del subconsciente. Las estrellas y nubes pueden reflejar infinidad de aproximación a determinados objetos, aproximaciones simbólicas, que damos a diversos conceptos. Quizás, el que vea ese par de demonios de nube molestando un pez de estrellas sea indicio de algún significado simbólico, guardado en mi cabeza, como demonios como representación de X concepto que en mi genera un determinado deseo (positivo o negativo) que se traduciría a mi aflicción actual, o motivación, etc. Claro, que si le pregunto al de al lado y también me dice que hay dos demonios molestando a un pez, y otro (adicionalmente) lo asume y sustenta, debemos recordar la posibilidad de que las nubes, posean realmente cualidades necesarias para ser reconocida con relativa nitidez.  Pero esa consideración derivaría de o la nitidez clara, aparente a la vista, o la aflicción o motivación de todos los participantes. Con Sofía solía pasar que al mirar las nubes, veíamos cuestiones relativamente similares, y cuando ella veía algo en particular, me lo indicaba. Yo miraba con ansias y deseo de ver lo mismo que ella, además de la construcción de los diversos significantes, relativamente homogénea con ella. Entonces veía ese castillo en ruinas, entonces veía ese raro reptil con alas. Y lo afirmaba con firme creencia. Con Ricardo no era lo mismo, cuando mirábamos cuestiones como esta (y eso era extremadamente  raro) yo veía algo que el rara vez podía identificar, y cuando él veía algo, yo tenía dificultad en la apreciación de lo que me indicaba, a veces, forzando la imaginación para poder concordar.

Me dejo envolver en la música de Pink Floyd y me lanzo a la cama, al sonido de la bella voz de una mujer. El cigarrillo permanece humeando desde mi boca, la cama se me hace inmensa. Aunque esta vez, quizás, pueda disfrutarla en vez de envolverme en la ausencia. Quizás esa es la puerta trasera de la máquina, lo que no vieron; que había locos como nosotros dispuestos a hacerle arder. Aunque, ni idea de cómo y cuándo.
Y así se van pasando las horas, hasta que de pronto, se puede distinguir la claridad del día. Es como la señal, es aviso de la llegada de mi descanso. Cierro los ojos y sin darme cuenta, caí.




Me encuentro en las faldas de un cerro, como algunos aledaños a la ciudad, es de día. El sol resplandece majestuoso, la vegetación inunda el lugar. A lo lejos, me hace señas, ella, Sangrienta, quien al ver que la he visto, ha hecho señal de que la siguiera y empezó a correr. Corrí tras ella, entre ramas, piedras, grietas, atravesando el lugar casi con plena naturalidad.  Es difícil seguir a Sangrienta. Su paso es veloz, su resistencia aun mas, pareciese que por cada paso que avanzo ella avanza uno y medio y poco a poco, me va dejando atrás. En un momento la pierdo de visto y observo como vamos subiendo en la altura del cerro. Desde lo alto, escucho un silbido, Sangrienta, otra vez a correr. Luego de una larga persecución llegamos a la cima. Sangrienta esta sobre una roca, mirando lejos. Me siento en la roca, junto a ella, mientras ella me apunta frente.
Veo la gran ciudad en ruinas. Hay un silencio increíble.
-Te asusta que te mataran a alguna niñita en plena incineración.
-Si…
-Murieron varias, entre los disturbios y la maquina intentando defenderse, también, cuando los edificios comenzaron a desplomarse e incendiarse.- Sangrienta lo dice y me mira- quizás ahora alguna está siendo violada por un enfermo sediento de demostrarse poder. Cosas que pasan con o sin la maquina… una pena que esta pelea, realmente no acabe nunca… Aunque, ha mejorado bastante

Guardo silencio, no se muy bien que decir.

-¿El fin justifica los medios?- le pregunte
-Lo que se enjuicia es el fin, y es bueno recordar que el método, siempre está situado en la necesidad.-
-Era necesario entonces que murieran esas niñas.
-Era necesario que la maquina cayera
-Y ellos son el daño colateral
-¡La vida se vive así! ¿Tú te crees que con todas nuestras acciones, tenemos percepción de cómo se desenvuelve ese actuar en la naturaleza completa del mundo? Es imposible, puedo ser causante de una masacre en un país por una bomba atómica sin darme cuenta, solo con dejar mi chaqueta en un bar. No podemos controlar el efecto indirecto de nuestras acciones, la cadena causal es tan amplia que no se puede abarcar todas las posibilidades que pueden detonar nuestros actos, convirtiéndose en causa de diversos efectos. Evaluemos las intenciones directas, lo hemos logrado. El efecto se detono por y para esa causa directa, el daño que ha caído, ha sido el que no hemos sido capaz de prever.
-Seguro no sabías que ese montón de niñitas podía morir.
-Lo sabíamos cómo posible, pero no era algo que podíamos evitar. Nuestra intención directa ha sido liberar a todos de la máquina. En el camino ocurrieron cosas que no eran parte de la intención directa, aunque previsibles, sin embargo, en aquel embargo moral, de identificación con la generalidad de la comunidad, contenida en la máquina, no podemos bajo forma directa hacer absolutamente nada. No habrían revoluciones, ni cambios radicales, solo los establecidos por el esquema hegemónico ideológico. Se asume la liberación como un enfrentamiento ideológico con lo ajeno a nuestra verdadera naturaleza, no luchar por liberarse, es asumir pasivamente la dominación y toda esta degradación que ha traído con ello. - me toma de la mano y se levanta- lo siento por ellos, me alegro por todos los que podrán vivir esta nueva vida. Te llevare a la ciudad para que veas.

De un momento a otro, el ambiente se desfigura en colores, dando ilusión de girar, y luego, se reconforma y detiene. Mis pies pisan las aceras, lo siento.
El paisaje es la gran canaleta. Esta resquebrajada, con restos de automóviles volcados e incendiados, junto a nosotros, la ciudad yacía muerta, en ruinas, completamente en silencio. La hierba comienza a invadir el ambiente, musgo, y diversas plantas que emergían de las grietas. Había un silencio descomunal. Solo se podía escuchar el aletear de los pájaros y el viento, que pegaba fuerte en todo el cuerpo, entre metiéndose en nuestra ropa y agitando el cabello de Sangrienta, levantando grandes cantidades de polvo que asemejaban nubes que pasaban a través de nosotros. Era como si el viento avisara que la ciudad ha sucumbido ante la inmensa naturaleza.
Se acerca y me besa entre la mejilla y la boca, luego me da un empujón- ¡Ni te imaginas la que se está gestando a través de la cadena!

Escucho un ruido de la puerta, la han abierto. Me incorporo rápidamente y busco algún objeto a la mano para defenderme (confieso que llevaba una silla como arma, ante un supuesto asalto). Me acerco rápidamente a la puerta del dormitorio y comienzo a abrirla lentamente, tratando de ver algo en el espacio entre la puerta y la pared. Me decido a abrir bruscamente la puerta cuando...



Concierto de Tripas.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com