Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Noches de suspenso I: "La puerta"

sábado, 3 de marzo de 2012

Por: Armand Valerius


La puerta se abrió con suma delicadeza. Miré. En primera instancia no vi nada, pero, me esforcé para poder observar mejor. Solo se veía la oscuridad del largo pasillo, las tinieblas nocturnas se hacían presentes en total plenitud, junto con un silencio que  acusaba la presencia de algo más que solo la oscuridad en la nada.

No me moví de mi cama. Mi mente comenzó a confundirse, algo extraño y poco común me estaba ocurriendo, el sudor corría por mi frente y mi cuerpo estaba rígido, no era normal. No, no lo era. Todo estaba distinto esta noche, el aire estaba más frio que de costumbre y el ambiente era muy denso e incomodo.

Volví a mirar hacia la oscuridad del pasillo. Sentí un peso en mi pecho y me aferré a las sábanas. Comencé a descontrolarme. El sudor en mi frente era mayor, tenía la sensación de que alguien más estaba ahí, conmigo, en mi habitación. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Me estaba volviendo loco? No, no lo creo así. Nunca estuve loco, ni ahora tampoco lo estoy, la presencia de alguien más se hizo sentir en aquel momento. Intente pensar de forma racional, pero la razón no me daba las respuestas a mis inquietudes, todo era ilógico e irracional, no podía ser verdad.

Estaba al borde del delirio, el corazón latía en mi pecho con ritmo acelerado, un sin fin de ideas vinieron a mi mente e hicieron un caos total con mis pensamientos, sentí que mi cabeza iba a estallar. Pensé en cerrar los ojos para olvidar todo, pero esto no funcionó. Giré la cabeza en dirección a la puerta, un golpe sonó en ella. Luego, la puerta se cerró lentamente, y un silencio sepulcral inundó la habitación.

Sentí que alguien respiraba en mi oído, pero no pude moverme ni un centímetro de mi cama. Estaba desesperado, mi respiración era agitada, en mi cabeza comencé a escuchar voces que no me dejaban en paz, me estaba volviendo loco. Me esforcé por lograr relajarme. Al pasar los minutos por fin logre cierta tranquilidad. Pensé por un instante profundamente.

Después de un momento que se hizo eterno, sentí que por fin se había marchado aquella presencia. Esto último me motivo a levantarme de mi cama y dirigirme hacia la mesa del escritorio. Por un instante creí sentir el perfume que utilizaba Gianella, ese aroma tan angelical que le era característico y que producía en mi la sensación de estar en el paraíso. Si supieras cuanto te extraño amor mío, la falta que me haces, cuanto te necesito a mi lado. Pero la muerte nos ha separado, y mi alma vive en eterno tormento por tu pérdida.

Miré los papeles que se encontraban sobre la mesa de mi escritorio. Estaban en blanco, ya que, pensaba escribir mis memorias en ellos, comenzando esta misma noche. Me senté en el escritorio y tomé los papeles para ordenarlos. Al realizar aquella acción, me fijé que uno de ellos tenía escrito un mensaje, el cual había sido hecho con sangre. Esto me horrorizo, pero fue aun peor cuando leí lo que decía:

        “Volveré mañana para acompañarte.
         Todas las noches hare lo mismo.
         Te amo.”
                                                 
                                             
                                   Gianella

Concierto de Tripas.


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