Capítulo VI
Por: Armand Valerius
Mi nombre es Silú. No me considero un gran
tipo, pero tampoco soy lo peor. En realidad soy tal cual debo ser: como yo
mismo. Se supone que hoy debo salir y reunirme con una de mis amistades, pues
me ha llamado ayer diciendo que debemos hablar sobre lo que se ha venido dando
durante estas últimas semanas. Me carga responsabilidad respecto de un hecho
que, a mi parecer, no fue grave ni dañino, sino que más bien algo que debía
hacer para su propio bien. Hay que despertar de las fantasías ilusas, eso es de
todo mundo sabido. ¿De qué sirve vivir de quimeras? De absolutamente nada.
¡Bienvenidos a la realidad, amigos míos!
Steve tiene que estar con su dilema en
soledad, pues sólo así entenderá su situación, sólo así sabrá la razón de su
perjuicio. La ayuda en estos casos es poco productiva. Cuando el sujeto
experimenta situaciones así debe ser dejado en paz, sobre todo cuando tiene un
carácter como el de Steve. La medicina mental sería, quizá, de algún provecho,
pero con sujetos de esa índole se vuelve algo estéril. El caer al precipicio,
llegar a su fondo, ese es el remedio para toda mente dañada por dilemas
"traumáticos", tomando esta última palabra a modo general, por
supuesto. Creo que debo levantarme, sino llegaré tarde, algo que por lo demás
es habitual.
El día está radiante, el aire es fresco y
el sol alumbra en su justa medida. Perfecto para fumar un cigarrillo mientras
camino al punto de reunión. Creo que voy unos minutos tarde, pero lo más
probable es que me espere, ya sabe que siempre me retraso un poco. ¿Para qué
andar apurado por la vida?
- Hola.
- Silú, como siempre has llegado tarde.
- Ya sabes, es parte de mi naturaleza.
- Deberías empezar a ver aquello, mira que
tu naturaleza es bastante molesta en este aspecto.
- Bueno, tú eres quien tiene el interés de
charlar, así que lo mínimo es que me esperes en caso de que tarde unos minutos.
- Unos minutos sí, pero no una hora. Es
demasiado.
- Lo siento. Tuve asuntos que atender
antes.
- Está bien. Vamos al grano.
- De acuerdo.
- ¿Por qué hiciste eso hace unas semanas
atrás? ¿No te das cuenta que sólo empeoraste la situación? Ahora todo está en
punto muerto, y no veo que vaya a mejorar.
- Fue por tu bien. Me preocupo por mis
amistades. Era necesario todo lo que pasó, sino Steve te hubiera arrastrado a
su pozo de lamentos.
- No lo veo de esa manera. Podía solucionar
aquella controversia sin necesidad de que tú intervinieras. Aparte, Steve
necesita que alguien lo haga entrar en razón, antes de que sea demasiado tarde.
- Verás, me parece que Steve necesita
llevar esto solo.
- Dudo de que pueda. Está empecinado en
tomar venganza, pero apartando de toda responsabilidad, y por tanto de toda
represalia, a la "duraznosa". ¿Me creerías que culpa a todos menos a
ella?
- Sí, te creo. Es algo esperable. Pero se sobrepondrá.
- No lo sé. Anoche lo fui a visitar, y el
espectáculo que encontré en su habitación era deprimente. Había vidrios
esparcidos por todo el lugar de un vaso que se había caído. Y lo peor es que no
los pensaba recoger, pues culpaba al viento por botar el vaso, y al vaso mismo
por ser endeble. Que estupidez.
- Al borde del delirio diría yo. Pero es
pasajero, ya verás. ¿Cómo estaba anímicamente?
- Lo noté lleno de rabia, cegado por el
orgullo.
- ¿Qué te ha comentado de lo que le
ocurrió?
- No mucho. Terminamos en discusión.
- Entiendo, eso también era esperable. ¿Qué
piensas hacer ahora?
- Nada. Ya cumplí con decirle la verdad e
intentar abrirle los ojos a la realidad.
- Me parece bien que dejes a Steve con sus
pesares. Debe ver la realidad por sí mismo. Y tú también. Por tanto no deberías
reprocharme nada de lo que pasó hace algunas semanas atrás.
- Sabes Silú, esta conversación no tiene
sentido. Me marcho.
- Está bien. Cuídate. Y recuerda que debes
enfocarte en lo que te atañe ahora: tu porvenir.
- Lo sé. Adiós.
- Adiós.
Definitivamente tenía razón: todo terminó
en discordia. Pero bueno, a mí esto no me perjudica, pues soy consciente de lo
que me corresponde y de lo que ya está fuera de mi incumbencia. No me parece
que yo haya hecho algo malo, quizás sólo fue un poco impulsivo de mi parte,
pero en el fondo era lo que se debía hacer. Pero eso ya es asunto zanjado. Como
la reunión ha sido breve, aprovecharé de ir por una cerveza, hay bares por aquí
cerca. Esa es la maravilla del centro de la ciudad, hay muchos bares.
1 comentarios:
Vaya... menudo asunto.
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