Capítulo V
Por: Armand Valerius
El día amaneció gris. Las habitaciones de los pacientes estaban todas ocupadas. Mr. Händler estaba haciendo su negocio del siglo, hace bastante que no se veía tan lleno el recinto. Desde que logró juntar el capital necesario para abrir este sitio tuvo la idea de que llegaría el día en que la gran mayoría acudiría en busca de su terapia "wesentlich", la cual ha significado todo un tesoro para sus bolsillos. La maravilla de la medicina daba sus frutos rentables.
A la afueras del reciento estaba Alex, fumando un cigarrillo, con un aspecto muy inquieto. Quería ver a su amigo. Ya había pasado una semana desde que había entrado a aquel lugar y aún no salía, o por lo menos así lo pensaba, pues nada sabía de él desde entonces. Al ingresar, Alex pidió hablar con Mr. Händler, el cual no se encontraba en ese momento. Muy nervioso se dio algunas vueltas por los pasillos, para ver si lograba ubicar a quien andaba buscando, pero nada encontró por aquel lugar. Se retiró del recinto bastante preocupado, lleno de pensamientos tortuosos que golpeaban su conciencia, para enmendar rumbo desconocido por entremedio de la masa de gente que pasaba por las apestadas calles de la ciudad.
Al otro lado de la ciudad, Francis se encontraba en su departamento preparando las maletas para partir. La situación la había forzado a ello. No podía tolerar tamaña conducta violenta contra su persona. En esta oportunidad se había traspasado el límite. Aunque en el fondo aún sentía un gran afecto por aquel individuo, se convencía a sí misma de que aquel cariño tenía por referencia solamente los recuerdos, las imágenes de un pasado ya vivido y consumado, que, como todo pasado, se hallaba en su ahora en un estado de muerte latente; imágenes en la memoria que estaban en un estado neutralizado, pues si bien ya no eran estrictamente, tampoco dejaban de ser en cierto modo. Era tiempo de partir.
A la afueras del reciento estaba Alex, fumando un cigarrillo, con un aspecto muy inquieto. Quería ver a su amigo. Ya había pasado una semana desde que había entrado a aquel lugar y aún no salía, o por lo menos así lo pensaba, pues nada sabía de él desde entonces. Al ingresar, Alex pidió hablar con Mr. Händler, el cual no se encontraba en ese momento. Muy nervioso se dio algunas vueltas por los pasillos, para ver si lograba ubicar a quien andaba buscando, pero nada encontró por aquel lugar. Se retiró del recinto bastante preocupado, lleno de pensamientos tortuosos que golpeaban su conciencia, para enmendar rumbo desconocido por entremedio de la masa de gente que pasaba por las apestadas calles de la ciudad.
Al otro lado de la ciudad, Francis se encontraba en su departamento preparando las maletas para partir. La situación la había forzado a ello. No podía tolerar tamaña conducta violenta contra su persona. En esta oportunidad se había traspasado el límite. Aunque en el fondo aún sentía un gran afecto por aquel individuo, se convencía a sí misma de que aquel cariño tenía por referencia solamente los recuerdos, las imágenes de un pasado ya vivido y consumado, que, como todo pasado, se hallaba en su ahora en un estado de muerte latente; imágenes en la memoria que estaban en un estado neutralizado, pues si bien ya no eran estrictamente, tampoco dejaban de ser en cierto modo. Era tiempo de partir.
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