Por: Prometeo
Una caída estrepitosa, similar a la de un meteorito llegando a la tierra. La tierra soy yo, aparentemente. De divinidad a un simple y cochino bonobo, esa ha sido tu transformación.
De solo pensar en tu andar, en tus asquerosos pasos que solo pudren la tierra, en cada uno de los abruptos movimientos de tu cuerpo al chocar con otro de quizás que individuo sin importancia, se me retuerce el estomago, la garganta y los cojones. Sentí ganas de quemar cada bosque ancestral de este planeta, sentí ganas de aplastar como a hormigas a cada iluso creyente del amor, envenenar toda fuente de agua para la humanidad, contaminar y ennegrecer el mar solo con mi odio y la sangre de miles de ángeles. Ansié ver sufrimiento, ansié ver a cada uno de aquellos asquerosos bandidos que manosearon mi tesoro, cual adolescente hablando del amor sin siquiera saber quien es su acompañante, ansié tenerlos uno a uno e invadir los rincones mas sucios de sus almas, empaparme en su mierda y escupirselas en la cara, quemar cada uno de sus sueños y hacer que cada roce que tuvieron con mi sucio bonobo se transformasen en caricias del cuchillo mas filoso de la despensa. Ansié ver el miedo en sus ojos, ansié verlos arrepentirse del nacimiento de su madre y maldecir el solo hecho de la existencia de la supuesta realidad. Pero sin duda lo que mas ansié, fue ansiar ver como cada una de las huellas digitales de tu cuerpo empezaran a quemar tu alma lenta y dolorosamente convirtiéndote en nada mas que un despojo humano, carente de cariño, alegría y movimiento. Pero por mas que ansié ansiar aquello, no conseguí mas que el deseo de olvidar tu existencia, que por cierto tampoco conseguí.
Tu entrepierna es patrimonio de la humanidad, tu piel no es mas que un producto que se promociona en un puto supermercado y que eternamente se entrega como muestra gratis. Tu no sabes lo que es el cariño, tu no sabes lo que es la necesidad, tu no sabes absolutamente nada salvo darme motivos para odiar cada segundo que pasamos juntos en el mismo universo..."
1 comentarios:
woah!, cuanto odio hay aqui!
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