Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Delirio: el ahora no es (XI 2/3)

domingo, 2 de junio de 2013

Publicado por Gwÿnt

Capítulo onceavo y dos tercios: Sobre rieles del caos.



Me sirvo desayuno tranquilamente con las provisiones que Gaspar ha traído, y me siento en la mesita, acompañada por el hacha. Suspiro calmadamente mientras revuelvo el café, esperando a que el montón de azucar se disuelva del todo. Está anocheciendo, y hace frío. He tenido un dia terriblemente provechoso, los dedos aún me apestan a gasolina. Cada vez que los huelo, emerge una sonrisilla. De pronto escucho la reja, y pasos. Unos bastante acelerados, y los otros más calmados. Excelente, ya se quienes son. Se abre el portón.
- Chan chan chaaaaan. – escupo mientras sorbeteo el café.
- ¿ME PUEDES DECIR QUE SIGNIFICA ESTO?- me tira el periódico.
-Vaya, que buenisimos modales tiene, enfermera Leonore. Creí que se interesaría por mi pie.- subo el pie a la mesa y se lo enseño.- Parece estar bastante regenerado, la sangre ya no arma show… lástima.
-No me hagas perder la paciencia, mocosa.- Gaspar se mantiene tranquilo, pero tiene una expresión sombría.- Dime que has hecho.
-Oye, oye, calmate. Me entregaron una maleta con explosivos, y solo saqué unos cuantos.
-Leonore voltea y le grita a Gaspar.- ¡Te dije que eso no sería una buena idea! Ya viste como perdió el control en el hospital, estamos lidiando con una sociópata.
-Eh… Leonore.- me mira furiosa.- Hola, estoy acá. ¿De qué va todo esto?
-Va de que alguien debió hacerse cargo de ti y plantarte la medicación nuevamente, esto no está yendo bien. Estás poniendo todo en riesgo, de forma innecesaria.- me indigno y me pongo de pie.
- ¿Estás jugando a ser la señorita de psiquiatra? No te queda.
-Tengo conocimiento suficiente como para saber que esto no está bien.
-¿Y que está bien?
-Agh, no se puede hablar contigo- me da la espalda. Odio que me den la espalda.
-¿Por qué? Yo creo que tu no puedes hablar conmigo porque no tienes puta idea de cuanta mierda hablas con tus discursillos influenciados por una moral idealista que en realidad no existe como tal. Me aburres.

Mientras Leonore se aleja, lentamente camina Gaspar hacia mí.
-Hace un tiempo fuiste a mi oficina pidiendome ayuda. Pues bien, hablemos.- Toma asiento, y en su semblante noto una autoridad hasta ahora desconocida para mí. Le imito, y me siento.- Esto – y señala al periodico local- ha sido una pequeña desviación del plan, ¿no te parece? No había que hacerlo algo personal.
-Pues me ha dado la gana hacerlo.
-¿Porqué?
-¿Y porqué no? Estoy en un momento sumamente complejo, y siento que hay recuerdos que me estorban en demasía. Esto ha sido un simbolismo del quiebre con aquello.
-PERO MURIERON DOS PERSONAS QUEMADAS!- grita escandalizada Leonore.
-¿Les conocías?
-No necesito conocerlas para saber que eso está mal.
-Les dejé una advertencia en sus puertas, no soy la mala del cuento… no tanto.- Ella arma un berrinche.
-Gaspar, estaré en el auto.- El asiente y ella sale indignada del recinto.
-Bueno, - continúa- ¿recuerdos que te estorban? Pareciera ser que finalmente estas recordando algo de tu vida anterior a todo esto, de Alex, del psiquiatrico. No es una señal mala, pero tu reacción parece un tanto preocupante. No puedes ir quemando casas sin control ninguno. Hospitalizarte unos dias sería una ultima opción, recuerda que el recinto tambien trabaja como psiquiatrico, y habria que considerarlo ante tu aficion por destruir y llegar a matar.
-No es algo usual, por la mierda, ¿tan estandarizados son que piensan que una acción unica se va a volver reiterada?
-El comportamiento sociopático sumado a tu impulsividad dan para creerlo, ¿no te parece?
-No. – me mira fijamente un instante y anota un par de cosas en su ficha. ¿Mi ficha? Reconozco la foto de cuando recién me ingresaron… oh…
-Parecen ser acciones mas sintomáticas que de tu carácter en sí, y por eso es que quiero prestar especial atención en esto. No queremos que te metas en un lío por ser incapaz de elegir entre quien eres y lo que tu impulso te dicta.
-¿ES UNA BROMA? ¿Estás diciendo que los impulsos no conforman la identidad como tal? ¿la capacidad inmediata de elección sobre los deseos, necesidades e intereses?
-Por supuesto que no digo eso, pero tu impulsividad está totalmente arraigada a tu ira, y aquello ya se vuelve patológico. Hay situaciones, en las que te pones en riesgo tú misma. Tu afición por los cuchillos, y tu incomprensible conversión de recuerdos son alarmantes. Esto no es solo por nosotros, Daire, es por ti. Si bien, no reconozco la existencia de una felicidad como tal, si aspiro a cierta estabilidad.
-Claro, estabilidad, pero suprimiendo gran parte de las respuestas instintivas. ¿No es como un disfraz todo esto? Disfracenme de nuevo de antipsicóticos, la ultima vez resultó sumamente bien- la ironia me sale hasta por los pelos.
-Tal vez no era el indicado- hojea mi ficha-, pero es importante que pongas de tu parte, o esto no va a resultar. Sabes que no tengo interés en engordar a cualquier empresa farmacológica o alimentar el deplorable mercado que arruina la libre medicina, pero hay veces en que esto es necesario.- le escucho con tristeza.
-Adelante, probemos.

Me entrega una cajita de Risperidona.
-Compromiso y responsabilidad.
-A la mierda, dije “probemos”.
-Bueno, iré a despachar a Leonore.
-Mandale mis saludos, y esto- le entrego un cuchillo enrojecido, y el me mira preocupado.- No es sangre de verdad, es para joderla, hazlo por mi, ¿sí?- mi mueca, que parece ser una sonrisa parece turbarlo, pero acepta.

Cuando sale, aprovecho de tomarme uno de estos asuntos sodomizadotes de impulsos eléctricos, y el efecto es inmediato. Se me cae la taza de café, y solo alcanzo a pensar en el azucar, antes de caer tumbada en el sofá.

El día de hoy no anda mucho mejor, esta cosa es voráz. Si en algun momento sentí riendas en el cerebro, esto es un yunque directo a los lóbulos frontales, tanto así que hasta me cuesta abrir los ojos y respiro con dificultad. Decido no moverme y quedarme en casa todo el día, tal vez más adelante, con la adaptación de los glóbulos rojos a enviar este compuesto por mi cuerpo, pueda “funcionar” y ser un bonito robot de productividad. El sueño de todos. Tomo el periódico que Leonore trajo ayer, y lo hojeo hasta llegar a la noticia. No es la gran cosa, saben que fue intencional- y como no saberlo, si en las puertas de los pocos habitantes de los departamentos coloqué una advertencia, tan malvada no soy, por favor.- pero no tienen ningun sospechoso más que una joven de “apariencia extraña”. Así me definen estos hijos de puta, que ni siquiera recuerdan que alguna vez, viví allí. Tengo tanto asco de la humanidad, y ni siquiera puedo levantarme a gritarlo.
Aparece Gaspar, a la hora usual, y me pregunta como estoy.
-De puta madre- balbuceo. Trato de decir algo más, pero me duele la cabeza hasta para pensar.
-Ya es hora de que te tomes el remedio.- Ya que estoy en esto, lo ingiero, y muero nuevamente.

Amanece lloviendo, y yo amanezco sin poder amanecer. El día transcurre igual que el anterior, solo que a la hora de tomar el fármaco, reniego de aquello. No intento levantarme, el dia ya ha sido desperdiciado, pero mientras se absorve y acaba el quimico en mi cuerpo, noto todos los remordimientos, y la pregunta fundamental. ¿Es un remedio para que? Para no saber del engaño, probablemente. No comprendo la necesidad del engaño si eventualmente todos nosotros vamos a destruir esto, y a terminar de pudrirnos para morir.
Al día posterior, actúo como si estuviese dopada, y le pido a Gaspar ir con el al recinto. Al entrar, me entra el miedo de si me van a encerrar. Leonore sería capaz. Llegamos al pabellón de psiquiatria, y, evitando ver por la ventana de todas aquellas habitaciones, le digo que me lleve a ver a Alex. Entro a la sala blanca, y allí está, despierto nuevamente.
-Alex.- gira y me mira con alegría.
-Daire, que alegría de ver algo que no sea blanco en esta mierda.
-Ha de ser enfermante. ¿Sueñas con paredes blancas?
-Sueño con paredes con sangre. Oye… supe lo que hiciste.- me propongo interrumpirle, pero lo evita.- Si, Leonore me lo contó. Tiene esa pequeña y deplorable visión de que un par de caídas son realmente malas, en vez de necesarias, y sin embargo, está de acuerdo con llenarte en neurolépticos y serotonina. Ha de creerse la mujer despacha hormonas.
-Jajajaj. Ella ayudóa crear todo esto… me refiero al plan, no comprendo que pudo hacerla creer que el bien se logra solo con bien. Algo debe haberle sucedido, que es incapaz de reconocer la existencia del mal llamado mal.- De pronto, aparece otra enfermera en la puerta.
-¿Si? ¿Viene a imponer presencia policial?- le digo.
-Me han enviado a buscarla a usted, señorita.- caigo en la paranoia del encierro, y comienzo a hiperventilar. Miro asustada a Alex.- Psst, oye, yo ya estoy bien y puedo caminar, desatame lentamente, y nos vemos en la salida que da al café, ¿vale?

Asiento con la cabeza, y trato de hablar trivialidades para despistar a la enfermera de pie allí. Cuando lo desato, instintivamente actúo.
-¿Tienen planes de encerrarme?
-Me han enviado a buscarle- me mira de forma despectiva. Cojo todo lo que encuentro y lo tiro al suelo.
-RESPONDAME LA PUTA PREGUNTA.- Al ver que se inmuta, me arriesgo. Cojo un bisturí y me acerco con mi mejor cara de manía hacia ella, mientras hago señas a Alex para que escape.- Respondame, y suelto esto ahora mismo.- Ella se aterroriza, y mira a ambos lados buscando a quienes no están.
-Si. Me han enviado a buscarla para que los demás enfermeros la lleven a su habitación.
-Ah.- me guardo el bisturi en el bolsillo- haberlo dicho antes, ¿es bonita?- comienzo a caminar, y ella desorientada, me sigue.
-Es … igual que todas.
-Que puta mierda, ni para hacer las habitaciones son creativos en esta basura.

Mientras avanzamos, siento pasos a mis espaldas. Es Gaspar, que solemne me hace una reverencia con la cabeza. Le ignoro.
-¿Qué pasa?
-¿Qué PASA? No lo se, dime tu, que significa toda esta mierda.¿ Es un discurso tuyo esto de generar el quiebre total de la maquina? Porque pareciera realmente que lo que se aferra a la decadencia a ti te causa progeria, y lo catalogas de peligroso. PONME LA PUTA ETIQUETA EN LA FRENTE.
-No es eso, Daire- dice intentando mantener la calma. – Es que esto no eres tú.
-¿Y que si lo fuera? ¿Eh? ¿Todo lo malo es patológico? Practicamente cada cosa que haga les parece sintomática, y ya me parece que se han embrutecido, hasta tú, que parecías ser el soberano instaurador de la nueva psiquiatria, pero eres más de lo aberrante .
- Necesitamos que estés bien para lograr todo lo que planeamos.
-Y que es estar bien? ¿Tu estás bien? ¿Te sientes bien haciendo esto? Faltando así a todo lo que has estructurado, deberías avergonzarte de ti mismo, pero yo lo haré por ti.
-Claro que no me siento bien, pero hay que centralizarte un poco, bajarte los decibeles y la velocidad.
-Me gusta mi velocidad. Que no sea la misma que la de ustedes no significa que esté mal. .- Gaspar le hace una seña a la enfermera, y ella rapidamente se va del pasillo, dejandonos solos.
- Entonces… ¿Por qué me pediste ayuda si te sientes así?
-Era por causas distintas, estaba insegura, estaba con miedo. Pero no era miedo solo del mundo, sino que miedo de mi misma. Y eso es unicamente porque llevo años negándome, y aceptando que con sus pastillas me digan quien tengo que ser, somentiéndome. Me han hecho un espectro… un espectro en medio de un escenario y la audiencia feroz reclamando cada parte de mí. Estaba asustada de eso, de no saber de que puedo ser capaz, de no saber mis propias limitaciones, porque me han impuesto, y a todos, como tenemos que ser para ser aceptados, y hasta queridos. Nos han vuelto hambrientos de todo lo que no necesitamos! Dime, ¿porqué te busca la mayoria de la gente?
-Porque se siente infeliz con su trabajo, en realidad. Es el mal de la epoca moderna.
-Bueno, ¿y que haces tu para ayudarles?
-En parte intento mencionarles sobre la toma de conciencia de su propio potencial, y tambien intento ayudarles a , si bien, no sentirse felices, estar conformes con sus relaciones de verticalidad.
-Oh, Gaspar, a veces eres un VERDADERO ENTE NAUSEABUNDO. Yo sé que muchas veces me provocas para demostrarme lo que puedo hacer, o que tienes ciertas prácticas sumamente novedosas y que comparto. Pero el conformismo-es-metástasis. Todo lo que dicen constantemente, sobre la desesperación, la angustia y la pérdida de esperanza no son enfermedades, son respuestas naturales a todo el estímulo que se nos está presentando! ¿O es antinatural estar frustrado por todas las cadenas que se nos imponen, y que aparentemente solo podemos adornar en vez de romper? No es sintomático! Es la realidad, o se acepta como tal en la desintegración, o se vive dentro del cascarón.
- Eso lo sé, en parte. Tal vez mis métodos no te parezcan, pero momentáneamente, es todo lo que puedo ofrecer. También estoy limitado a ciertas cosas, o perdería mi licencia.
-Bien… tu tienes miedo a perder algo. Yo ya he roto el cascarón, y tengo que enfrentarme tanto a mis asuntos pasados, como los que se han de venir. Ajeno a lo que sea que me ocurra , que sea maniaca, depresiva, elefante, tortuga, da lo mismo. Los limites que sea que rompa, y causen repercusion… bueno, es un aliño. Pero por favor… por favor, no me encierres.- queda pensativo largo rato.
-Diré que te fuiste, simple. Si preguntan, nadie te toca. Recuerda que soy el “Lord”.
-Cuando seas el Lord de las ratas te alabaré, por ahora, eres un bufón.- río, y salgo corriendo. En otro pasillo solitario, antes de llegar a la salida, me encuentro con la enfermera molesta y cobarde.
-¿Cómo te llamas?
-Rocío.- me dice asustada y cortante.
-Bueno, querida Rocío.- me acerco y con un dedo le toco el rostro- ha sido un verdadero gusto.- me agacho a amarrarme el zapato, y le devuelvo el bisturí.- Es bastante filoso.
-Deben ser así para cortar puntos y carne.- sonrío, y salgo corriendo por la puerta, mientras escucho un gritito. Habrá descubierto que cuando me agaché, le hice un gran corte en la pierna que no notó, por el filo del bisturí.

Salgo, y me encuentro con Alex vestido con la ropa del conserje.
-Una seudo-baja necesaria, le di un par de golpes, está saludando al piso jajaj. ¿Porqué tardaste tanto?
-He tenido una pequeña charla con Gaspar. Ya no será problema.
-Mas le vale no serlo, por lo que recuerdo ustedes estan viviendo juntos ¿no es así?
-Si, ¡oh! Tenemos que ir, ahora. Alojo, informaciones, y explosivos.
-Suena como una combinación para deleitarse, Daire.

Llegamos, y veo que el portón está abierto. Nuestra sorpresa cuando vemos a una bastante enyesada Francesca, mirando por el balconcillo, es compartida. Alex para de golpe y se queda mirando su pequeña espalda, consternado. Lo miro a él, luego a ella, mientras me rasco la cabeza, incómoda.
-Eh, franny! Tanto tiempo sin vernos, baja a saludarnos.- ella voltea y sonrie, antes de bajar lentamente los escalones. Se planta frente a Alex.
-Oye… lo que pasó, de verdad no importa, yo sé que lo lamentas, y que no ha sido tu intención. Pero supongo que ya estás bien , ¿verdad?- pone cara de niña pequeña en navidad, a lo que Alex responde un un gruñido, y luego sale al jardin con brusquedad.
Francesca queda impresionada ante esa reacción.
-Es que en verdad, tu frase sonó muy bonita, pero acarrea demasiados demonios.- le digo antes de salir y encontrarme con Alex, en cuclillas, apoyado en la pared, tirando piedritas.
-Lamentar, intencion, bien, ¿no es así?
-Las palabras exactas.- me responde y luego me mira.- ¿Cómo supiste?
-Una de tantas pesadillas es tener que cargar con el peso de esas palabras, que involucran cierta expectativa que no logro comprender.- El se para y da patadas a la tierra.
-No puedo permitirme lamentar algo, simplemente no puedo, implica demasiada emocion.- se pasa la mano por el pelo.- NO LOGRO SOPORTARLO.
-No lo lamentes entonces.
-No puedo evitar hacerlo.
-Esta vez, dejemoslo en que el impulso luego del impulso, es lamentarlo. Seguimos siendo presos en cierto punto de la empatía.- le digo, y doy un suspiro de negacion, antes de dar un par de golpes a la pared con mi espalda.- La empatia es instinto natural, no emoción necesariamente, recuerdalo.- y entro nuevamente a sentarme junto a Francesca en silencio.

Escucho un auto frenar frente a la reja, a alguien bajar, y al auto partir nuevamente. Leonore ha venido a dejar a Gaspar, y por suerte, se ha ido. Cuando él entra, le acompaña Alex.
-Vaya- exclama al ver a Francesca.- Pareciera ser que ahora está el equipo completo, y en que momento tan oportuno.
-Si, alcancé a escaparme de tu puto psiquiatrico con Daire para estar presente en tan alegre festejo- dice Alex con amargura.
-Lo siento por eso, Alex. Pero de veras, cuando las cosas se salen de control, es la unica forma inmediata que se maneja para tranquilizar… se que no es muy ortodoxa, y no suelo recurrir a ella, pero de todas formas, lo lamento. Siempre es pensando en tu seguridad.
-Que gracioso, piensan en mi seguridad cuando ni yo pienso en ella.
-¿Quisieras haberle hecho más daño a Francesca?- Gaspar, a veces, va directo a la vena, el muy bastardo.
-… yo no queria… no.
-Algo comprenderás de lo que te acabo de decir. Pero bueno, me alegra que de una u otra forma, estemos juntos.- Se pone en pie, y trae la maleta.- Está CASI llena de explosivos.
-¿Casi?- pregunta Francesca tímidamente.
-Es que Daire quiso probar a ver si funcionaban en un edificio.- entre risas comenta Alex.
-¿Y que pasó?
-PUES FUNCIONARON. El edificio se desplomó y dos personas murieron. Bonito final para un monton de explosivos y gasolina.
-No esperaba otro.- comento yo con cierto orgullo.
-EJEM. – carraspea Gaspar.- Como sabrán, esta misión se le ha asignado a regañadientes a la señorita Daire, y por supuesto, alcanza para hacer volar varios edificios que ya informaremos cuales son. Debo llamar a Sid para confirmar la dirección de los lugares y cuando será el día.- Me parece una rareza que el mismo hijodeputa de los neurolépticos esté tan emocionado por destruír con cierta estructura. Realmente las personas tienen una tendencia a la inercia que no es única y estática, sino que puede convivir con el movimiento, al parecer. Se levanta, y llama por telefono. No alcanzo a oír lo que dice, pero cuando vuelve, parece sumamente ansioso, y escupe con una sonrisa.

-Tenemos dos días.
-No.. es muy poco tiempo.- Francesca suena realmente preocupada.- Con Alex ni siquiera estamos enterados del plan a seguir esta vez.
-Yo tampoco, no del todo- dice Gaspar, y me mira, severo.- Sea lo que sea que debamos hacer, comenzaremos mañana a primera hora.- yuju, la emocion de empezar a armar caos antes de desayunar.

Esto requiere un disfraz. Cojo una tijera oxidada y me corto el cabello, del lado izquierdo, y ordeno el cabello restante hacia el lado derecho. Cuando me miro en el espejo, apenas se me ve un ojo, y los putos reflejos del color verde más podrido que existe brillan risueños. Mi ojo, el ojo de la decadencia eufórica. Me visto rapidamente con abrigo largo, guantes de latex y botas, y me siento. Todos menos Alex y yo se disponen a dormir, por lo que esperamos juntos al amanecer.
-¿Qué has tejido esta vez?
-Oh… algo grande, muy grande. Lleva todas tus armas mañana, querido. Daremos una vuelta por el psiquiátrico mientras Francesca y Gaspar hacen lo suyo.
-¿El psiquiatrico?- sus ojitos brillan como estrellas.- Pero eso no es todo.
-Claro que no lo es, hay bastante material para causar varios daños en puntos localizados. Gaspar tiene el mapa de todos esos puntos menos este, que es nuestro pequeño regalito de venganza. El y Francesca partirán durante la madrugada y se dividirán, nosotros iremos en cuanto se vayan. No saben de nuestra mision.
-Esto está pasando jodidamente rapido, ¿no es un sueño? ¿no sigo encerrado? ¿soy quien creía ser?
-Eres quien eres, Alex. Ni todas las drogas del mundo podrán quitarte tu encanto hiperventilado y maniaco.

Gaspar se levanta, y lleva dos maletines pequeños. Lleva guantes también, y un abrigo enorme que cubre la mitad de su rostro.
-Oh, ¡llamen a la policía, viene el hombre del abrigo! Jajajaj.
-Es necesario, Alex.- extiende su mano hacia Alex, y el se la recibe, saludandolo frenéticamente.- Me agrada ver entusiasmo. No estoy muy seguro sobre la participación de Francesca… digo, está enyesada e inmovilizada.
-¡ESO ES MEJOR! – grito desmesuradamente- digo, no es que sea hermoso que esté asi (y lo es en parte), sino que nadie sospecharia de una niña tan frágil y tierna con una maletita, mucho menos en el estacionamiento Banco Central y de la sede del Partido de la Izquierda.
-¿Ves?- Alex se para y se inclina sonriente hacia Gaspar-, habrá sido un mal impulso el mio al dejar así a la muchachita, pero ha sido util.- Levanta ambas cejas y se aleja dando pasos largos, a buscar sus cigarros. Gaspar suspira y mueve la cabeza en señal de negación.
-Gaspar. ¿Y los demás participantes? Digo…El recinto no estaba vacío. Recuerdo a muchos más rostros involucrados en esto.
-No estan en todas sus capacidades como para ser parte de esto.
-Pareciera ser que nos estamos adueñando de algo que si bien tu comenzaste, ya no es nuestro, sino de todos. ¿Están incapacitados como Alex y yo?
-Algo así.- su expresión cambia, y parece preocupado y atormentado. Hay algo que no me está contando.- Hemos de irnos. ¡Francesca, ya vámonos!- baja ella, y para aparentar más inocencia, se ha hecho trencitas. Alex lo nota.
-Uy, pero que bonitas.- se acerca a tocarlas- Siento el deseo terrible de arrancarlas. Pero no lo haré.- Da un paso atrás solemnemente, hace una reverencia, y vuelve a sentarse junto a mí.
-Nos encontraremos en 5 horas en el recinto.- se despide Gaspar, después de mirarme fijamente a los ojos con desesperación. No comprendo nada.

Aguardamos un rato, y nos terminamos de preparar para partir. El arsenal de dagas y cuchillos que llevamos metidos en los abrigos es hermoso, pareciera ser un abrigo de cuchillos. Alex abre el portón del todo, y respira profundamente.
-AAAAAY, LA MAÑANA HUELE A DESEOS DE ARDER.- le tiro la maleta con los explosivos.
-No olvides ese pequeño detalle, maldito bruto.- cojo el hacha y la llevo al hombro. La gente en la calle voltea a vernos, no se porqué tengo la impresión de que llamamos la atención.
Al llegar al recinto, entramos por el estacionamiento, y en cuclillas, bajo hasta el sótano donde habita Sid. No está. Claro, todos los huéspedes “sanos” han de estar trabajando.
-Acá van los explosivos.- dirijo a Alex por los pasillos subterraneos.- En este mismo punto es donde toda la estructura tiene soporte.
-Bien, bien- silba mientras instala el dispositivo.- Le pondré 6 horas, así Gaspar y Francesca alcanzan a llegar antes.
-Si, si.- la ansiedad me está consumiendo.
Salimos y nos dirigimos al pabellón de psiquiatría. Leonor nos da la malvenida.
-¿Qué mierda se supone que están haciendo ustedes?- nos mira raro, yo creo, que hemos de vernos raros para ella. Puta zangana.
-Y recordar que alguna vez tu me prometiste que esto iba a cambiar, hija de puta.- Le sonrío, y dejo el hacha apoyada en el piso.- ¿Te acuerdas? ¿Qué maldecias que nos llenaran con fármacos, nos amodrazaran y golpearan hasta la falsa cordura? Y ahora te parece una solucion efectiva.
-ES PORQUE ESTÁ EN CELO! Esta dejado caminos de baba por Gaspar!- Alex tambien sonríe. Somos taaaaaaaaaaaan sonrientes.
-Es porque he conocido a escorias como ustedes, que ya no son personas!
-Oh, Daire, mira, ha terminado de asumir nuestra superioridad. Personifiquemosla a ver si entiende- con cara de maldad pura, abre su abrigo, y Leonore, al ver tantos cuchillos, pega un gritito. Yo cojo uno de los mios y me saco algo del diente con él.- Verás, Leonore, estamos en una misión. Gaspar vendrá dentro de poco. Te recomiendo irte y sacar a la mayor cantidad de tus funcionarios, rápido.
-¿Qué van a hacer, malditos enfermos?
-Ser libres, maldita seudo-sana.- Alex parece estar perdiendo la paciencia.- Leonore, te tengo respeto, pero sigues con tus putos peros de siempre, y así no se puede.- hace un gesto de resignación, y voltea. Cuando gira de nuevo, la amenaza con el cuchillo.- O eres de nosotros, o eres del sistema, no hay punto medio.- Ella traga saliva.
-Bueno, bueno. Me iré, volveré cuando aparezca Gaspar.

Huye rápidamente, para nuestro alivio. Y caemos en cuenta, este sitio es nuestro solo por 5 o 6 horas. Alex y yo nos miramos, sonreímos, y apretamos el botón que abre las celdas…perdon, puertas, de las habitaciones. Vemos salir a algunos asustados y sumamente curiosos, mirando como zarigüeyas todo cuanto les rodea. Otros salen corriendo y merodean ansiosos por los pasillos. Me subo al mesón de la recepcíon.
-Saludos, estimados hermanos. Es momento de que presenciemos juntos el cambio que se nos prometió. No pueden habernos traido acá por un engaño, no no no. El engaño nos lo hemos tragado, y ya es hora de despertar.- Doy un hachazo al monitor de un computador, mientras Alex entrega frenéticamente- como siempre- las fichas de los pacientes a sus dueños. Al leer en sus facciones el horror, esto se prende.
-A mi me dijeron que era todo por mi bien, que era necesario para callar las voces.
-¿Cómo te llamas?
-Martín.
-Bueno Martín, te han mentido. Apuesto a que seguías escuchándolas, pero eras incapaz de responderlas. O incluso. Ni siquiera callan a las voces, te quitan conciencia suficiente para oirlas. Y ESTÁ EN SUS PUTOS LIBROS! Se ríen de nosotros. -Una chica levanta la mano.
-Tía , tu cabello es tan extraño, me agrada! ¿Qué planean hacer?
-Bueno, -vuelvo a sacar un cuchillo y juego con el- ¿les parece si quemamos este sitio?- Otro tipo, joven, y delgadisimo, salta al mesón, junto a mí, y Alex mira entretenidisimo.
-Oigan todos! Ya estamos cansados de no tener siquiera la maldita noción de que dia es. No es relevante, pero el extraviarse a causa de todas estas mierdas que te cocen el cerebro ya debe parar. No es suficiente, y no podemos vivir nuestras vidas. A muchos nos trajeron , luego de una charla por la calle, diciéndonos que parecíamos aptos para cumplir con nuestro ideal de quebrar el sistema, jamás nos dijeron que nos veían como enfermos, y tampoco le hacen a todos los que vienen lo mismo que a nosotros. ¿Cuál es la puta diferencia! – y salta sobre los teclados, haciendo que las teclitas vuelen.- ¿Qué somos consecuentes entre deseos y acciones? ¿Qué nos tienen miedo? ¿y porque no se tienen miedo a ellos mismos, o es que tambien se engañan con esa mierda?- Voltea, y me mira.- Sé quien eres, eres Daire, ya te conocí acá adentro antes. Dime Pete, y estoy de acuerdo. Hay que romper el cascarón. Partiendo por esto. No pueden quitarnos nuestros ideales. -Me emociono un poquito, y luego de ponerle una mano en el hombro, le entrego un cuchillo.
-Bienvenido.- Alex reacciona de esto y pega un alarido.
-BIENVENIDOS TODOS! SOY EL DISPENSADOR DE CUCHILLOS!
-¿Para qué los cuchillos?- pregunta la chica a la que le-gusta-mi-puto-cabello, y pasa otro tipo, coje a la fuerza el cuchillo, y lo mira hipnotizado.
-¿Cómo que para que? Siempre es necesario tener una de estas bellezas.- y sigue mirandolo embelesado.
-Hey, no vayas a clavartelo, es para defensa en caso de emergencia, ¿si?- le digo sin ofenderlo, es por precaución. A veces pasa que pasa, y no queremos muertos.

Logramos movilizarlos a todos, y antes de avanzar, le doy un hachazo al CPU con la información de todos nosotros. Un hachazo, y otro, y otro.
-HOGUERA! – grita otra chica. -Estos restos de nosotros hay que volverlos cenizas ahora mismo. – no se de que manera lo hace, pero logra prenderlo, y todos braman alegres y con los puños levantados. Cuchillos en mano. Ay, esto es tan bonito. Solo faltan los malvaviscos y una guitarra de mierda. Miro a Alex, que me sonríe satisfecho, y prende un cigarro en ese maldito fuego.

De pronto, cuando con los muchachos avanzamos a la salida, vemos frente a la puerta una fila de enfermeros, guardias, Leonore, un tipo de terno que jamás he visto… y Gaspar.

- ¡SALUDOS! – se adelanta Alex de un brinco- Usted, ¿Quién mierda se supone que es?- El gigantón hace una seña a un guardia, que le da un correazo en plena meilla a Alex.
-Yo mantengo este sitio. Es primera vez que vengo, y ahora noto la causa de tantas irregularidades. Luego de encargarnos de todos ustedes, manga de fenómenos, suspenderemos indefinidamente al señor Gaspar por la mala gestión.
-¿Fuiste tú?- le escupo a Leonore apuntandole con un cuchillo- Tu nos has delatado, PERRA DE MIERDA, ME DAS ASCO, NO ERES MÁS QUE UNA POBRE ESCORIA HUMANA JUGANDO A SER BENEVOLENTE, PUTA VENENOSA.- Otra seña y un guardia me da una patada en el estomago. Me retuerzo en el piso- Debí matarte todas las veces que he podido, Y ARRANCARTE HASTA LAS PESTAÑAS POSTIZAS.- Me dan otra patada y me quedo en silencio.- Miro encolerizada a Gaspar.
¿Habrá logrado poner los explosivos donde le correspondía al menos?. Algo intenta decirme con la mirada. Es una… ¿despedida?
-Señor Dumb, arreglemos esta situación inmediatamente en mi despacho. Despídame ahora si lo desea, pero que sea ya. Deje a estos pobres organismos vivos con los guardias aquí, ya verá, los lideres han sido silenciados. Vamos.- Le hace una seña con la mano. Antes de irse, me hace una pequeña reverencia, y se vuelve a despedir con tristeza. En una de sus manos, veo uno de los maletines con explosivos.

Oh, mierda.

1 comentarios:

Prometeo dijo...

Y tan lindo que se veía todo. COMO CARAJOS EL DISPENSADOR DE CUCHILLOS NO ES ÚTIL
espero a lo que viene.

Publicar un comentario

Concierto de Tripas.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com