Publicado por Gwÿnt
Parte menos uno: Sucesión de ciclos.
Despues de un tiempo que me huele a mi vida entera, me han
rehabilitado e insertado en una oficina en esta agonia que llaman existir, a
ejercer en el área de publicidad. Tantos neurolépticos me mantienen aun sin
poder avanzar al ritmo de la ciudad, ni siquiera a mi propio ritmo. Estoy encerrada
dentro de mi misma, y dentro de esta pequeña oficina, y no puedo sentirme mas
miserable. Todos los meses de encierro, camillas, enfermeras, inyecciones, exámenes,
estudios y demases no ayudaron a mejorar mi situación mental, solamente la han
agravado con el peso de los malos recuerdos, y del olvido de quien era yo antes
de todo esto. Cuando entras te dan el discurso de que te ayudarán a encontrar
quien eres realmente, fuera de tu problema, pero todo lo que hacen es
convencerte de que seas alguien.
En algún rincon de esa habitación blanca, quedó mi identidad
abandonada, con una montaña de identidades perdidas de los desconocidos que
deambulan con un signo de interrogación sobre sus cabezas, igual que yo. Y sin
embargo, tengo responsabilidades como las de cualquier otra garrapata abrazada
al sistema.
Voy al baño de la oficina, y mi imagen en el espejo me da
ganas de vomitar, y a la vez los fármacos intentan domar mi cerebro. Imagino
como le ponen riendas, una a cada hemisferio, con la base en los impulsos, y
tiran de ellas para ponerme de vuelta en mi actual lugar de mierda. No soy
feliz, y tampoco soy.
Los días viernes tengo control de vuelta en el psiquiátrico,
y siempre dudo en demasía sobre el primer paso hacia ese lugar: podría no
volver a salir en cualquier momento, pero la clave ahora es mentir. Si con las
oportunidades que me han ofrecido estoy más desesperada que nunca, no hay
salida, tengo que tratar de recuperar la identidad que se me ha perdido.
Este viernes planeo, de alguna forma, encontrar alguna
pista, asi que para recuperar lucidez (y a riesgo de entrar en un brote
psicótico (lo cual no sería tanto riesgo, sino sumamente necesario en esta
circunstancia)) he dejado de lado mis asquerosos fármacos y he partido. El
primer paso lo doy firme, tragándome las inseguridades, yo saldré de acá. Mientras
pasan las horas, voy notando como emerge una nueva personalidad, alejada hace
tanto tiempo por los mismos neurolépticos, los mismos discursos de negación. Empieza
a efervescer lo que parece ser yo, y extiendo las manos mientras camino por los
corredores. Todo esto algun día será mio.
Entro a la oficina del psiquiatra sin golpear.
-Daire, me has asustado, no sueles entrar así.
-Ando corta de tiempo.- con brusquedad me siento.- asi que échele.
-¿Qué le eche?
-Haga lo que deba hacer, su investigación, observación,
asesinato, como ustedes le digan.
-Ah…. Bien.- se levanta y saca mi ficha. Comienza a
hojearla, y leo con el. Las primeras hojas son los informes de mi llegada, con
algunas fotografías. Hacia delante, observaciones médicas con inyecciones, exámenes
varios y torturas que ya conozco y no deseo leer.- ¿Cómo te has sentido con tus
dosis? ¿Te las has tomado con regularidad?
-Sí, pero me tienen en un estado simplemente deplorable. Parezco
borracha, lo que es una puta ironía si no puedo beber alcohol. Siento que el
mundo andubiese demasiado rapido para mí con ellas, ¿sabe? Si esperan que
trabaje en ese antro, piensen mejor en que hacer conmigo.
Pareciera que está atento a mis palabras, luego se agacha y
vuelve a leer los papeles.- Entonces, habrá que subirte la dosis de ellos, para
que te acostumbres.
-Pero… no… ¿Cómo? – creo que en este momento mi rostro
expresaba la incomprensión total de lo que estoy escuchando.
-Si, así tu organismo se adecuará, y es más, deberíamos
seguir subiendolos progresivamente. Los necesitas.- intento ocultar mi rabia y
mi respiración agitada mientras veo la receta que me hace, y estira su mano
para entregarmela.- ¿Algo más?
-Estoy atonita, pero muevo levemente la cabeza, intentando
recobrar algo de cordura- Necesito permiso para deambular, solo por hoy, aquí. Necesito
algo.
-Por supuesto, este es un recinto abierto al público, y más
para los antiguos residentes- dice con ironía la palabra residentes.- ¡Ah! Pero
solo por seguridad, necesitarás un pase. Aguarda un momento.
Sale de la habitación, y me apresuro en robar las primeras
hojas de mi ficha. Ni siquiera me preocupo de leerlas, ya habrá tiempo para
aquello. Cuando estoy terminando de guardarlas dentro de mi abrigo, vuelve el…
tipo.
-Aquí tienes, cualquier cosa, ya sabes donde estan los
guardias (que disfrutaban dandonos de azotes en nuestros momentos de delirio,
claro está)
-Le sonrío con fuerza- Gracias, nos veremos.
De vuelta al pasillo, estoy atónita. ¿Cuánto mas va a ser?
¿Esa es la solución? ¿Más y más fármacos? Siento como si me estuviesen
destrozando el cerebro, y estoy totalmente desamparada. De pronto noto unas
terribles ganas de llorar que me trago. Tengo que encontrarme. Camino de prisa
hacia el pabellón de psiquiatría, donde nos encierran, y me topo con alguien
que me mira, y pareciera ser que me reconoce. Lo miro extrañada, y no tengo
idea de quien es, solo se que parece ser un camillero.
-¿Te vas y ya no te acuerdas de mi?- su tono de voz
aparentando imponencia me da una señal de peligro, y al verlo acercándose,
tengo un flashback. Le doy un puñetazo en pleno rostro que lo deja en el piso.
-Lo siento por la anterior descortesía, ya te recordé. Ten
en claro, que algun dia, alguien tendrá pruebas de toda la mierda que haces, y
nadie te tendrá piedad.
Sigo caminando hacia la recepción, tocándome el hombro
dislocado por él. Cuando llego, la recepcionista me reconoce.
-Daire! Querida, ¿Cómo te va? Luces mucho mejor.
-Pues eso no dice mucho. Estoy dando un paseo, necesito un
par de respuestas finales. ¿Me dejarás pasar?
-Pero por supuesto, querida… ya sabes como soy. Además, este
sitio algun dia va a cambiar, te lo aseguro. Vi el golpetazo que le diste a ese
humano de mierda , y se merecía mucho más. Todo este sitio… va a cambiar, y
seremos parte, ya lo verás.
-Uhm… - me hace sentido todo lo que dice, y tengo el vago
recuerdo de haberlo hablado con ella- me gusta lo que estoy escuchando Leonore.
Que así sea.
Camino rapidamente buscando un lugar tranquilo. Leonore me
ha dado un recuerdito vago, pero sumamente útil. Busco una salida, esperando
que sea la que recuerdo, y era esta. La salida que da a un camino y un patio
enorme, y un gran árbol al fondo. Los recuerdos tristes fluyen, de todas las
veces que algunos arrancabamos y llegabamos aquí, y nos encontraban y con
brutalidad nos ponian las camisas de fuerza, o las inyecciones de
tranquilizantes. Nunca alcancé a llegar a la cima de este árbol, que tantas
veces subía con la imaginación. Me acerco a él.
-Querido, tu estás estratégicamente puesto para ser subido-
le susurro.
La dificultad fisica para subirlo no es tanta como traspasar
de a poco el velo de los fantasmas que queda abajo, en el suelo. Ya no me
siento tan terrestre. Y una vez en la cima, me recuesto en una rama, y la
felicidad es tal, que como una niña, me largo a llorar. Este lugar será nuestro…
volteo, y en una de las ventanas creo divisar a alguien conocido. Bajo
torpemente del árbol, ya con mucha mas fuerza y ánimo, y me dispongo a buscar
la habitación entre los pasillos.
El panorama no es muy bonito para pasar un viernes que
digamos, pero después de pasar meses acá te acostumbras… acostumbrarse, que
asco que hasta las celulas de nuestro organismo pasen por la fase de
acostumbrarse, y nosotros nos acostumbremos a horrores como este. En uno de los
pasillos veo a una mujer, de baja estatura, y muy delgada y blanca, frente a
una puerta. Me paro junto a ella y miro la escena. No es tan desoladora, un
dopado más.
-¿Familiar tuyo?- Ella asiente con la cabeza sin mirarme- ¿Y
quieres pasar a verlo?
-Bueno… mmh… quería. Pero después lo he pensado y creo que
mejor será que no entre.
-¿Porqué?
-¿Qué pasa si despierta y está alucinando, o no me reconoce?
-Puede pasar, y puede no pasar. Tendrás que arriesgarte en
algún momento.
-No.- y se aleja unos pasos. Cuando se aleja empiezo a notar
que todo empieza a volverse más lento, y mi entorno se ve alterado. Excelente,
me estoy disociando de nuevo.- Arriesgarse es peligroso, ¿para que hacerlo, si
siempre hay una posibilidad segura?- En el momento, Ella tenía razón, y como no
es asunto mio si entra o sale, decido abandonar esta conversación, girando y
sintiendome sumamente liviana, y un tanto mareada.
-¡Oye!- escucho sus pasos en cámara lenta- ¿Te puedo
acompañar?
-Claro, pero solo si te callas con tus discursillos
evitativos.
-No aseguro eso… pero lo intentaré- y me sonríe. Ella. No
quiero saber como se llama.
Miro en todas las habitaciones buscando al organismo vivo
que me pareció familiar desde el árbol, y no logro encontrarlo hasta que llego
a una habitación cuya puerta ha sido arrancada totalmente, y dejada en la cama,
en lugar del colchon. Como estoy disociandome y alucinando vagamente, entro con
sigilo, en parte por precaución, en parte porque no siento mis pies, y me paro
junto a la cama-puerta.
-Damas, ¿quieren entrar al mundo de los sueños?- salta del
techo alguien y cae en cuclillas sobre la puerta. Ella exclama sorprendida y yo
me divierto.
-Dificil es abrir una puerta si hay un estorbo que lo
impida.- le doy unas palmadas en el hombro, para que sepa que me refiero a él.
-¡Basura!-exclama con ambas manos entre su pelo y luego
salta frente a mí.- los estorbos no son tal cosa más que algo más dificil de
realizar, pero que aún se puede realizar.
Se encamina hacia la puerta dando unos grititos sobre el
ser, el instinto y jugar a subsistir en un sistema en el que ni se existe ni se
coexiste. Me parece a discurso compartido mentalmente así que le sigo, hasta
que Ella, timida, me tira del abrigo.
-Él se ve un tanto peligroso, ¿no te parece?
-¿Te parece peligrosa la creatividad y la sinceridad?
-Si.
-Vaya, eres otro eslabón más de la máquina ¿eh?.
Lo sigo a Él, y claro, Ella me sigue, por miedo a quedarse
sola, supongo.
-¿Adónde vas?- le grito, intentando alcanzarle, y se detiene
y queda de pié.
-Que descortés, no sabía que este estorbo tendría tan
agradable compañía. Voy a la salida, Daire.
-¿Y como mierda t…?- me planta la mano sobre la boca para
silenciarme.
-No arruines el juego de que no nos conocemos, Ella parece
de verdad asustada.- giramos al mismo tiempo a verla y si, está aterrada.
-¡Tu!- y le doy una cachetada- ‘Tu fuiste el que me torturó
y encerró aquí, hijo de puta! – y le doy otra. Pero por supuesto, es mero
juego.
-¡TU DEBERÍAS ESTAR MUERTA! Al menos, me hubiese encargado
de eso.
-Comenzamos a caminar- Nada de aquello, ¿Dónde queda la
melodiosa agonía?
-¡Agonía será la que sufran todos cuando sucumban a la
destrucción de la ciudad!
-¿A eso saldrás ahora? ¿Ese es tu plan?
-Digamos que no es solo mío.- y me mira de reojo. -
¿Realmente no te acuerdas de nada? ¿nadanadnada?- Mierda, ya no se si mis ojos
se mueven.
-No, en verdad no.
-Mmmh… debieron ser las hordas de fármacos que te metieron
directo a tu bonito cerebro. Porque hasta donde recuerdo eras inteligente y ahora estás echa una
bruta.
-Como que me vuelvas a decir bruta… - imagino que levanto mi
puño y lo amenazo, y en efecto, eso pasa, ante lo que el ríe.
-Bueno, bueno, que va… solo estaba comprobando si estabas
oyendome. Hey, esta es la salida. En la
esquina hay un café, porque no me esperan tu y… - la mira a Ella- tu pequeña
guardaespaldas allí?
-Si. Nos veremos.- Salgo rapidamente, siendo saludada por
una ráfaga de viento. Detrás viene Ella, dando pasitos.
-Noe stoy segura sobre si ir…
-Pareciera ser que tu no estás segura de nada.
-Estoy segura de lo que veo, y en ese muchacho no veo nada
confiable.
-Suenas como una maldita veterana. Las veteranas no siempre
son agradables, ¿sabes? Así que o vives, o te alejas, punto.
Llegamos al café, y ante la indiferencia de Ella hacia mi
(si, tuvo el descaro de enojarse la muy perra), aprovecho de sacar los papeles
de mi ficha clínica y echarles una hojeada. En el motivo de ingreso me
encuentro con un par de novedades
“La paciente ha sido sedada e ingresada contra su voluntad
luego de una sucesión de episodios maniacos en los últimos meses, en los que,
sus vecinos acusan, llenó sus televisores con basura mientras ellos estaban
trabajando. Cada vez que conseguían uno nuevo, ella los llenaba con basura,
además de generar dificultades al gritarles “sanguijuelas de la maquina” a los
trabajadores, y llegar al punto de amenazar de muerte a varios funcionarios. El
antecedente sintomático mas relevante, además de su abuso con las drogas, es su
falta de control (posible daño en los lóbulos frontales, motivo por el cual la
paciente también presentaría un cuadro severo de irritabilidad ), hechos que
ella misma definió como “pienso y actúo, nada mas”. Presenta un deplorable
historial laboral, debido a su constante cambio de intereses, y una afición por
el conocimiento, motivo por el cual presenta algunos animales diseccionados, y
un feto. Ante la mención de esto último, la paciente rió y dijo “lo encontré en
el basurero de un hopsital, pensé que sería un desperdicio dejarlo ahí.”. Presenta
un humor ácido y un aplanamiento afectivo severo, a tal nivel de considerarse
una “evolución de las cucarachas humanas”. Incapacidad de amoldarse a las
relaciones de subordinación y a la existencia de un pensamiento moral
mayoritario, ha sido involucrada en varios conflictos en los cuales ha puesto
en riesgo su vida, sin considerar esto “demasiado relevante”. Comenta su afición
por los cuchillos y confiesa alegremente usarse para comprobar el filo de los
mismos, considerándolo un acto normal para alguien con su carácter.
A pesar de presentar un cuadro maniaco-depresivo, tiene una
imagen muy definida de su propia personalidad(…)”
Luego, miro una foto. Vaya, si que cambia la perspectiva de
las facciones sin pelo. Lamentablemente, el resto del texto, sobre el informe
de la personalidad debo haberlo dejado e mi ficha clinica, de vuelta en el
hospital.
Ella observa la foto con los ojos sumamente fijos - ¿Esa
eres tú?
Te ves tan mal… ¿estabas enferma?
-Así es, y aún lo estoy. Esta foto es de cuando me
hospitalizaron.
-¿Y adonde te hospitalizaron?
-Aquí, en el pabellón de psiquiatría.- Perpleja, y
boquiabierta, deduzco que no sabe si quedarse y matenerse quieta, o pararse y
huir despavorida.- Tranquila, no te voy a matar. Odio esa puta imagen que
tienen todos de la gente que sale de ese lugar. – aparece el mozo y me trae una
hamburguesa deliciosamente enorme, que empiezo a triturar, devorar, y a hablar con
la boca llena- como si no fuesemos realmente humanos asquerosos como ustedes, y
fuesemos capaces de hacer cualquier mierda. ¿Ves mi ficha? No maté a nadie,
aunque debí aprovechar de hacerlo… joder, esto está delicioso, ¿quieres?- tiene
cara de estar sufriendo una explosión de úlcera- ¿Dónde iba? Ah, si. Yo creo
que en parte es envidia, no todos tienen concordancia entre lo que piensan,
imaginan, y hacen, porque están reprimidos, y tambien tienen un miedo de su
propia impulsividad. ¿Qué mierda es la libertad entonces? ¿La vida cotidiana
del ciudadano normal trabajando y vendiendo hasta su cerebro para que se lo
llenen de arsénico? Me joden. Me hospitalizaron acá, salí hace poco, y tengo
muchos planes.
-Que hermoso discurso, Daire.- se acerca Él, aplaudiendo, y
se sienta.- Y tambien ha sido gracioso ver como te comías eso, parecías un
animal salvaje con su presa… servida en un plato… muchas facilidades para el
lobo ¿no? Jajaja.
-Cierra el puto pico y dime que querías.
-Ya nada, al parecer ya recordaste lo justo y necesario. Buena
movida, robar la ficha. Debiste robar la mia a ver como me veo fuera de tus
disociaciones, sería tooooooda una novedad. Ahora, si me disculpas.- Se para, y
arranca el quitasol del centro de la mesa.
-Va a llover.- le digo.
-¿Y, te asusta mojarte?
-No, pero podrías ponerle el quitasol a algun perro
callejero.
-Como equlibrar el vandalismo jajajaj, me gusta.- Salto de
mi asiento y lo invito a correr buscando algun perro. Si Ella nos sigue o no,
lo ignoro, debe estar aún sentada, y probablemente ella sí se va a mojar y no
le va a gustar.
Ya sé como estaré cuando llegue a casa, y aunque
eventualmente, como con todo, me aburra. Sé que en algun momento algo estallará,
y será el momento. Y siempre voy a ser capaz de renacer, siendo la mejor basura
que esta humanidad pudo no desear.
2 comentarios:
insisto en la genialidad de esta jodida historia, tiene esa mordacidad y acidez malvadamente hermosa. Esperemos siga la constancia para que podamos apreciar lo que va quedando de historia.
sdkyukfhljñjad
Retomando la lectura de esto, esta pre-historia de la historia le da un toque mas ácido aun a Daire.
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