La puerta se
abrió con suma delicadeza. Miré. En primera instancia no vi nada, pero, me
esforcé para poder observar mejor. Solo se veía la oscuridad del largo pasillo,
las tinieblas nocturnas se hacían presentes en total plenitud, junto con un
silencio que acusaba la presencia de
algo más que solo la oscuridad en la nada.
No me moví de mi
cama. Mi mente comenzó a confundirse, algo extraño y poco común me estaba
ocurriendo, el sudor corría por mi frente y mi cuerpo estaba rígido, no era
normal. No, no lo era. Todo estaba distinto esta noche, el aire estaba más frio
que de costumbre y el ambiente era muy denso e incomodo.
Volví a mirar
hacia la oscuridad del pasillo. Sentí un peso en mi pecho y me aferré a las
sábanas. Comencé a descontrolarme. El sudor en mi frente era mayor, tenía la
sensación de que alguien más estaba ahí, conmigo, en mi habitación. ¿Qué estaba
ocurriendo? ¿Me estaba volviendo loco? No, no lo creo así. Nunca estuve loco,
ni ahora tampoco lo estoy, la presencia de alguien más se hizo sentir en aquel
momento. Intente pensar de forma racional, pero la razón no me daba las
respuestas a mis inquietudes, todo era ilógico e irracional, no podía ser
verdad.
Estaba al borde
del delirio, el corazón latía en mi pecho con ritmo acelerado, un sin fin de
ideas vinieron a mi mente e hicieron un caos total con mis pensamientos, sentí
que mi cabeza iba a estallar. Pensé en cerrar los ojos para olvidar todo, pero
esto no funcionó. Giré la cabeza en dirección a la puerta, un golpe sonó en
ella. Luego, la puerta se cerró lentamente, y un silencio sepulcral inundó la
habitación.
Sentí que alguien
respiraba en mi oído, pero no pude moverme ni un centímetro de mi cama. Estaba
desesperado, mi respiración era agitada, en mi cabeza comencé a escuchar voces
que no me dejaban en paz, me estaba volviendo loco. Me esforcé por lograr
relajarme. Al pasar los minutos por fin logre cierta tranquilidad. Pensé por un
instante profundamente.
Después de un
momento que se hizo eterno, sentí que por fin se había marchado aquella
presencia. Esto último me motivo a levantarme de mi cama y dirigirme hacia la
mesa del escritorio. Por un instante creí sentir el perfume que utilizaba
Gianella, ese aroma tan angelical que le era característico y que producía en
mi la sensación de estar en el paraíso. Si supieras cuanto te extraño amor mío,
la falta que me haces, cuanto te necesito a mi lado. Pero la muerte nos ha
separado, y mi alma vive en eterno tormento por tu pérdida.
Miré los papeles
que se encontraban sobre la mesa de mi escritorio. Estaban en blanco, ya que,
pensaba escribir mis memorias en ellos, comenzando esta misma noche. Me senté
en el escritorio y tomé los papeles para ordenarlos. Al realizar aquella
acción, me fijé que uno de ellos tenía escrito un mensaje, el cual había sido
hecho con sangre. Esto me horrorizo, pero fue aun peor cuando leí lo que decía:
“Volveré mañana para acompañarte.
Todas las noches hare lo mismo.
Te amo.”
Gianella
2 comentarios:
miercale miercale, se ve bastante interesante
Ahora el suspenso me mata a mi.
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