Por: Prometeo
Las calles esta noche están heladas. El viento corre ligero, aunque su andar al hacer contacto con la piel, trae recuerdo de crudos inviernos. Las pocas luces de la calle dan una especie de tinte extraño a la noche, pequeñas esferas de luz amarillenta iluminan palidamente. Tengo el cuerpo entumecido, adolorido y cansado. Hoy he regresado al trabajo, he vuelto a mezclarme una vez mas en los engranajes de la maquina. Ya nadie me habla, creo que comentan mucho sobre mi, aunque me importa poco realmente. Prefiero estar solo. Me han pedido que me disculpe con el supervisor, pero me las he ingeniado para escurrirme todo el día Volver a esa realidad es intoxicante, desvitalizador.
El día de ayer tuve mi segunda consulta con el psiquiatra. No iba a ir, pero el maldito de Hernando pago la asquerosa consulta y Sofia prácticamente me obligo a ir. Sofia es obstinada, Hernando sabe que no desaparecerá de mi vida hasta que este "bien", es decir, cuando el tipo de las pastillas diga que puedo seguir normal. Vaya mierda, Sofia no entiende nada... ¿Que quien es Hernando? Pues...
TOC
TOC TOC!
Suena
la puta puerta, me debo haber quedado dormido. ¿Quién será? Sofía tiene llaves
¿Seran los Maniacos? ¿O es que Glenn ya ha averiguado donde vivo? Me
levanto de la cama, llego hasta la
puerta y la abro de golpe
-¿Si?-
digo antes de terminar de abrir la puerta
Unos
ojos desconocidos aparecen frente a mí. Tenía el rostro con las facciones
sacadas en copia del manual de estética de la máquina. En sus ojos brillaba el
desprecio, verle mirarme era como ver salir del castillo un príncipe y pararse
frente a la puerta de uno de sus siervos, o esclavos. Tenía el pelo castaño, y
era más alto que yo (que soy de estatura promedio).
Atrás
de el venia un tipo más alto, con lentes, portentoso, de expresión tosca, y
brazos cruzados. ¿Qué es esto?
-Bueno,
bueno, por fin conozco al famoso Esteban- me dijo mirándome con expresión
soberbia- No te imaginaba tan ¿Cómo decirlo? ¿Simple?¿Común?
-¿Quién
mierda eres, imbécil?- le respondí mientras me acercaba abruptamente a el tipo.
Inmediatamente el tipo de atrás, el gorila, reacciona y cuando se va a
abalanzar sobre mí, el tipo levanta su mano y el gorilon se detiene.
-Mira
tarado, si quisiera llevar esto directamente a eso, ya estarías con una paliza
en el piso, sin siquiera cansarme, pues mi amigo está aquí para que yo no tenga
que preocuparme de hacer esas cosas-me dijo riéndose en mi cara- Pobre Sofía,
no es capaz de ver que eres un simple tonto drogadicto resentido…
Hijo
de puta hijo de puta hijo de puta hijo de puta. Sabía quién era este tipo, tenía
que ser el burguesito de Sofía. Hijo de puta, hijo de puta, hijo de puta ¿Qué
hago para no estrangularlo?
En
medio de mi reacción, me ha empujado, me pillo desprevenido. Choque con la
pared y de inmediato, se metió al departamento. Cuando me incorporaba el gorila
pasa frente a mi amenazadoramente y sigue a su amo.
-Cierra
la puerta- me dijo- quiero conversar, si quisiera molerte a golpes ya lo habría
hecho. Hablemos esto como caballeros.
Imbécil
de mierda, ahora es cuando desearía la puta ayuda de los Maniacos, con el
gorila, porque ese puto de mierda lo tomo yo.
Una
danza de puñetazos caería sobre su rostro, representante de toda hermosura
prototípica, desfiguraría cada rincón donde se esconda un sector que no sea
deformidad, transformaría esa cara de campos de flores de plástico, en campos yermos.
Cierro la puerta.
Me
acerco hasta la mesa, mientras el tipo ya en una silla (su gorila evidentemente
de pie) me invita a sentarme en mi propia silla.
-No
tengo planeado hablar mucho tiempo contigo, no hace falta que me siente- le
respondí. Inmediatamente se me acerca el mastodonte y, sin mayor esfuerzo me
mueve hasta la silla y me mira serio, como para que me siente voluntariamente.
Me
dejo caer fuertemente sobre esta y miro con desprecio al jodido imbecil frente
a mí.
-Para
que sepas, por si no es muy claro esto.- dijo mientras extiende la mano hacia
mí- mi nombre es Hernando Echeñique, hijo de Jose Miguel Echeñique, de seguro
lo conoces. Estudie leyes en la Universidad Nacional y ¿Qué mas? Soy el novio
de Sofía, ella es el motivo de nuestro encuentro el dia de hoy.
-No te
daré la maldita mano ¿Qué mierda quieres? ¿Vienes a hacerme un berrinche de
celopata? ¡Pues jodete!- le respondi, intentando levantarme, obstaculizado por
este maldito primate. Hernando me toma del cuello y se me acerca amenazante.
-Quedate
quieto imbécil, no me hagas perder la paciencia, te va a ir peor a ti que a mi.
-El
puto golpe del rostro no te lo sacara nadie- le dije, tratando de lanzarle un puñetazo, pero
rápidamente, me aprisionan de los brazos.
- Mira
tarado, solo vengo aquí a aclarar las cosas, Sofía es mía y me molesta que
constantemente pierda el tiempo contigo, se preocupe o se vea complicada por ti,
tu la llevaste derecho al suelo, es culpa tuya lo mal que ella llego a estar.
Tu eres el causante de eso, finalmente, solo has conseguido herirla,
confundirla y perderla - dijo mientras me daba un puñetazo en el estomago-
Mira, yo venia aquí como caballero y tu has causado esto, la cosa era bastante
sencilla. Vengo a advertirte sencillamente, que te vayas haciendo a la idea de
que Sofía es mi novia, que tu ya lo arruinaste, y que, lo mejor para ella es
que salgas de ahí. Tarde o temprano pasara, asi que es mejor que lo vayas
aceptando.
Otro
golpe en el estomago. Tengo ganas de vomitar, se me ha escapado el aliento y no
puedo respirar. Si me asfixio vomitando, quiero que al menos le caiga encima.
-Yo te
recomiendo que no intentes decirle a Sofía sobre nuestra conversación privada,
digamos que tu tienes las de perder. Yo venía a conversar y me atacaste, si lo
pensamos bien, no estaría mintiendo.
Otro
golpe en el estomago. Los brazos que me retienen me sueltan, no tengo aliento,
sencillamente me dejo caer y el suelo me recibe de brazos abiertos. El
burguesito tiene mas fuerza de la que esperaba.
-Que
tengas un bonito día, agradece que tu cara salió intacta… bueno, no tienes
mucho que celebrar en todo caso – dijo mientras caminaba hasta la puerta, la abría
y se marchaba con el Gorila tras de sí, este finalmente suelta la manilla de la
puerta y esta se cierra, dejándome solo, por fin.
Trato
de recuperar el aliento y estiro mi cuerpo en el piso, cuando me pongo un poco
mejor, me quedo boca arriba mirando el techo.
Estaba
magullado, mas, el dolor físico estaba en segundo plano. ¿A qué se refería con
que había herido a Sofía? Anoche discutimos por teléfono por su constante
insistencia con el asunto de mi supuesta politoxicómana y sus constantes evitaciones
a hablar de nosotros. Si, ha sido cabreado, pero no creo que sea para tanto.
Siempre
que estuvo junto conmigo, jamás le vi sufrir, jamás oí que se quejara. Cuando
se fue, de manera tan drástica, pensé que simplemente, como ya no la hacía tan
feliz, busco a alguien que la elevara más. Incluso pensé que, en parte, había
dejado de importarle cuando se fue. No parecía tener sentido, seguramente
Hernando lo decía desde su visión de hijo de titiritero de la maquina.
Hernando no era un simple burguesito como siempre creí; aun no entiendo como Sofía dio a
parar donde él. Este tipo es nada menos que el hijo de Jose Miguel Echeñique,
uno de los burgueses más adinerados e influyentes del país, inversionista
mayoritario en todas los canales de “televisión publica”, dueño de las seis
compañías de prensa más leídas del país, además de numerosas inversiones en la
minería, empresas de electricidad, cadenas de supermercados, etc. Es uno de los
máximos titiriteros de la maldita máquina, las políticas de los gobiernos no son
más que servilismo de los intereses de él y otro pequeño puñado de empresarios
de la máxima escala.
Es por
eso lo de los estudios de leyes en la Universidad Nacional, la universidad de
elite, accesible por sus altas exigencias y costos, solo a los privilegiados
que han recibido una educación en las escuelas (encargadas de preparar esta madera
en piezas para la maquina) orientada
para esa labor (es decir, para los que pueden costear el status). ¿Pobres en la
Universidad Nacional? Algunos, no demasiados, solo los que lograron sobrevivir
por su cuenta en la masacre cerebral de los colegios para pobres.
Establecimientos que coloca el estado, únicamente para decir que ha cumplido su
rol de brindar educación, cuando sabemos bien, que si del burgues dependiese,
los pobres no deberían ir a la escuela, sino que recibir instrucción para cada
una de las labores que realizan en la maquina, sencillamente.
Sofía
no solo me había dejado y había renunciado a la vida de libertad que nos
esforzábamos por llevar, Sofía realmente, se acurruco con el bando contrario,
con el enemigo. Dio el esfuerzo por liberarse, a cambio de una mediocridad cómoda
y degradada, como un objeto más dentro de la inmensa, voraz, hambre de
acumulación de los titiriteros.
Sentí
tanta ira, que creí que comenzaría a sudar mares de sudor que inundarían el
departamento y el edificio. Caminaría abriendo las olas de sudor por mi
temperatura tan elevada, que con solo acercarse, el sudor se evaporaría
instantáneamente. Finalmente, llegaría hasta el edificio más alto de la ciudad,
un gigantesco monumento al consumismo y la burocracia, un símbolo gigante de la
maquina opresora, fálica, tratando de follarse todo aquello que se le cruce por
delante. A mí no, estaba vez, vomito. Vómito y género huracanes con mi sudor,
mi vómito, y más tarde mi sangre, convirtiéndome en un gigantesco huracán que
impregna la ciudad completa de mí. Soy el terror para ustedes, malditos
carceleros.
Si, Hernando, un puto.
-Dígame señor Esteban ¿Como se ha sentido esta semana?- me pregunto el tipo tras el escritorio, una vez mas con su corbata lila.
-Igual que siempre, irritado por la mierda. Por lo demás, me mantengo- le respondí
-¿Consumiste algún tipo de sustancias?
-No.- Mentí
-Eso me parece muy bien... ¿Como ha funcionado la medicación? ¿Has estado mas calmado?-
-Solo me atonta, supongo que cumple el objetivo ¿No?- lo mire desafiante, quería irme.
-Bien... Quizás podrías bajar un poco la dosis, aunque si su ansiedad vuelve a dificultarle, deberá volver a la dosis que le he recetado anteriormente... Quizás podríamos probar con otra medicación .. ¿Se han presentado algunos síntomas diferentes? ¿Como llevas la abstinencia?-
-Todo sigue igual, estoy bien ¿Puedo marcharme?-
-¿Sabes? Puedes irte perfectamente, pero yo mantengo contacto con tu lugar de trabajo y veo que no te encuentras bien, tu reticencia a la terapia me hace pensar en recaídas y nuevos incidentes. Puedes irte, pero ten por seguro que perderás el empleo tarde o temprano. Eso definitivamente no te ayudara. Tienes que entender que yo estoy aquí para ayudarte, no para controlarte, venir aquí no te hace un loco, solo una persona con algunos problemas y que con la adecuada ayuda, puede salir adelante.
No se que mierda entenderá por salir adelante, su concepto de progreso me da nauseas, aunque me ha puesto contra las cuerdas, encontrar otro empleo no sera fácil con tamaña taza de desempleo. Puto, tengo que aguantar su mierda y encima pagar, para poder conservar mi trabajo.
- Si me arrinconas así, pareciese que no tuviese mas opciones...- le dije refunfuñando.
Un auto cruza la calle a gran velocidad, acompañado de otra fría briza. Mis manos están tiesas por la falta de calor. Estoy temblando. Mañana debo ir a trabajar, pero no me importa, hoy por fin ha llegado el plazo de una de mis esperanzas de escape. Ademas hoy me siento tan solo, cualquier pequeña luz de esperanza, de novedad, me sirve para intentar levantarme de esta languidez desilusionante.
Sofia debe estar ahora en cama con el Hernando, me provoca repulsión Ya no me dan ganas de siquiera escuchar su voz, pues siempre, a pesar de la preocupación es un sonido distante, lejano, como un poco atemorizado. Al parecer Hernando estaba en lo cierto, realmente, estoy sobrando en su vida. Si no tuviese a Ayleen, estaría solo ante las marionetas, con excepción de los Maniacos, con los cuales no sabría definir mi relación Ayleen, es una de las esperanzas que aun tengo depositada en la humanidad. Una flor nacida en el asfalto, que ha aguantado los embistes de los vientos sin quebrarse completamente. Ayleen...
TOC TOC!
La
puerta vuelve a sonar. ¿Hernando habrá vuelto? ¿Qué debería hacer? Me levanto a
prisa y cojo una botella vacía. Me acerco y me preparo para asestar el
botellazo.
-¡Hola!-
me dice una chica sonriente, de cabello negro. Dejo caer la botella, por
fortuna, esta no se rompe- Apuesto a que no me esperabas aquí.
Era
Ayleen, una vez más se paraba ante mi esa muchacha de ropa estrafalaria, de
mirada inquieta, casi inocente. El contraste ha sido amplio con la última vez
que abrí la puerta.
-¿Estas
bien? Te veo con cara extraña ¿Estas ocupado? Si es así me marcho, no quería
molestarte- me dijo un poco asustada.
-No,
no, no. Por favor pasa, es un placer tenerte aquí ¿Cómo es que sabes donde
vivo?- de la nada todos tienen mi asquerosa direccion y mi puto teléfono sin
que yo diga una maldita palabra.
-Internet-
Me sonríe con los ojos cerrados y entra a la casa.
-Tenía
el día desocupado, así que, como sabía que no estabas trabajando, vine aquí a
ver si podíamos entretenernos en algo, hablar, nose- me dijo un poco nerviosa.
-Me
has salvado el día- le dije riendo.
Se ha
quedado mirando la habitación y de un segundo a otro se ha puesto algo
eufórica.
-¡Maldita
sea! Me encanta la estética de esta habitación, es una brutalidad. Mataria por
pintarla.
-¿Te
ha gustado este desastre? He invertido tiempo y esfuerzo en llevarlo a este
estado- le dije riéndome- ¿Pintora?
-No,
me gusta mucho y me esfuerzo por mejorar, pero no soy muy buena. Y los
implementos me fallan, no tengo el dinero suficiente para poder pintar todo lo
que me gustaría pintar- me dijo- ya sabes, no resulta muy abordable con
regularidad por los costos, y mis padres no invertirían en mi esa cantidad.
Seguramente pensaran que me aburriré en dos días
-¿Y no
ocurrirá?- le pregunto
-Me
suele ocurrir con la mayoría de las cosas, no lo niego, sin embargo pintar
siempre ha sido algo que me ha gustado mucho…- dijo enérgica- pero se jode, me
acostumbro por ahora con lo que tengo.
Coloco
los cojines que están sobre la mesa, en el piso y la invito a tomar asiento.
Tomo un cenicero y mis cigarrillos, abro las ventanas y me siento.
-¿Cómo
has andado?- le pregunto mientras enciendo un cigarro y le entrego uno a ella.
- La
verdad, bastante asqueada. Detesto la escuela, no puedo creer que tenga que
soportar medio año mas. Ademas me aburro constantemente, realmente encuentro
muy pocas cosas interesantes, y peor aun cuando encuentro algo interesante
tiendo a asustarme y ponerme muy tonta. Me han dicho que tengo fobia social o
que soy algo evitativa, pero creo que no es asi totalmente, por que mira, estoy
hoy aquí, en tu departamento, faltando a la estúpida escuela – Cesó riendo y
mirando al piso, luego me mira a los ojos- ¿Cómo estas tu?
-
Mmm…Ha sido una mañana tranquila, pensaba en que podía hacer del dia, como ves,
me quedan aun un par de días de licencia- le respondi. Preferia omitir el hecho
de Hernando y la aparición de Glenn. Sobre la mesa estaba el portafolio, había
algo en que usar el dia- En este mismo momento hay un objeto en esta habitación
que pide a gritos una misión.
Me
mira confundida, aunque noto su curiosidad inmediatamente.
-¿Qué
objeto? ¿Cuál es la misión?- me respondio riendo
-Mira
en la mesa.
Dirige
su mirada en esa direccion y ve el portafolio
-Oh! ¿Qué
hay ahí? No puedes dejarme con la duda, ya se me ha metido y no podre salir de
ella hasta saber- me dijo inquieta, sonriente.
-Tendrás
que quedarte con la duda, a menos que me acompañes en la misión-
-¿Y
cual seria esa mision?-me dijo desafiante
-Es
una sorpresa… si me acompañas lo
descubriras-
-O eso
dice mucho, o no dice nada.-
-Es
como una apuesta, podríamos hacer del dia algo mas interesante-
-Apostemos
entonces- me dijo riendo
Ese día hice que me acompañara a advertirle a aquel hombre de las intenciones de su hijo. Compramos ropa y artículos de disfraz, fue gracioso verla con el pelo rubio...
Esta chaqueta fue la que compre el día de hoy, negra, un poco larga pero no demasiado. Ayuda ante estos fríos.
-¿El hijo del señor Ramirez?- me responde una enfermera de pelo castaño claro, de unos 20 años- Pues, yo llevo cuidando al señor Tomas cerca de tres años y jamas le he visto, mi madre, quien le brinda los mayores cuidados le ha visto, pero no aparece nunca, le deposita los costos de su tratamiento por cuenta corriente, por lo que no se ven seguido. El no se aparece por aquí según mi madre, el dice ser un hombre ocupado... Aunque ¿Tan ocupado como para no darse un minuto para ver a su padre?
-Es decir que solo deja el dinero, como si fuese la comida para el perro botado y punto- dice Ayleen. Le pellizco el brazo despacio, para hacerle notar que cuide sus palabras.
-Pues, apenas... la verdad es que hace bastante tiempo, casi un año, que no deposita nada para los cuidados de su padre. Mi madre lo ha costeado todo durante este tiempo...
Se abre una puerta y una enfermera de unos cincuenta años sale de la habitación. Es la madre de esta chica.
-Ya se ha despertado, pueden pasar a hablar con el.
Le he apuntado a Ayleen que se quede en la habitación con las enfermeras y entro en el cuarto, cerrando la puerta.
Un hombre de muy avanzada edad, acostado en su cama me mira con curiosidad.
-Buenas tardes señor Tomas
-Buenas tardes joven ¿Que lo trae por aquí ¿Nos conocemos? Disculpe si no lo recuerdo, estas cosas de la edad, usted me entenderá- dijo con tono jovial.
-No se preocupe señor, no nos conocemos... La verdad es que no traigo buenas noticias, espero no sobre saltarlo demasiado, pienso que es necesario que usted sepa.
Me mira con curiosidad, esperando a que hable.
-Es acerca de su hijo.
-¿Que ha hecho ese miserable ahora?- dijo con tono molesto
-Pues, parece que ya sabe de que calaña es... Ha tratado de convencerme de que cambie el testamento de su casa, que le ha dejado a sus enfermeras, para que el pueda adueñarse de la casa y echarla abajo...- Sin anestesia tal cual como es.
Se quita los lentes de sus ojos y los limpia, luego sereno mira por la venta
-Ese chico haría cualquier cosa por dinero...Yo no lo crié con esas ideas...- apunta su mirada hacia mi- No se quien seras, joven, pero agradezco que me hayas advertido...
-Me parece que era necesario señor...-
Me acerco hasta una pared de ladrillo y digo las palabras mágicas
"Hola muralla ¿Como estas?"
La pared de ladrillos cede, dentro, veo una gran cantidad de personas en la habitación muchos rostros aun desconocidos para mi. Albert esta hablando, entro.
-... así es hermanos míos como podéis ver, hemos llegado al punto limite de la historia. El decadente mundo de hoy, dominador, esclavizante, ha encontrado su momento de extinción luego de años y años marginandonos y olvidándonos, encerrándonos en cárceles y psiquiátricos...-
Diego se me acerca sonriente y me da la mano saludándome
-¿Que es todo esto?- le pregunte
-Maniacos que estaban a la espera, Albert esta empezando a organizar firmemente todo...- dijo
-Son bastantes.-
-No tantos, llevamos días en estas reuniones, creo que Albert esta buscando un lugar mas grande, sobre todo ahora que van sumándose de a poco mas aspirantes.-
-... en medio de las cenizas la maquina se despedazara, nuestra labor, como responsabilidad con nuestra propia libertad, es cortar las cadenas que atan nuestras alas y las de nuestros hermanos...- Albert continua, mientras la multitud le mira atentamente.
-¿Estas listo? ¿Hiciste lo que te dije?
-Si, si lo he hecho- esta vez no mentí
-Pues vamos...
Caminamos entre la gente, Albert continuaba su discurso, me saludo con la mirada y fijo su vista en Diego.
Llegamos hasta la puerta trampa, Diego la abre y entra.
-...nuestras primeras labores son de tipo ideológico el dominio se sustenta gracias a la imposición ideológica, nuestra labor es destruir los pilares de esa ilusión de esa mentira conveniente para los carceleros de la libertad del resto de nuestros hermanos...-
Bajo al vació sótano, Diego me espera sentado en el centro de la habitación Comienza a servir en una taza un liquido color verdoso, cuando acaba, la deja en el piso, junto a un balde. Me pongo frente a el y me siento, el balde esta vació.
-Es para el vomito, siempre viene, hermano- me dijo algo inquieto, parece emocionado- ¿Estas listo?
-Si- me indica con la mirada la taza, la levanto con la mano y la dirijo a mi boca, tiene un olor repulsivo.
-Debes bebértela lentamente, soportar el asqueroso sabor, es parte del ritual.
La acerco a mi boca y siento un liquido tibio, espeso, con un sabor indescriptible, increíblemente desagradable al gusto, tengo ganas de vomitar, pero quiero aguantar.
- Oh Diosa Libertad, toma entre tus brazos a tu seguidor,
guía su voluntad a través de los mares del innombrable deseo,
que la luz de la verdad barra con la falsedad implantada en esa conciencia,
que su corazón vuelva a latir tan profundamente como lo hace tu existencia trascendental.
Acabo la taza y contengo las ganas de vomitar con todas mis fuerzas, me siento un poco mareado.
-Vuela libre, vuela al susurro de tu verdadera eternidad.
Un chorro de vomito cae sobre la cubeta, apenas puedo respirar entre los escapes de mis interiores, todo comienza a dar vueltas y la cara de Diego se vuelve borrosa. De pronto de un instante a otro, todo alrededor comienza a desintegrarse en medio de una luz inmensamente blanca.
-Te he estado esperando...- se escucha una voz que entra con fuerza a través de todo mi cuerpo. Siento unas extrañas vibraciones, que dan la impresión de que mi cuerpo fuese a explotar.
Sangre, veo sangre por todas partes. Un cuerpo desollado y desmembrado esta ante mis ojos. En una pared, con sangre, se ve escrito "Voy a por ti".
La gente corre de un lado a otro, estoy en medio de la multitud. Reúnen barricadas y se animan mutuamente ante la inminente llegada de la policía La barricada no enciende. Hay fuego por todas partes, un cadáver de un joven yace muerto en el piso, con el cráneo destruido. La multitud lincha a un policía Un banco, la gente esta en el piso, tengo un arma en la mano, escucho las sirenas de la policía "Es tiempo de entretenerse" dice una voz. Disparos, me escondo tras un mueble de la cocina y disparo. Cuando se me acaban las balas me abalanzo sobre tipo, con un cuchillo en mano. Siento el calor de la sangre en mi cara. Hay un espejo frente a mi, soy yo. La figura en el espejo se mueve y me habla, yo estoy quieto. Mis pies están sobre tierra, esta todo muy oscuro, apenas consigo ver gracias a una pequeña linterna. La canaleta, apunto a la cabeza de un hombre que me habla, apunto a la cabeza de una mujer, luego coloca la pistola en mi cabeza. Unos ojos inyectados, con un deseo de hacer daño como jamas vi, se posan en mi. El tipo camina entre la multitud, con un abrigo rojo, matando a quienes se cruzan en el camino hacia mi. Luz, solo luz, no puedo distinguir nada. Las imágenes pasan tan aceleradamente que ya no puedo distinguirlas, miles de palabras e imágenes pasan aprisa por mi cabeza. Siento que mi cabeza va a estallar, tengo una presión horrible en el cráneo Los ojos de Sangrienta se me aparecen con una potencia increíble. Siento que mi cabeza se resquebraja y explota.
Despierto en la cama de un hospital, en una silla, junto a mi, veo a Nicolas durmiendo. Me duele la cabeza, y siento una extraña sensación en el pecho, como una ansiedad desgarradora.
-¿Que paso?- Nicolas se despierta abruptamente y pasándose las manos por los ojos me responde.
-Es un alivio... pensábamos que ya no volvías...
-¿Por que estoy aquí?-
-Has entrado a tener convulsiones luego de lo que te dio Diego, no reaccionaba, tuvimos que traerte aquí para que no te murieras- me dijo- Albert y los demás han regañado seriamente a Diego por hacer algo como eso sin consultar... ¿Como estas? ¿No te vas a morir o si?
-Creo que estoy bien ¿Cuanto llevo aquí?
-Un día desde que te trajimos.
Miro las sabanas y luego la ventana, las persianas están cerradas y la luz encendida, debe ser de noche.
-Albert estará ansioso de hablar contigo, debe venir en camino.-dijo mientras se levantaba- yo voy a jalar al baño, espérame aquí.
Una vez solo en la habitación intento comprender las visiones que tuve en esa extraña experiencia, sin embargo, al tratar de recordar, algunas imágenes aparecieron tremendamente vivas ante mis ojos, generandome una puntada en la cabeza. Deslizo mi mano por mi cuello y trato de no pensar en aquello. Miro por la puerta, hacia el silencioso pasillo del lugar. De un momento a otro, veo mi figura en la puerta, mirándome fijamente. ¿ Estaré soñando? Me ha indicado con la mirada que lo siga, y se ha ido caminando por el pasillo. Me levanto de la cama rápidamente, no sin complicaciones por mi falta de fuerzas.
Camino a duras penas por la habitación y al salir al pasillo, escucho la voz de Nicolas echándole la bronca a alguien. Deben haberlo pillado. En el fondo del pasillo, en la otra dirección esta mi figura mirándome, como esperándome Dobla por el pasillo. Camino rengueando hasta el pasillo por el cual se ha ido, las luces parpadean dejando amplios sectores oscuros. Mi figura camina decida y entra en una habitación Al llegar al lugar y entrar, escucho un terrible grito y veo frente a mi al tipo del abrigo rojo de las imágenes Debo confesar que tuve miedo. Siento una mano en mi hombro que me susurro al oído maliciosamente "mátalo, mátalo ahora mismo". Veo como sus ojos se clavan en mi, siento un vértigo inmenso, como si una fiera bestia estuviese por abalanzarse sobre mi. Cojo de una mesa una especie de bisturí y me abalanzo contra el. Escucho gritos horrorizados y unos brazos que me sostienen. El tipo del abrigo rojo se levanta y saca de sus ropajes un cuchillo carnicero que comienza a clavar repetidamente en mi torso. Siento el filo de la navaja en mi pecho entrar repetidamente, la sangre abandonando mi cuerpo. Grito con todas mis fuerzas, unos brazos me toman mientras intento al menos asestarle una puñalada a mi asesino. Mas y mas brazos se abalanzan sobre mi, como si un pulpo me mantuviera cautivo, amarrado, listo para ser apuñalado hasta que pierda la conciencia y desaparezca. Siento un pinchazo en mi cuello y todo vuelve a desaparecer.
Despierto en una habitación vacía. Hay una cama y en el velador contiguo hay un vaso de agua y un pequeño frasco con un par de pastillas. No es la habitación del hospital, este es otro lugar.
La puerta se abre y entra un hombre con un abrigo blanco, de unos cincuenta años, de cabello canoso y expresión severa.
-Has despertado, que bien...
-¿Donde estoy? ¿Quien es usted? ¿Que paso?
-No tantas preguntas a la vez, entiendo que toda esta situación te parezca extraña, pero tu condición amerita que vayamos lento. Estas aquí por que has tenido un incidente en el hospital. Has atacado a una persona, intentaste matarle, aunque claro, por como estabas, no parecías saberlo muy bien, parecía como si fueses tu el que estuviese siendo atacado...- dijo tranquilamente mientras caminaba por la habitación blanca como un pálido cadáver- Con los antecedentes que manejo, debo decirte que aquello que has vivido ha sido un episodio psicótico aparentemente, en tu organismo una sustancia extraña ha detonado un serio deterioro en el funcionamiento de tu cerebro. Llevas aquí un par de días tuvimos que administrarte fuerte mediación pues atacabas a todo el personal en cuanto volvías a ti...
-¿Que es este lugar?
-Una clínica para pacientes psiquiátricos mi hijo se encontraba tratándote Casualmente estaba en el hospital ese día, charlando junto a mi y te hemos visto. Me ha explicado tu caso...-
-¿Y pueden encerrarme así como así?
-Desde luego que no, pero por orden judicial has de estar aquí Representas un peligro para ti y para los demás en este instante y como vives solo, nadie puede hacerse cargo de tus cuidados. Piénsalo es mejor que estés aquí, de no ser así estarías en la cárcel. Aquí cuidaremos de que recibas los cuidados necesarios para ver como avanzas. Cuando estés en mejores condiciones comunicaremos a las autoridades que puedes reinsertarte a tu vida.-mira su reloj- tomate esas pastillas, la risperidona te ayudara a sofocar tus episodios. Mañana tienes visitas, si sigues bien como ahora, una de nuestras enfermeras te enseñara el lugar...
Hago como que no oigo lo de las pastillas y miro hacia el techo.
-Tomatelas, o tendré que pedir ayuda para que te las administren.
Me llevo la medicación a la boca y con un sorbo de agua la hago pasar. Siento que todo pesa, una debilidad inmensa se abalanza sobre mi inmediatamente.
-Por cierto, mi nombre es Valerio y soy el director de esta clínica Yo me haré cargo personalmente de tu caso. Buenas noches.- dijo mientras salia de la habitación.
Me dejo caer sobre la cama, sin fuerzas. Siento algo en el bolsillo del ligero pantalón de claro color que llevo puesto. Con mi mano, saco un papel y lo coloco ante mis ojos. Todo da vueltas.
"Habla con Kain, no desesperes, todo va viento en popa." firma Albert. Mis ojos se cierran.
1 comentarios:
Brutal!
Publicar un comentario