-¡Hey tu! ¿Que mierda haces aquí?
Si, una vez mas me pillado. Hasta a mi me sorprende el nivel de idiotez al que puedo llegar.
-¡Ven aquí hijo de puta! ¡De esta no te salvas!
Aparentemente es un tipo rudo, se ha saltado el proceso de negociación y ha decidido pasarse a la acción. Bueno, cualquiera que tenga un arma, puede dárselas de tipo rudo con cualquier pelafustan desarmado.
Joder, saco la puta pistola! A correr!
No se si les ha pasado, pero mas de alguna vez en mi vida me he sentido como narrando la historia de mi vida desde múltiples perspectivas, dentro y fuera de mi. Segundos, segundos donde te cuentas tu propia vida. Segundos que duran eso, segundos y finalmente caen en ese abismo llamado olvido.
Esa noche hacia frió, como toda noche de invierno. La lluvia azotaba esporadicamente, caprichosa como una quinceañera, ligera como una sabana recién puesta. No sabría decir muy bien que estaba haciendo ahí a esas horas de la madrugada, no sabia si estaba demasiado puesto o si estaba ebrio, no sabia si era un tripi o si el riesgo de la situación me había dejado en shock, haciéndome olvidar todo, salvo de correr, obviamente. Solo tenia noción de tres cosas. La primera era de que corría por un callejón, un callejón clásico de ciudad moderna, sucio, oscuro, hogar de los amigos de la noche y enemigos de la vida bonita, claramente lo ultimo no por su propia voluntad. Ese callejón olía a lo que huele un callejón, basura. Pero no solo basura, ese callejón me contaba historias con cada olor. Este callejón, como todos los callejones, tenia olor a casa de marginados del progreso, olor a sudor, pero no cualquier sudor, sino ese sudor que se huele solo cuando hay dos, dos que por borrachera o quizás que, no han aguantado y han dado rienda suelta a su amor en plena grieta de la ciudad. Había otro olor, un olor que me llamaba mucho mas. Era la historia de mas de un desprevenido, quizás una joven o un padre de familia, que a mitad de la noche lo pillo en la oscuridad esa sonrisa malévola, que acabo por sumergirse lenta y dolorosamente en su estomago, acariciando en filosa linea recta sus interiores. Finalmente, nuestra querida amiga, conocida por todos de alguna forma, se abrazo a nuestro desafortunado sujeto y lo acompaño hasta los momentos finales de su existencia, que por cierto, no fueron demasiados después de la llegada de semejante caricia maliciosa. A fin de cuentas da igual, esta mas que sabido que si despertamos tenemos que volver a dormir en algún momento. Da igual si te duermes antes o después, cerraras los ojos de cualquier forma y todo aquello que hiciste durante el día, se quedara ahí, en el pasado, en el recuerdo y luego de un tiempo caerá, como prácticamente todo, en el olvido.
¿Entonces por que mierda estoy corriendo? Ni idea, en realidad esto es como una especie de deporte o juego, que se yo. En este momento tengo tomada de la mano a la mujer mas fiel de toda la existencia, la muerte y si, veo como se sonroja ante mi valiente (pero para cualquiera: estúpida) hazaña.
Vivo, de nuevo me siento vivo. Cada paso que doy, cada segundo que corro por este callejón, cada paso del tipo rudo corriendo tras mio, cada uno de sus gritos vestidos con el mejor traje de ira, cada sonido de la pistola. Solo comprendes lo que es la vida cuando estas bailando un buen tango con la muerte.
¿Recuerdan que dije que tenia noción de tres cosas? Pues yo lo acabo de recordar, pero creo que ya no viene al caso.
La lluvia comienza a caer nuevamente y el callejón comienza a llegar a su final. Si, su final, pero para gracia o desgracia mía o del tipo, la verdad ya ni siquiera comprendía la situación, el callejón tenia salida a una amplia pradera de cemento, antiguamente un proyecto para cambiar el curso de un rió cercano a la ciudad, con la intención de quitarle el olor a muerto a la ciudad, no literalmente, obviamente. El proyecto fue abandonado por que una vez mas, ocurrieron casualidades de la vida, que el tío de Maria le hablo a Juan y este a Diego, a lo que Pablo se enfado y finalmente el director del proyecto acabo llevándose los fondos inyectados desde las arcas de la ciudad. Se escucho un rumor de que el alcalde de la ciudad se arreglo con el tipo este y acabaron repartiéndose el jugoso botín, pero no hizo mucho alboroto, ya que todos dábamos por hecho esto. Resultado: Una ciudad todavía muerta, con varios puentes (del material mas barato posible), una canaleta gigante de cemento, ningún río y el permanente olor a muerte.
¿No que se lo habían robado? Entonces ¿Por que hay cosas construidas entonces? Y si no se robaron el dinero ¿Por que mierda tenemos puentes y una canaleta gigante y ningún puto río? Bueno, en este momento dudo que importe demasiado si se robaron o no lo fondos del proyecto.
Corro a prisa y escalo como puedo la reja. Estoy en el otro lado, he llegado a la puta canaleta.
-No te escaparas hijo de puta!
El hijo de puta era realmente perseverante. No sabia si eso era bueno o malo.
De pronto, sin darme cuenta, deje de correr. Estaba jadeando, mi cuerpo no daba para mas. Sentía los pasos cada vez mas cerca, pero realmente, daba igual, ya tenia lo que quería, podía volver a dormir.
¿Que demonios? Los pasos, los putos pasos ya no se oyen.
¿Te has preguntado alguna vez que pasaría si llegara el momento mas importante de tu vida? ¿Lo notarias? ¿Le darías sentido? ¿Lo aceptarías?
Lo cierto, al menos para mi, ese momento sentí algo extraño, no sabia si estaba ansioso o asustado, no sabría decir si sonreí o fruncí el ceño. Solo se que voltee la cabeza.
Frente a mi, ya no había un tipo rudo, un tipo lleno de ira en sus ojos, ya no vi esa tosca figura de verdugo. Lo que había frente a mi era una mujer, delgada, de caderas amplias, tez blanca, ojos de pantera, no sabría decir si eran verdes, azules, marrones o negros. Quizás eran caleidoscopios. Su mirada chocaba serena y caótica en la mía, se metía dentro de mis ojos y ahorcaba mis intestinos. Me sentí invadido como nunca, indefenso ante un simple par de ojos. Su boca lucia una sonrisa cansada, irónica. Esos labios eran la materialización del concepto capricho en su estado mas puro. Y su cabello. Rojo. No, no un rojo sobrio, si no el rojo mas rojo, el rojo menos natural. Y cuando digo rojo, digo rojo, no rojizo. Ella, completa, era la representación mas clara de todo lo que odio y lo que amo. Quieta, mirando, sonriente, curiosa, caprichosa, caótica e irónica. En su mano lucia una bonita nueve milímetros, brillante como ninguna.
No dejaba de mirarme y sonreír, como si me hablara con la mirada, como si se estuviese riendo de todo lo que soy. Definitivamente, mas que amor, me hacia brotar el odio hasta por los poros.
Y de pronto ocurrió lo impensable, ocurrió lo que tanto anhelaba, la situación cambiaba. Pero definitivamente no tendría el vuelco que esperaba.
Ella, sonriente, levanta su nueve milímetros y apunta a mi cabeza. ¡Por fin! En ese momento pase de odiarla a amarla como a ningún ser en la existencia. Mi cabeza gritaba silenciosa "DISPARA". Pero paso lo impensable. Mientras me apuntaba, me guiño un ojo, diciéndome quizás que, engatusandome en mal y buen sentido. Escuche su risa. Era la risa mas burlona que oí jamas, y se reía de mi. Su brazo se movió y finalmente, la nueve milímetros paso de apuntar a mi cabeza, a apuntar a la cien de ella. ¿Que mierda esta haciendo? Maldita puta ¿Que carajo crees que hjjjjjjjjjj baces?
¿Que hacia? Simple, acercar su otra mano a su boca, lanzarme un beso y pegarse un tiro en plena cien.
Ese momento fue el mas extraño de mi vida.
No podía ser, no podía ser ¿Como era posible?
Ya no tenia control de mi. Sentía miedo y una ansiedad horrenda. Consternado quedaba chico a como estaba. Camine hasta el cuerpo de la chica, le quite el revolver de su mano y me apunte.
Se acabo, demasiado ya. Jale el gatillo....
Lastima que no quedaran balas.
- ¡La puta madre!
Y así es como despierto una vez mas, empapado en sudor frió, tenso y cansadisimo aun. Es la quinta noche que se repite este sueño, o pesadilla, que se yo.
Una pesadilla que de seguir así me acabara matando...
Así es como apareció ella. Para esa chica sin duda no cabía ningún otro calificativo, ningún otro nombre mas que Sangrienta Malvenida. ¿Quien era ella? ¿Que hacia en mis sueños? Preguntas sobraban, definitivamente, respuestas, no había indicios de que apareciese una sola
0 comentarios:
Publicar un comentario