Sangrienta Malvenida ha llegado a el inframundo y de una patada ha abierto el Tartaro, liberando toda clase de escupitajos de sinceridad, disparates encerrados por una eternidad, luces y sombras de historias contadas que jamas fueron oídas. Sangrienta Malvenida le ha dado una oportunidad a toda ese mundo encerrado entre Occipital y Frontal, Parietal y Temporal. Ese mundo caótico deseoso de adquirir vida propia, acaba de hallar una nueva oportunidad. Sangrienta Malvenida no sabe que lo ha hecho, pero lo ha hecho.

Aquí empieza la función!

Porquerías de poemas

lunes, 18 de abril de 2016

Dejar ir

Somos un instrumento más
En esta gigantesca sinfonía
Encontrar la sintonía
Esa vibrante armonía
Es un precioso regalo
Pero jamás hay que olvidar
Que cada nota
Debe morir
Para dar paso
A la siguiente
Y el compas
También terminará
Para dar vida
Al siguiente
Hay sonidos
Que tocan el alma
Para disfrutarlos
Y no sufrirlos
Es preciso recordar
Que toda melodía
Es una sucesión
De pequeñas muertes
Que se direccionan
Precipitadamente
Al silencio final.




Aviones, febrero

Hace uno o dos días
Un viejo amor cumplió años
Era tan importante
y hoy ya no me acuerdo
si era 12 o 13 de este mes
Ella se ha convertido
En una mujer radiante
Audaz e inteligente,
Mas de lo mucho
Que ya era antes
cuando la ame.
Cuando la conoci
Era una muchacha
Con fuego en los ojos
Miraba desafiante
Pero risueña
El futuro
Ella sabia que podía
Tomarlo entre sus manos
Si de verdad se lo proponía.
Ella era una niña en sus adentros
Recuerdo esa noche riendo
En los columpios
O bajo una farola apagada
Tendidos en el húmedo cesped.
Hoy ella es una mujer
Mas que sobresaliente
Viaja a cientos y cientos
De metros sobre la tierra
Contempla sonriente
Desde las alturas
Las chiquititas
Y pintorescas ciudades
De estos animales
Que manejan herramientas
Y se explotan unos a otros
Ella camina, tal vez danzando,
Y llega hasta el final
De la muralla China,
Camina por las calles
de decenas de ciudades
saboreando culturas
saboreando esperanzas
saboreando magia cotidiana,
ese gusto quizás era
nuestro mas poderoso nexo
cuando lo hubo.
En un encuentro casual,
Cuando me pillo
Tocando en mi guitarra
Una canción
Que compuse para ella
Me decía que soñaba
Con viajar, con conocer,
Ella quería tocar el cielo
Con sus dedos,
De una u otra manera
Al parecer lo ha conseguido
Me tomo esta cerveza
Sonriendo, brindando por ella.
Ella se canso de mi
borracha rabiosa y desmedida
Locura.
Cerro la puerta con fuerza
Para no volverla a abrir
Han pasado años
Sin esos ojos
ese tono de voz
esa sonrisa.
Me he perdido
En otros ojos
Y otras pieles
he gozado y sufrido
Nuevos amores rotos,
He brindado en honor
O culpando a otras tantas
Despues de todo
Segui siendo yo mismo
Tu cuchillo fue bondadoso
Quirúrgico, yo se que
En el fondo
Querias extirpar de mi
La debilidad.
Hace mucho que
Ya no sueño
Despertar y encontrarla
Desnuda conmigo en cama
Ya no sueño
Con emocionados reencuentros
Ni siquiera
Un singular instante
de complicidad
en una mirada
en el metro.
Hoy me limito
A desear
Cada vez que
Escucho noticias
De accidentes de aviones
Que ella
No haya estado
En ese vuelo.









 Lección de las arañas

Las paredes del jardín
Están repletas de arañas
Escapan de su hogar invadido
Cruzan rápidamente la tierra
Y se me suben por los las piernas
Todos los días mueren
Hormigas, cucarachas y escarabajos
todos los días algun ser humano
pisotea con fuerza algun bicharraco
y casi nunca es siquiera
una anécdota.
Contemplo el destrozado nido
Con amargo sabor imagino
Que un gigante viene
Y destroza nuestros hogares
Un gigante que piensa que
Todos nosotros somos prescindibles
Un gigante que se adjudique
Y reclame a punta de soberbia,
Violenta, fría e insensible,
la propiedad de alguna tierra
que seguirá ahí por mucho mas tiempo
que todo aquel que pueda decirse
dueño de ella.
Eso han de ver los sionistas
Cuando todos los días
Asesinan palestinos
A punta de plomo y explosiones
Eso deben imaginar
Los soldados yanquis
Al dispararle a algun iraquí o afgano,
O cuando torturan en Guantanamo
Eso es lo que vio Hitler
No solo con los judíos
También los negros, comunistas,
Los gitanos, homosexuales,
También drogones y enfermos
Eso es lo que ve Trump
En los latinos y afroamericanos
Eso es lo que Pinochet,
Contreras, Krasnoff
Y todo el resto de hijos de puta
Vieron en nuestros desaparecidos
Torturados y asesinados.
Abrumado me senté
Frente a las ruinas de su hogar
Y me limite a contemplar
Como terminaban su huida
A uno de sus últimos refugios.
No mate ninguna más
Tampoco ataque su refugio restante
Solo mire, mire y reflexione.
Llegue a la conclusión que en fondo
En lo más oscuro e íntimo
De nuestros adentros
Habita un Netanyahu, un Nixon,
Un asqueroso Trump
Un nefasto Hitler, Musolinni y Franco
Un repulsivo Pinochet, Batista
Un voraz y traidor Stalin.
Las arañas acabaron de asentarse
En su nuevo refugio
La vegetación mas tarde crecerá
Y ellas posiblemente a su tierra
Por fin regresaran.
Agradecido de su humilde lección
Me decido a enfrentar
A ese enemigo
Despreciable y contaminante

Que aun habita dentro de todos nosotros.

Relatos

Doscientos kilómetros por hora

Estaciono el auto en uno de los estrechos y sucios pasajes del culo de esta ciudad, un rincón apretujado y abandonado a la miseria en los extremos de la ciudad, aquí el respeto se gana demostrando tu poder, aquí, donde el resto del país sabe de su existencia solo por las noticias de delitos en los putrefactos canales de televisión, aquí, donde fuimos criados, no sin amor, pero si con dureza y hambre, con un miedo latente. Ese miedo de que en cualquier momento patearían la puerta y se llevarían al viejo, a tu hermano o a tu mejor amigo. Somos experimento de la maquina social, ella espera que nosotros juguemos el papel del malo, del incorregible, del peligroso, de todo eso que su hipócrita moral desprecia. Desprecia, pero necesita y ¡Oh como la necesita! La sociedad requiere que alguien juegue ese papel para que las conciencias colectivas puedan dormir por las noches, somos el fácil punto de comparación, gracias a nosotros, ellos pueden sentirse un poco mejor consigo mismos. A veces me pregunto si, una vez en este camino, no hay real salida. Poco importa a estas alturas. Alcanzo una botella de whisky en el asiento trasero, abro la puerta y me bajo.
Los niños del pasaje se amontonan acercándose y un par de señoras miran desde la esquina cuchicheando entre ellas. Los mocosos me festejan pero hago caso omiso, uno de ellos, apartado del grupo me mira en silencio, puedo ver que en sus ojos no soy otra cosa que una adaptación de una vieja película que ya ha visto. La película de su padre, sus tíos y hermanos.
Saco las llaves acercándome a la reja mientras una gárgola viene hacia mí. En su demacrado rostro, con evidentes signos de angustia y con los ojos casi ya sin luz, reconozco a un antiguo compañero de pichangas de niñez. Largos años de pasta base lo han convertido en el esperpento que hoy deambula confuso en busca de alguna moneda. Sé que en el fondo ya ni disfruta al consumir, solo se deja arrastrar por la inercia del vicio hasta la tumba. Me atormenta pensar que, en alguna medida, todos hacemos lo mismo con un vicio u otro. Y los vicios, es más que sabido, van mucho más allá de las drogas. Se puede ser adicto a casi cualquier cosa, a veces la adicción se disfraza de valores más aceptables para enmascararse, pero está ahí. Él es una gárgola ¿Y yo? ¿En qué demonios me convertí? Lo miro directamente a los ojos y saco un billete del bolsillo “¿No te parece que el cielo está a punto de caer encima de nosotros?” le digo colocando el billete en su mano. Doy media vuelta y entro a casa.
Huele a humo de cigarrillos y alcohol. Recorro la polvorienta sala pateando colillas de cigarro, de tanto en tanto se me pega el zapato en viejas charcas de botellas derramadas que jamás se limpiaron. La casa permanece silenciosa, abro la puerta de la habitación y veo a Deniss fumando acostada en la cama con la mirada perdida. Doy media vuelta y voy a la cocina, busco exhaustivamente un vaso limpio hasta por fin dar con uno, solitario, en la parte alta del mueble. Me lanzo sobre el sofá, me sirvo el whisky, coloco los pies sobre la mesa de centro y alcanzo el control remoto. Sin embargo la televisión no enciende, ni me molesto en averiguar la causa, realmente no tenía ganas de verla. Escucho pasos desde la habitación. Deniss cruza la sala, puedo sentir la rabia en su mirada. “¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando?” me dice parada frente al sofá, doy un largo sorbo y termino el vaso, mientras lo relleno le contesto “Me despidieron” Comienza el griterío “¿Y qué mierda vamos a hacer ahora?” “Estoy cansada de esta vida y tú nunca haces nada para que esto mejore” “¿Este es el cielo que me prometiste?” “¿Podrías por un maldito segundo prestarme atención?” Doy otro largo sorbo y termino el vaso una vez más, cuando termino de rellenarlo la miro. Saco las llaves del auto y las dejo sobre la mesa. “Feliz aniversario” le digo riendo mientras doy un sorbo. “Hoy no es nuestro aniversario” “¿De dónde sacaste esas llaves?” cuando se asoma a la ventana y ve el Porsche se queda muda. Me mira fijamente haciendo un gesto de negación con la cabeza, luego camina rápidamente a la habitación. No tarda demasiado en volver con sus maletas, no despego la mirada del vaso de whisky y la botella. Puedo oír como se acerca, puedo reconocer su clásico aliento alcohólico mañanero, antes eso me seducía bestialmente, hoy me es indiferente. “Mi madre tenía razón contigo. Estas completamente loco, no eres el mismo que conocí, ya no te amo” me dice al oído. “Ya lo sé, yo tampoco te amo hace mucho. Creo que seguimos por la inercia” le respondo mientras me sirvo otro vaso “Ya empezamos con lo de la inercia. Vete a la mierda, ya me canse de ti” dio media vuelta, salió sin mirar atrás y cerro con un portazo. Doy otro largo sorbo.
Van a venir por mí, lo sé. Realmente ya no importa. Conté día a día mi condena durante tres interminables años. Solo añoraba salir, y cuando lo hago recuerdo que en el fondo afuera también es una prisión, una mucho más grande. No se puede vivir honestamente –o esclavizadamente- cuando nadie quiere darte la oportunidad de demostrar que vales algo. Ya estamos marcados, e intentar adaptarse después es imposible, pues, al conocerse tu pasado, inmediatamente te conviertes en un sujeto deleznable, que no es digno de confianza alguna. Ya estoy harto de que me miren de reojo, como esperando a pillarme en algo turbio, como buscando una excusa para no lidiar con la idea de mi presencia. Es así para cualquier ex reo siempre. Mi jefe me acuso de robarle no sé qué porquería, por eso me despidieron, o bien por qué le propine un puñetazo de lleno en pleno rostro. Pensé: A la mierda este asqueroso empleo, el reloj cada maldita mañana y todos esos putos sacos y herramientas, a la mierda trabajar a todo sol a las 2 de la tarde, el nauseabundo transporte que nos acarrea como ganado, los descuentos en la colilla final del sueldo, a la mierda mi mujer y todas sus noches que no llega a casa sin decir palabra, su manía por beberse todo mi licor y su insistencia en culparme por la miserable vida que llevamos, a la mierda la putisima televisión, a la mierda la rehabilitación y la puta vida en sociedad. Cuando vi a mi jefe tumbado en el piso con la cara completamente ensangrentada, recordé a mi padre y me dije “El viejo estaría orgulloso de mí”
Salí como un huracán, pase a una tienda de juguetes y compre una pistola que parecía de verdad, luego me dirigí a un local de compraventa de autos exclusivos. Hoy se cumplen ya 10 años de la muerte del viejo. A él no había quien le parara, hubo tiempos difíciles pero de alguna manera u otra siempre conseguía poner comida sobre la mesa. Cuando lo encerraron llegaron los tiempos del hambre. Le toco a mi hermano sostener el peso, pero no tenía la experiencia, la bravura y la agudeza del viejo. Dos años duro así antes de hacerse encerrar por un asalto a una tienda de ropa deportiva. Quede solo con mama, ella no podía trabajar por su salud. Así que con 14 años me sumergí en el mundo de mi padre, trate de acercarme a los amigos del viejo, ellos me dieron uno que otro trabajo y así fui aprendiendo y llevando el pan al hogar. Todos ellos decían que tenía talento para esto, que era la viva imagen de mi padre en su juventud. Pasaron los años y la cosa solo mejoraba, ya no pasábamos hambre, mama tenía sus costosas medicinas y se empeñaba en ver la televisión abierta a pesar de que le pagara televisión por cable, también contrate una enfermera para que se encargara de las labores que yo ya no quería hacer. Vivíamos bien, me gustaba mi trabajo, sentía que ahí era alguien, además de lo evidente, el sabroso y tentador sabor del poder. Salía de fiesta todas las noches, para mí no había puerta cerrada ni mujer que se resistiese. Cuando creía que lo tenía todo, llegaba un poco más alto. Por un instante creí que la ascensión no pararía, era un iluso.
Me acerque hasta un Porsche y lo quede mirando fijamente. Cuando era un niño el viejo me llevo en uno de sus días de trabajo. Era un Porsche, muy parecido a este, hizo que me sentara en el asiento del copiloto. Yo estaba loco por el auto, era como en las películas. El viejo, riendo, me dijo que algún día yo manejaría uno así. Un vendedor se acerca, finjo acento de cuico ciútico. Parece creer que yo podría comprar semejante máquina. Finalmente consigo hacer que me invite a probarlo. Acepto su oferta de inmediato y me subo al asiento del conductor.
El vendedor habla con otro tipo del lugar pidiendo papeles de no sé qué porquería, luego regresa, se sube al asiento del copiloto y me entrega las llaves. No presto atención a sus indicaciones, salgo de la automotora y cuando ya me he alejado unas tres cuadras saco la pistola de juguete y le doy un puñetazo con la otra mano. Freno el vehículo mientras le apunto y le grito para que se baje. Finalmente, aterrorizado, lo hace. Me estiro al asiento contiguo para cerrar la puerta, luego regreso a posición de conducción y me alejo, tomando la entrada a la autopista.
Me encerraron justo el día que salió el viejo. No lo podía creer. Luego de una exitosa misión en una joyería, de alguna manera dieron con el lugar donde llevamos el botín. Éramos doce, pero llegaron a nosotros dos primero. Javier y yo guardamos silencio pero atraparon a casi todos los demás de todas formas años después. Fue como una comedia negra la primera visita del viejo. Quien diría que la espera para trabajar juntos, codo a codo, solo acabaría con la inversión de los papeles. El viejo y mama venían siempre para las visitas, yo mataba los días con ejercicio, peleas, drogas y si me sobraba tiempo leía al viejo de Camus, el extranjero, un libro extraño y amargo, pero tan misteriosamente seductor. Piso el acelerador evadiendo un auto que va por la pista rápida a unos miserables 100 km/h. Ya he dado la vuelta completa por esta carretera en forma de anillo. Me agrada esta sensación.
Uno de los días de visita, cuando no llego mama ni el viejo, supe que algo ocurría. Conseguí llamar por un celular que había conseguido hacer entrar hace unos días. Fue así que me entere de la caída del viejo. Estaban metidos en algo grande, algo que prepararon desde las mismas paredes y barrotes que después me encerrarían a mí. Un idiota abrió mucho la boca y todo se pudrió, la policía llego y las balaceras comenzaron. El viejo cayó con un directo tiro al corazón. Aún recuerdo su pálido rostro muerto, no tenía miedo, sonreía. Me sentí orgulloso. Sé que si me viera ahora, a doscientos kilómetros por hora, por la carretera en el auto con que me dio la bienvenida a ese mundo, con el cigarro en la boca e importándome un carajo la puta policía que vendrá tras de mí, estaría orgulloso también.
Sirvo otro vaso de whisky, la botella casi está agotada. El viejo siempre compraba esta misma botella y bebía, bebía un vaso tras otro y nunca, o casi nunca se emborrachaba. Yo me parecía a él, pero no tenía esa capacidad. El viejo se podía beber dos o tres botellas en un día y lo podías ver fresco, perfumado. Yo no era así, pasando la mitad de la segunda botella tenía que tirarme una raya o dos, me sabía con la guardia baja y no me lo podía permitir. Hoy importa un carajo, van a patear la puerta y me van a tirar al piso, me pondrán esposas y me arrastraran a un bicharraco metálico, conducirán hasta la prisión y me trasladaran a una nueva jaula. En el fondo, esta no es otra cosa que eso, una transferencia de una jaula a otra. Me dejaron salir solo para que hiciera esto, así podrían seguir vendiéndose los periódicos matutinos, así las viejas cuicas del barrio alto podrán beberse el té tranquilas consigo mismas, así los estúpidos y pasivos santurrones seguirán sintiéndose buenos seres humanos, así toda la puta sociedad puede vivir creyéndose gustosamente su propio engaño. Pienso que todos ellos me deben y deberán siempre un agradecimiento.
La botella se ha vaciado y se cuál es el destino que esta próximo. Me angustia pensar otra vez en la inercia. Me asusta pensar que el viejo también fue arrastrado, así como yo, por esa poderosa corriente. Siempre hablaba del abuelo y su legendario talento en el negocio, las hazañas de sus tíos. Todos bebimos el mismo whisky, disparamos casi las mismas balas, todos, salíamos como gloriosos cazadores nocturnos por la noche, sin miedo a rejas, ni perros, ni leyes, ni hombres armados, nada podía detener nuestro coraje. Era nuestro legado, esa fiereza natural, esa extraña capacidad de hacer callar a todos solamente elevando un poco el volumen de la voz. Éramos de esos con los que no querías lidiar cuando estamos enojados, de esos con los que hay que saber distinguir la distancia, las palabras y el tono. Eso sí, yo nunca fui un tipo difícil cuando se me trataba con respeto, no como el viejo y los demás. Luego de que el viejo se fue, todo se desmorono. Mi hermano murió en una riña en la cárcel, era demasiado explosivo y no pensaba demasiado, iba a pasar en algún momento. Mama no murió mucho después. Cuando salí de la cárcel llegue a una casa vacía. Conocía a Deniss de antes, cuando nos encontrábamos estábamos solos, borrachos y sedientos. Así terminamos juntos, ella estaba convencida de que podíamos salir adelante sin que yo volviera a ese mundo, que trabajando dura y honestamente lo lograríamos. Trate de hacerle caso, durante años deambule de un empleo en otro, el trabajo como jornal es cansador, llegas molido, cansado e insolado a casa. Por las noches nos emborrachábamos y lo hacíamos. Los fines de semana hacíamos lo mismo. Esa era la vida y eso, seguiría siendo hasta que me saliera espuma por la boca. Que agobio.
La puerta se abre de una patada y escucho gritos. Veo sujetos vestidos de verde, los ojos de las bestias y pistolas. Me tiran al piso y me patean una y otra vez. Siento las esposas metálicas y una mano tomarme de la ropa y levantarme. Me empujan hasta la puerta y luego la calle, el Porsche está ahí, los policías lo revisan. En la casa otros permanecen en busca del arma, sonrió, pues pierden su tiempo. El grupo de niños observa a la distancia, la gente del pasaje mira por la ventana, algunas señoras cuchichean y en otra esquina un grupo se pasea con palos y hechizas en las manos. Antes de subirme al carro policial veo los ojos de aquel muchacho silencioso y sin decir palabra, conversamos y escuche como su voz se quebraba porque estaba convencido de que, al igual que yo, el viejo, su hermano Javier, el mío y cuantos más, le había tocado actuar ese papel, en esa película que no dejaba de ver día a día alrededor.













Haciendo camino

-¡Apestas! ¿Hace cuánto que no te duchas? ¿Acaso estas borracho otra vez?- me gritoneo ella cuando llegue a casa. Últimamente apenas se molesta en saludar antes de empezar a gritar. Trate de dirigirme al sillón pero se cruzó en mi camino con ojos de fiera- ¡Es suficiente! ¡No voy a volver a pasar por esto otra vez!-
-No me publicaran, dicen que no creen poder vender el puto libro- le respondo entre avergonzado y molesto, intento pasar, pero vuelve a interponerse en mi camino.
-¡No me interesa tu maldito libro y toda esa mierda! ¡No quiero escuchar más tus excusas! ¡Sal de aquí ahora mismo!- insistió furiosa. Quise hacer caso omiso pero camino hasta el mueble y de atrás saco la escopeta gritando que le haría un bien al mundo si me volara los sesos.
Salí lentamente y sin mirar atrás. Cuando cerré la puerta a mi espalda note un helado viento. Deambule inseguro por las calles sin saber bien adonde ir. No tenía parientes ni amigos cercanos, pero si suficiente dinero para pagar una semana en uno de los viejos hoteluchos. Qué horror. Otra vez en un sitio así. Desganado intento no pensar en esos baños, esas paredes, en esos colchones, almohadas y esas sabanas.
Hago la reservación en un uno de esos de dos pisos con numerosas habitaciones. La vieja a cargo me mira como con pena al verme llegar a un lugar así solo. Reservo unicamente esta noche, tal vez Jess cambie de opinión, o eso me habría gustado. En el fondo sabía que no sería capaz de pasar más de una noche ahí. Una vez hecho el pago y ya con las llaves a disposición cruce la calle y entre a un viejo sucucho oscuro donde se vendía cerveza hasta muy tarde. Me senté en un rincón alejado de la parpadeante luz y pedí una botella para empezar.
Bien, esta no es la primera vez que me veo así. En una ciudad ajena y extraña, rechazado, abandonado, lanzado a la deriva por mi cuenta. He ido ganando experiencia como marinero, de alguna manera antes de llegar a puerto puedo saborear por adelantado este instante, ese momento en que con fierros y palos en llamas me expulsen de vuelta hacia alta mar.
Ya no duele como antes, con el paso de los años el dolor se fue convirtiendo en un vacío hambriento que podía saciar temporalmente dándole cerveza, whisky, cigarrillos o –siempre que se podía– la calidez de la entrepierna de una mujer. No tenía un plan demasiado urdido para enfrentar el gigantesco vacío de esta noche, supongo que iba a seguir bebiendo todo lo posible para luego deambular errático por las calles en busca de una sorpresa que detonara una especie de catarsis, o alguna ebria visión de la iluminación. Como esa noche en la capital.
Era la tercera vez que me rechazaban un viejo libro, además esa mujer, Fer, se había marchado con otro. Ellas siempre se marchaban cuando en mi vida todo comenzaba a derrumbarse. Esa noche de martes bebí, bebí y volví a beber. Estaba molesto, triste y frustrado, pero la cerveza sabia tan bien que se me olvidaba lo mal que estaba y cuando el pecho me empezó a arder me di cuenta que estaba ganando, saque un cuadernillo y un lápiz y empecé a escribir, hacia pausas solo para beber mas y pedir otras botellas. Fui llenando paginas con relatos marginales, de carcajadas oscuras y oraciones de batalla. Cuando puse el punto final levante la vista y vi como levantaban las sillas del lugar, no tardaron en echarme. Sali a punta de tropezones, pateando botellas y riendo como enajenado, no logro recordar de que. Deambule en zigzag por las despobladas calles nocturnas capitalinas, cuando llegue a un viejo paseo iluminado saque la petaca para celebrar ese paisaje. Me sentía como legitimo heredero del mundo, no importaban las miradas de las viejas soñolientas en las ventanas ni los imbéciles que no querían publicar mi libro. Me repetía una y otra vez que toda esa gente no reconocería algo bueno ni aunque eso les pateara el culo o se los follase por ahí mismo. Da igual, nada de eso importaba. Sabía que desde adentro estaba haciendo camino a mi propia victoria a través de los numerosos fracasos. Termine la petaca de un largo sorbo y sonreí, me sentía ligero, ya no me pesaba ni Fer, ni el arriendo, ni el hambre, tampoco el dinero que ya casi se agotaba. Me olvide del olvido, las paredes y los barrotes, los ojos sin luz y todos, todos esos muertos que esta noche descansaban en sus camas, listos para mañana ir a sus muertos trabajos y seguir su muerta vida. Camine entre tambaleándome y danzando hasta una vieja estatua situada en el centro del paseo. Era en honor a otro de esos viejos abominables que la historia condecoro con flores. Esa misma boca que sonríe dio la orden para cuantas matanzas obreras en el pasado. Me baje el cierre, coloque mi verga en su helado rostro de escultura y comencé a mearlo. Cuando estuve a punto de terminar de vaciar el estanque pude percibir un destello corto, al voltearme pude ver a un tipo con una cámara que se alejaba a la distancia. No le di mucha importancia al asunto, baje de la estatua y comencé a correr en cuanto vi a las bestias uniformadas. Corri, corri y segui haciéndolo hasta llegar a mi casa. Me quite toda la ropa, prendi el último cigarrillo y me tire sobre la cama pensando que tenia el cuerpo en llamas y que el edificio probablemente se quemaría antes del amanecer, cosa que no ocurrió. Dos días después me llamarían diciendo que publicarían mi libro, dijeron cosas raras sobre una foto, yo no sabía de que mierda hablaba el, pero daba igual, lo había logrado.
Han pasado largos años desde esa noche, y aquí estaba, una vez mas perdido hundiendo la cabeza en bares, a la espera de un telefonazo que no llegaría, masticando derrotas en la boca, pasando el mal sabor con cerveza. Nada ha cambiado desde entonces. He retornado una vez mas a este punto del ciclo ¿Qué es lo que vendrá? ¿Intentar volver con Jess? ¿Volver a llamar al sucio Ricki para pedirle una mano para publicar el libro? No tengo deseos de rogar a nadie, no creo que se lo merezcan. Pido una cerveza mas, pienso tomármelo con calma, esta noche no hay prisas.
Voy vaciando vaso tras vaso, espero ese instante, ese calor en el pecho que mueve mis brazos, que deja el lápiz besar el papel en una danza frenética. Pero va uno tras otro y el momento no llega. El lápiz descansa en la chaqueta y el pequeño cuadernillo permanece cerrado sobre la mesa. Ningun baile forzado es bueno, si no nace esta noche, otra mas sera. Cuando voy a pedir otra cerveza veo como se me acerca un tipo de unos treinta. Me pregunta si soy quien soy, me dice que empezó a leer mi libro hace poco, que le ha gustado y no se que mas. Me ha invitado la siguiente cerveza. El tipo habla y habla, yo lo escucho mientras me sirvo otro vaso. “Cuentame de la anécdota de la foto” ¿Cómo no iba a tocar el tema? “Tenia que mear en algun lado” le respondi luego de que el silencio en espera de la respuesta se extendia. Se ha largado a reir, ni el ni nadie conoce ni conocera ese tipo de detalles. Me reservo solo para mi algunas experiencias vividas, las más intensas probablemente, como un pequeño y olvidado tesoro escondido dentro del pecho. Pienso que todos los que viven de verdad pasan por algo similar. No es el miedo a que el excesivo manoseo degrade ese tesoro oculto, es sencillamente que hay cosas de las que apenas se puede hablar, cosas que superan el mero entendimiento intelectual, momentos en que el tiempo parece música y los quejidos son poesía. Eso no se detiene al examen del intelecto, se bebe como si fuera un vaso en llamas de whisky con vodka, eso se siente bajar por la garganta e incinerarte el pecho. Eso se siente, y sentir para alguien que está vivo es arder. Nadie entenderá como por un instante ardiste tanto como el sol. Pero, en el fondo, tú lo sabes, y mientras no seas tan imbécil de poner en duda lo mejorcito tuyo, bastara. Tienes que disfrutar de ti contigo mismo, tienes que aprender a saborear la vida por tu cuenta. Puede ser que un día en la obra nadie más entre en escena, no vaya a ser que por eso se apaguen todas las luces y se acabe la funcion. Hagas lo que hagas no concedas el protagonismo de tu vida, si el pecho te quema por comprometerte con algo: hazlo, pero que sea por la más profunda convicción, no conviertas los puentes en vías de escape de ti mismo. No te abandones, no te guardes en el disimulo, no te escondas en la apariencia, no permitas que la comodidad te vuelva inmóvil, no te avergüences ni de lo que el agua se lleva cuando tiras la cadena. Esta vida es tuya y, como decía el viejo francés de mirada perdida, eres lo que haces con lo que hicieron de ti.
El tipo no ha tardado en levantarse de la mesa al ver a una guapa muchacha, de bellas piernas y vestido verde, entrar por la puerta del bar. Vaya bombón que se tira el tipo este, me agradece y se despide en busca de su novia. No tardan demasiado en marcharse y la botella vuelve a flaquear, mi vaso está vacío y el fuego en mi pecho se resiste a arder con mayor vivacidad.
Sali del bar, quiero beber algo mas fuerte y en ese lugar me arrancarían un ojo de la cara por un par de vasos. Camino un par de cuadras, hay poco movimiento, mas, pueden distinguirse aun empleados borrachos del mundo del ferrocarril, cargadores cansados, en la esquina una mujer de unos cuarenta años con falda de niña de doce y un peto amarillo rie con su amiga transgenero mientras comparten una botella de ron.  Creo que este ha sido de los pocos paisajes en este lugar en el que me he sentido como en casa.
Compre una botella de whisky barato en la botillería y camine varias cuadras mas, cruce una plaza contigua a la zona de carga de trenes y luego de una cuadra mas en ascenso, llegue hasta un pequeño cerro desde el cual podía distinguirse casi todo el pueblo, era uno de los puntos ideales también para contemplar las estrellas. Siempre vine aquí solo, Jess no era de este tipo de cosas. Nunca supo de todo lo que se perdia, pero esta bien, asi no podrá sufrirlo. No le deseo mal alguno a todas esas mujeres que se fueron o me echaron, esto es asi, el viejo Charles tenia razón cuando decía que ningún amor resulta. Y si resulta, añado yo, preocúpate muchacho, porque es probable que no sea el amor lo que realmente esté funcionando, los miedos y la inercia tienen impresionantes disfraces. Abro la botella de whisky, enciendo un cigarro y doy un largo sorbo mirando al cielo. Mirar las estrellas borracho en la cumbre de un cerro, sin escuchar más que los grillos y otros bichos, el viento, el vaivén de la botella, el acelerado arder del tabaco al aspirar con fuerza, eso, eso es amor, eso es vida.
La noche va pasando a sorbos y estrellas fugaces, se que no pasare la noche en ese hotel. No soporto siquiera las paredes de mi propio apartamento en la capital y voy a soportar esas perturbadas y sucias murallas. Voy a marcharme de aquí, todavía no tengo muy claro dónde pero eso no importa, estoy seguro que este es un adiós con el cerro, con las luces de la estación, un adiós a Jess con sus idas y venidas, un adiós a esas cansadas tardes cargando y cargando vagones. Yo no nací para eso, por eso dure tan poco. Doy media vuelta despidiéndome del cerro, cuando llego a la solitaria plaza contigua al ferrocarril orina la cabeza de la estatua de otros de esos viejos burgueses de mierda, esta vez no hay destellos, no hay cámaras, no hay foto que haga que llamen días después para decirme que me publicaran. Ese gancho de imagen es útil con alguien más joven, cuando tienes veinticinco es irreverente, hoy, más de once años después, soy solo un desvergonzado viejo borracho orinando en público. De cualquier manera es irrelevante, esto nunca, nunca se ha tratado de los flash y toda esa mierda. Baje de la orinada estatua y camine hasta la zona de los cargadores. Al llegar me miraron riendo y me saludaron “Aquí todos vuelven” me dice un viejo compañero de labores “Me voy de aquí ¿Adónde va este tren?” le respondí mientras caminaba hacia ellos con la botella en la mano.

Luego de una larga negociación conseguí que me dejaran viajar por unos billetes, el tren iba hacia el sur. Me acurruque en uno de los vagones entre sacos de granos y frutas. El tren partió al amanecer. Contemplo los primeros rayos de sol, el traqueteo de la maquina me da fuerzas y pienso en un pueblo en el sur hacia el interior. Jano se fue a vivir allá hace varios años, me invito más de una vez. Dicen que ahí hay ríos cristalinos, bosques con árboles tan altos que parecen gigantes custodios que danzan con el viento, dicen que allí el alcohol es barato y las mujeres son bellas, radiantes. También hay cielos aún mejores que los que encontré en la cumbre del cerro del pueblo que hoy dejo atrás. ¿Qué más puede pedir alguien como yo? Puedo oler en el viento un aroma renovado, una mezcla de lavanda y menta, doy una mordida a una manzana roja y luego le doy el bajo a la botella de whisky. Es un gran día, este tren es mi barco y navego directo a un nuevo puerto, casi puedo saborear ese instante en que tendré que escapar furtivamente una oscura noche, casi puedo palpar esa botella de whisky que hará de despedida para volver a zarpar.  La hoguera en mi pecho se aviva y sonrió sacando el cuadernillo junto con el lápiz, la danza desenfrenada se libera y la tinta va creando mundos al compás del fuego adentro. Me importa una mierda si no me publican ninguna maldita página más, esto para mí, es mi suprema victoria.

Puños de Tinta

lunes, 7 de diciembre de 2015


Tengo una herida en el brazo en forma de C
si la ves, mujer, no pienses en tu nombre
tus palabras ardieron tiempo atrás, hoy hubo humo denso
una cuchara me sonrió y bailando en mi brazo dibujo

¿Conciliar calma y cambio?
¿Construir castillos en pantanos?
¿Caminar ciego, hacia adelante
hasta el abismo y caer?

Pero no, ya soy viejo y prefiero
humo denso, cerveza y una cuchara
no me aterra el inmenso vació existencial,
es mas, me parto de la risa
de nuestro absurdo espectáculo,
es mi manera de provocar a los dioses,
encender los ánimos ante la próxima pelea.
y escribo, vomito, fumo un cigarro,
y me quemo las pestañas
por mirar de cerca el fuego.
Escribo como subiendo a un sucio ring
donde todas las apuestas van en mi contra,
soy una extraña visita
entre tantos ojos invisibles
¡Y aquí estoy haciendo este espectáculo!
¡Aquí estoy, creyendo que a través de la tinta
la palabra, estoy propinándole
un seco puñetazo en la cara
a todos los dioses!
Probablemente no gane,
pero me reconforta saber
que su lado mas divino, ofendido
recordara esa batalla
por toda su muerta eternidad.


No hay quien

sábado, 26 de septiembre de 2015

Que se yo de vida
Que se yo de muerte,
Si nunca está perdida
La ilusión de verte.

Que se yo de vida
Que se yo de verte...
Si nunca está perdida
La ilusión de muerte

Que saben los relatos de mi,
Que saben otros de lo que vi,
Que saben otros de mi sentir,
Que saben otros de mi vivir...

Que se yo de mi
Que se yo de lo que vi...
Que se yo de mi sentir
Que se yo de mi vivir.

La ignorancia no te hará mas grande,
Mi ignorancia no me hará mas noble,
Tu historia no será loable
Ni tu relato brillará el doble.

En fin que más queda,
¡Solo el olvido!
No hay quien pueda contigo,
Contigo no hay quien pueda.

PD: En realidad creo que si hay quien pueda
Por quien pueda yo brindo,
si ya nada mas queda...
pues joder, yo me rindo.

Jok~

Manos de animal

domingo, 28 de junio de 2015

La melancolía de estos días me tiene atadas las manos
trae recuerdos amargos que me traspasan el cráneo
me hieren como cuando traían castigos los altos,
de esos que saben más que uno, supongo.

Entonces me pregunto qué pasa si en un momento me pierdo
si no salgo más de este estado cataléptico, escribiendo,
porque a veces cuando pienso me confundo,
y me huyo.

Mientras tanto, la idea como larva se escabulle
dejando una huella negra en el cielo que pinté:
¿Por qué llega la inspiración sólo si
mi corazón salta y se me cae la piel?

Se encorva mi espalda en un cuerpo adolorido
de no hacer nada y por sentirlo todo
no me queda más que ver cómo me desintegro de a poco
y mis huesos quebrarse mientras me tra n  s  f  o  r   m   o.  .  .

                                                             Polilla del Mal

Bienvenida Sangrienta Malvenida

sábado, 3 de enero de 2015

Bienvenida Sangrienta Malvenida: Cuarto Movimiento: Quinto Capitulo El Laberinto



Hemos llegado finalmente a la recta final, sera este capitulo el ultimo en subirse secuencia por secuencia. La recta final de la historia, compuesta por unos 6 a 8 capítulos (menos extensos que este capitulo, por supuesto), sera publicada una vez estén todos los capítulos completos. Agradezco todos aquellos ojos que han seguido este universo que creció mucho mas de lo esperado, y hoy, se acerca finalmente a su culmine. Adelanto que BSM sera el primer tomo de una obra compuesta por tres, sin embargo, el final sera concluyente respecto a los aspectos centrales de la historia, aquellos motores que pusieron en marcha todo este engranaje. Sin mas preámbulos, aquí esta el capitulo de El Laberinto.


Por: Prometeo 





Mi cuerpo tiembla de frio, parado en la cubierta, veo las vertientes que dan a la entrada al jardín de Arabel, en cada una de ellas, en una gigantesca isla flotante repleta de nieve, flotan inmensos cuerpos de hielo de numerosos colores. El barco se acerca hasta la gigantesca isla a toda prisa, empujado por un viento terriblemente helado, escucho el sonido de mis dientes chocar una y otra vez. Bajo de la cubierta de un salto, me estrello contra la nieve, más me pongo de pie. En lo alto puedo distinguir a Ul.
- Hay que llegar a la cima, la vertiente primera es la entrada a los jardines- me dice bajando hasta mi altura
- Hace un frio horrendo en este lugar…- le digo mientras avanzando temblando por unas escaleras de hielo al tiempo que observo a mi alrededor las vertientes de los niveles inferiores.
-No es aquí donde hace frio- me responde
-¿A qué te refieres?- me detengo a pensar un momento- ¿Mi cuerpo está durmiendo mientras que estoy en este lugar?-
-Te dije que los dos mundos se estaban fundiendo,  puedo asegurarte que no estas soñando- me responde al tiempo que se eleva y emprende camino a lo alto de la isla. ¿Dónde estaré físicamente entonces? Si no estoy soñando ¿Qué es esta isla gigante y gélida?  ¿Sera que finalmente estoy en el Ártico?
Continúo caminando por las escaleras de hielo llegando cada vez más alto, pudiendo observar desde la isla una panorámica espectacular. No había océano, solo un majestuoso cielo violeta, azulado, con destellos verdosos y rojos. Llego hasta la cima aun tiritando. Puedo ver la primera vertiente de una inmensa cantidad de colores que cambiaban a cada segundo. Conozco esto, he de sumergirme… El agua acaba de terminar el trabajo de congelar mis pies, mas, he de continuar, avanzo en busca de mayor profundidad mientras el agua va cubriéndome más y más, hasta que finalmente, me zambullo por completo, el frio me paraliza y comienzo hundirme al tiempo que todo se oscurece, no hay imágenes que pasan a gran velocidad ni sensación de ser transportado, solo oscuridad y silencio.




Regreso a toda prisa a nuestra base, el escuadrón se ha posicionado en puntos estratégicos para resistir y mantener el distrito liberado. Grandes cantidades de gente llegan al distrito debido al desastre que ha dejado el bombardeo en el distrito Oeste. Basto hacerle un poco de daño a la Orden Blanca para que diese tamaña demostración de fuerza, tengo unas ansias terribles por destrozarlos, mas, por mi cuenta sé que no seré capaz.  Toco la puerta y digo la contraseña, Julio me abre la puerta. Lo saludo  y entro de prisa para ver a Sofia, Ayleen y Jaime están en la sala.
- Ahora que los muchachos ya están más ordenados y sistemáticos, más lo que ha encontrado Julio,  la producción que puedo garantizarte diariamente es de unas 300 dosis diarias por un tiempo de un mes, que será probablemente cuando se agoten las reservas de hojas.- le dice Jaime a Ayleen- respecto al fruto, he comenzado mi análisis y debo confesarte que estoy maravillado… ¿Me creerías que este fruto tiene dentro suyo una cantidad inmensa de alcaloides, terpenos, flavonoides presentes en otras especies de la tierra? He encontrado pequeñas trazas de más de cuatrocientos  alcaloides ya conocidos,  sin contar otra gran cantidad de estructuras moleculares que desconocía, presentes en el fruto. Podría dedicársele una vida entera de estudio y no bastaría para acabar de enumerar toda su composición. Regresando a nuestro asunto, he estado elaborando un método específico extracción y síntesis, para el fruto, que puede tener un rendimiento excelente, no estoy seguro de los alcances, pues, hay sustancias que no estaban ni en la hoja ni en las semillas. En cuanto continúe avanzando te daré noticias, esta misma noche me encargare de hacer personalmente la primera extracción y síntesis de estas sustancias características del fruto.-
Avanzo sorprendida por la noticia, mas, Sofia esta primero, cuando estoy por llegar a la puerta, esta se abre e Ingrid sale de la habitación.
-¿Pasa algo?- le pregunto preocupada
-Aún no hay mejoría, mas, quédate tranquila, ella lo conseguirá- me dice mirándome a los ojos
-Pasare a verla de cualquier forma…- digo mientras trato de tomar del pomo de la puerta, con su mano me detiene
-Sofia necesita descansar, será mejor que la dejemos sola, es poco lo que podemos hacer por ella en donde esta…- me dice sin dejar de mirarme a los ojos- Lo que se con seguridad, es como podrías ayudar al resto de tus hermanos en esta batalla
-¿De qué se trata?- le pregunto con un dejo de molestia al no poder ver a mi pequeña hermana.
-He tenido uno de mis sueños anoche… Se donde puedes encontrar a Mariano antes de que los Maniacos se apoderen de las armas. Debes darte prisa, si no estás en el momento preciso, será demasiado tarde.- se me acerca y me da un beso en la frente, visualizo el lugar de encuentro ante mis ojos.- Le he pedido a Ayleen que prepare equipaje ligero, iras sola o despertaras sospechas en la Orden Blanca, o darás alerta a los Maniacos.-
-Parece que tienes todo listo- le respondo enojada, al tener que partir estando Sofia en esas condiciones- Iré solo si me prometes que Sofia estará bien
-Donde está, dependerá enteramente de ella- me responde secamente- y no hay nada que puedas hacer. Puedes quedarte aquí quejándote del enemigo o puedes ir y hacer algo contra este, es así de sencillo-
-¡Bueno, bueno! Iba a ir de todas formas, solo estoy preocupada por mi hermana- le digo molesta mientras camino hasta la sala, Ayleen y Jaime contemplan la escena, cruzo la sala y tomo un pequeño bolso.
-Los mapas que necesitaras están ahí, tienes que estar antes de la noche de mañana allí o será demasiado tarde, te ayudara un contacto en cuanto cruces la cordillera- me dice Ingrid desde el pasillo. Me despido de Ayleen y Jaime, y salgo dando un portazo.



-Sera mejor que vaya a ver cómo van los muchachos en el laboratorio- dice Jaime mientras deja una bolsa con la droga sobre la mesa.- Te mantendré al tanto de mi investigación
-Estaré ansiosa al respecto- le respondo con una sonrisa al tiempo que me despido de él. La puerta suena y quedamos solas Ingrid y yo. La miro directamente- Al parecer no lo ha tomado bien Laura.
-Podría ser peor- me responde, noto que lleva consigo un bolso
-¿Vas a salir?- le pregunto
-Tengo que hacer algo…- me responde sin mirarme
-¿Debo prestar algún cuidado especial a Sofia?- le pregunto dispuesta, ni siquiera me di cuenta cuando me encariñe tanto con esa mujer que antaño me parecía una furcia despreciable.
-No hay nada que podamos hacer, ni siquiera Dosser puede intervenir-
-¿De qué hablas?- le pregunto preocupada
-No sé si despertara… Ha entrado el Laberinto, si no gana esta batalla…- camina hasta la puerta y la abre, da media vuelta- Es posible que no regrese, si es así, no pierdan la esperanza, aunque parezca que la oscuridad se trague todo, aún queda batalla por dar mientras estéis de pie…-
La puerta se cierra, se me aprieta el pecho ¿Qué habrá querido decir con todo eso? La forma en la que hablaba me preocupa, algo dentro de mí me dice que Ingrid no regresara y que algo anda muy muy mal con Sofia. Corro hasta su habitación a toda prisa y abro la puerta, esta acostada boca arriba en la cama. Me acerco para verla mejor y me espanto al ver que no hay movimiento alguno. Temblando, tomo su pulso y el mundo se me viene abajo, al tiempo que me caigo al piso. Abrazo el frio cadáver de Sofia y me echo a llorar desconsolada.




Camino a toda prisa con el bolso con los frutos robados. Cuando los robe no pensé en el detalle de cómo prepararlos ¿Podre consumirlos directamente? Hay una manera en que la Orden y los Maniacos preparaban los frutos, eso me hace pensar que, si lo hiciese directamente, podría perder parte de la potencia, maldición no lo sé, no es mi terreno. Estoy algo preocupado, la Orden ya debe haber notado la falta de los frutos y no sería raro que ya estuviesen tras de mí. Es por eso que he venido al distrito central, si van a ir tras de mí, quiero se vean forzados a hacer un escándalo en su distrito más fuerte, donde por instantes, pareciese olvidar la gente la guerra que se está librandose. No es que me posicione en uno de los lados, sencillamente me enerva que existan rebaños tan miserablemente serviles. A pesar de mi asco, me meto al metro torpemente, al no saber qué hacer ni donde ir para solucionar este dilema. A lo lejos, escucho un grito en uno de los vagones de adelante, el metro se detiene y los gritos se acrecientan. Veo numerosas personas correr hasta el último vagón, algunos empapados en sangre. Preparo mi cuchillo y avanzo en dirección contraria a la asustada multitud. Un hombre empapado en sangre, con una inmensa sonrisa, un bate en su mano derecha y un cuchillo en su mano izquierda, se lanza contra mí. Esquivo el bate y con uno de mis cuchillos bloqueo su corte. Le doy una patada obligándolo a retroceder, otro hombre, de facciones similares al sonriente hombre, mas, de rostro enfurecido, con dos cuchillos en sus manos, se lanza contra mí. Bloqueo sus cortes y de una patada tiro al piso a un tercer hombre que se acercaba. Se quedan expectantes mirándome, se escuchan los gritos de dolor de la gente en la otra parte de los vagones, donde numerosa gente es masacrada por un grupo de hombres y mujeres de diversas características ¿Tantos artistas juntos?
-¿Orden Blanca o Maniaco?- pregunta el hombre sonriente con sus armas listas
-Ni lo uno ni lo otro- le respondo.
-¿Y de dónde salió esta joyita?- pregunta una mujer con una sierra de mano goteando sangre-
-¿Qué hay de ustedes? ¿No los envió la Orden tras de mí?- les pregunto sin comprender que está ocurriendo
-¡Nosotros ya no trabajamos con Alexander y Agatha! Después de que nos enviasen como carne de cañón decidimos dejar un descalabro en los lugares que nos prohibieron actuar, así que aquí estamos, haciendo lo que mejor sabemos hacer- me dice el hombre sonriente entre risas
-Únete a la manada lobito- dice la mujer de la sierra.
-Trabajo solo…- les respondo- más, puedo hacer una excepción el día de hoy
Clavo mi cuchillo en el corazón de un hombre que intentaba escapar, una sensación de hormigueo me recorre por completo, siento que todas las presiones, los dolores y angustias se desvanecieron por un solo instante. Y renací… El hombre sonriente me aplaude al ver mi expresión de goce.
-Me he contenido… - le respondo mientras saco mi cuchillo y sonrió- Bueno manada, las ovejas están atrapadas en los últimos vagones, será buena idea darse prisa antes de que encuentren una manera de escapar.
Comienzo a correr a través de los ensangrentados vagones y dejo a la bestia dentro de mí hacerse carne completamente, y es solo sangre lo que puedo distinguir.




Conduzco el auto en dirección al aeropuerto ubicado a las afueras de la ciudad, al sur. Hay un caos tremendo en la base, no sabemos cómo alguien se logró colar en el lugar sin ser visto y se llevó el resto de frutos que conservábamos. Todo ocurrió frente a nosotros y no lo notamos, cuando Alexander y Agatha despierten, nos caerá un duro castigo por nuestra incompetencia… Y no es que fuésemos a necesitar urgentemente los frutos o que no podamos acceder a más, el problema es el regalo de poder que hemos dado sin darnos cuenta. Aquel que pruebe de esos frutos no se verá afectado por la gran roca, pues esta ejerce sus efectos de inhibición al primer Árbol. Lo único que me mantiene tranquila es que, con el relato de Igor, sabemos que el fruto no ha caído en manos de los esbirros de Dosser, el tipo que se lo llevo sabemos quién es, la Orden ya tiene larga historia con su padre. Puede que sea menos serio de lo que parece, mas, de lo que estoy segura es que saldrán complicaciones de esto. Miro mi reloj mientras espero afirmada en el vehículo.
-No debe faltar mucho- me dice Gem mientras saca un cigarrillo y lo enciende- respecto a lo de los frutos, si, metimos la pata, pero mira, la roca ya está por llegar, era esta la misión verdadera según Agatha. Philipp se volverá un riesgo, mas, nada que no podamos afrontar. Distinto seria si estuviese del lado de los libertinos, mas, es solo una bestia hambrienta de poder y sangre, desconoce el sentido del trabajo en equipo o el servir a una idea más allá de el mismo, por tanto, su influencia no podrá ser más que la que el mismo ejerza. Además, probablemente desperdicie una buena cantidad de la potencia del fruto ¿Acaso crees que tiene idea de cómo prepararlo?
-Tienes razón- le respondo tranquilizándome un poco más, en el cielo a lo lejos puedo ver un avión acercarse.- Diría que ahí vienen ¿La llevaremos directamente a la torre?-
-Son las instrucciones ya establecidas anteriormente por el gran Alexander- me contesta- El problema es que no podremos hacer que funcione hasta que Agatha despierte, es ella quien conoce la forma de activación de esa extraña plataforma-
-¿Has estado ahí abajo?- le pregunto asombrada
-Claro que si- me responde soltando una pequeña risa, el avión está cada vez más próximo a aterrizar
-¡Cuéntame entonces! ¿Cómo es ese lugar?-
-Lo veras tu misma- me responde- iremos directamente a dejarla y montaremos guardia en el lugar hasta que Alexander y Agatha estén listos.
Se me escapa una inmensa sonrisa de alegría al sentir que estamos dando un paso inmenso. El avión coloca sus ruedas en la pista y comienza a frenar. Cuando ha terminado el aterrizaje nos acercamos, del avión baja Erik y Gissi
-¿Dónde está Joseph?- les pregunta al tiempo que saluda de un abrazo a Erik. Beso la mejilla de Gissi, saludándola
-No estamos seguros, fue el quien recupero la roca, mas, cuando llegamos al lugar se había marchado- dice Gissi mientras le indica a nuestros hombres para que bajen la roca y la trasladen a uno de los vehículos.
-De seguro estaba muerto de miedo con Agatha- dice Erik riendo. Los hombres montan la roca en el vehículo- Sera mejor que partamos de inmediato
Nos subimos a los autos y emprendemos camino, entrando a la carretera. Gem acelera junto a la caravana.
-Supimos que prendieron fuego a un distrito bajo control libertino- dice Erik desde el asiento del copiloto
-Deberías haberlo visto, chillaban como ratas- dice Gem entre risas mientras conduce por la pista rápida- Ya venía siendo hora de mostrarles quien manda aquí
-No lo sé, Alexander por alguna razón no había querido bombardear- acota Gissi
-¡Tonterías! Era lo que hacía falta desde hace un buen tiempo- dice Erik riéndose. El auto toma la salida de la carretera que da directamente al centro de la ciudad, justo al lado de la gran torre.
-En todo caso, fue Agatha quien dio la orden y ustedes saben que la cadena de mando se respeta.- añade Gem
Prefiero no opinar al respecto con lo de los bombardeos, inicialmente no estaba convencida y cuando Agatha lo dijo, parecía una buena opción. Mas, al ver las imágenes de la devastación que dejamos en ese lugar, la cantidad de gente atrapada entre los escombros o calcinada… Sé que la muerte es parte del día a día en esta lucha que libramos por nuestra causa, comprendo que ejerzamos nuestra fuerza a quienes indicamos como los grandes perturbadores de la naturaleza humana, los invocadores de la decadencia, la degradación y la perversión en nuestra especie, yo lo veo de esa manera como un acto de justicia. Mas, cuando veo las imágenes del desastre, lo último que veo es justicia. Veo sufrimiento y dolor esparcidos indiscriminadamente. Es cierto que el enemigo estaba asentado en ese lugar, y también es cierto que le hemos propinado un golpe gigantesco. Mas, nuestra pesada mano de hierro ha caído también sobre una gran cantidad de gente inocente, gente que no profesaba la perversión ni la decadencia, gente humilde que solo quería vivir en paz. Me asusta pensar en que mientras más nos involucramos en esta batalla, más acabamos pareciéndonos, sin darnos cuenta, a nuestros más odiados enemigos… Pero he de tragarme este mal gusto, hoy no es tiempo de dudas. Por la ventana veo un desastre inmenso en las calles, la gente corre a toda prisa desesperada y se escuchan disparos.
-¿Qué esta pasando?- pregunta Gissi- ¿Por qué tanto alboroto?
-No lo se- responde Gem mientras deja que se adelanten varios vehículos de la caravana-  Pero será mejor que se preparen para disparar
Erik abre la ventana y saca su fusil de asalto por ella, Gissi hace lo mismo con el suyo, por mi parte, saco la cabeza por la ventana y apunto con mi pistola. A medida que avanzamos vemos numerosos cadáveres en el piso, tanto civiles, como policías y fuerzas militares. A lo lejos puedo ver a varios grupos perseguir a la multitud.
-Mierda…- se le escapa a Gem- son los lobos
-¡Que se pudran! ¡Nadie traiciona a la Orden!- grita Erik mientras dispara extasiado. Gem avanza a toda prisa en dirección al gran edificio, uno de los lobos, el desquiciado de sonrisa inacabable, se para en nuestro camino y detiene el vehículo, llega su hermano, cuya expresión única siempre parece ser la rabia. Otros seis se acercan, hombres y mujeres. Gissi y Erik se bajan mientras disparan.
-¡Los encontraremos en el subterráneo!- nos grita Erik mientras de una patada hace retroceder al lobo sonriente. Gem intenta avanzar, mas, otros dos hombres impiden que el vehículo avance. Gissi se viene contra ellos a una velocidad inmensa, lanzándoles cuchillos y dardos preparados especialmente por ella. Los lobos retroceden, menos uno, que con dos cuchillos en mano se abalanza sobre ella.
-¡Tú no puedes estar aquí! ¡Yo te mate!- le grita mientras lanza un par de cortes, Gissi le da una patada y lo tira lejos
-Puede que me toque a mi ahora entonces- dice Gissi mientras prepara sus cuchillos
-¡Anda Gem, sal de aquí!- grita Erik dándole golpes al auto, inmediatamente Gem acelera y salimos de aquel lugar, puedo ver por el espejo retrovisor como llegan refuerzos desde nuestra base para calmar la situación. Los lobos, superados en número y fuerza se desparraman por las calles, intentando escapar
-Esto tampoco le va a gustar a Agatha- me dice Gem- creo que fue ella quien los trajo acá. Parece que no fue buena idea lo de llamar a la octava oleada en aquel distrito-
-No previmos que intervendrían los Maniacos, pensamos que Glenn era un líder más sensato, pero al parecer, está contaminado con el mismo germen que los esbirros de Dosser-
-¿A qué te refieres?-
-A que fue a prestar ayuda a quienes en cuanto tengan la fuerza suficiente, le darán un golpe que probablemente lo lleve a la tumba, y lo sabe. Ha ido de todas maneras, nos culpó a nosotros del asesinato del Comité Revolucionario que el mismo ordeno, al estos oponerse a prestar dicha ayuda contra nosotros en aquel distrito… Pienso que el gran Alexander está interesado particularmente en el por qué, aunque parezca ser un cerdo egoísta, está sirviendo de una manera u otra a un propósito más allá de el mismo… Cuando tomo el control de los Maniacos y barrio la disidencia interna, lo hizo a causa no de discrepancias en el fondo, sino en la forma. Cuando nos entregó  a Albert, pensamos que Glenn se desbordaría al tener tanto poder en sus manos, mas, demostró una frialdad y claridad máxima en la estrategia…- comenzamos a bajar a los estacionamientos subterráneos.
-Yo creo que lo más conveniente es que lo acabemos de una vez por todas-
-No se puede, al menos hasta que el gran Alexander lo permita-  le respondo mientras miro por la ventana, comenzamos a bajar a la zona de excavación, camino recientemente acabado, un gran contingente militar custodia el lugar. Gem detiene el vehículo y nos bajamos para realizar el trayecto que queda a pie, a través de un estrecho túnel en descenso. Avanzamos iluminados por el verde brillo de la roca, luego de unos minutos llegamos hasta un umbral de piedra que cruzamos rápidamente. Veo un montón de grabados en las paredes del lugar, descendemos por una gran escalera de caracol, a medida que avanzamos, los grabados en las paredes comienzan a encenderse, y apagarse a medida que van quedando atrás. Llegamos hasta una cámara gigantesca con cuatro pilares que se erigen a inmensa altura, una parte del techo parece estar destruida, mas, se encontraba cubierta por un material negro.  Llegamos al centro, en medio de los cuatro pilares, un altar dorado en forma de árbol se muestra ante mis ojos. Gem coloca la roca sobre este e inmediatamente, luego de un ligero temblor, los grabados de toda la habitación se iluminan y en el techo lo que veo es un mapa estelar con una serie de leyendas en un idioma que desconozco.
-Impresionante- dice Gem mirando el mapa de estrellas.- Ahora solo nos resta esperar a que Alexander y Agatha despierten, cuando eso ocurra, la ciudad será nuestra una vez más.




Eugenio, Julio, Cavieres, Antonio, Claudia y Leyla están en la sala, no supe a quién más acudir, Ingrid no va a volver y nuestra flor de Libertad fue arrancada de raíz, yace muerta en su cama la muchacha cabellos de fuego  y ojos caleidoscópicos. Estoy desconsolada, azolada por la tristeza, siento como si me hubiesen arrebatado algo que estaba muy en lo profundo de mi… Mas, no es tiempo de derrumbarse, Sofia jamás habría querido que eso sucediera.
-Es duro, pero tenemos que aceptarlo…- dice Eugenio- ni el fruto puede traer a alguien desde la muerte.
-Ingrid dijo algo de un Laberinto, de que aun podía despertar- les digo aferrándome a la idea de que nuestra niña dorada sea capaz de derrotar a la poderosa muerte y retornar junto a nosotros
-Ingrid se ha marchado, Ayleen, no están sus cosas, sabemos que no regresara- me dice Julio con amargo rostro- Si quedara alguna posibilidad, no se habría marchado
-Dijo que dependía de Sofia…- le digo mientras se vuelven a escapar las lágrimas. Julio se levanta y me da un abrazo tratando de contenerme, el llanto estalla una vez más.
- Tenemos que velarla- dice Claudia decaída- La gente la reconocía y admiraba, querrán despedirse, y Sofia merece una despedida adecuada a su grandeza y entrega…-
-Laura no sabe nada de esto, no sé qué hacer…- digo abrumada
-Vamos paso a paso…- dice Cavieres- Estoy de acuerdo con Claudia, dejemos que la gente se despida de ella.
-Me hare cargo de los preparativos- me dice Leyla mientras me da un abrazo- Animo, que no todo está perdido, mira que aun te tenemos a ti y a nuestros hermanos-




Corro aprisa por la calle en medio de la balacera, la manada se ha dispersado ante los amplios refuerzos de la Orden, apuñalo a tantos soldados como puedo en mi camino, tomo un callejón con la idea de llegar a lo alto de un edificio cercano para distinguir una vía de escape adecuada, aun llevo la mochila con los frutos junto a mí, no puedo arriesgarme a perderla.
-Anda ¿Vas a escapar de mí?- escucho a mi espalda, maldita desgraciada. Me volteo y puedo verla al inicio del callejón caminar con un cuchillo en su mano. Vuelven a mi cabeza una y otra vez las imágenes de aquella sala. Aún recuerdo su alegre expresión al verme, aún recuerdo como eso me descoloco. Mis presas siempre manifestaron miedo y desesperación al verme, como si supiesen el destino que habría de venir para ellos. Ella también lo sabía y se mostró alegre. Antes de proceder, no pude evitar detenerme a escuchar sus reflexiones, de alguna manera, sentía que ella lo merecía. Yo creía ser la muerte, y ella parecía aceptar mi llegada ¿Cómo no iba a detenerme un instante a escuchar a uno de los iluminados? Gissi camina lentamente hacia mí, mirándome directamente a los ojos. Sostengo firmemente mis cuchillos, aunque noto que mis manos tiemblan. Mis dientes rechinan y siento una tensión insoportable.
-Nada de esto tiene sentido, tu no perteneces aquí, voy a enviarte definitivamente a donde perteneces- le digo al tiempo que corro y me lanzo contra ella. Bloquea mis ataques y me con una patada me hace retroceder, una vez más.
-¿Aun crees que fuiste tras de mi porque La Muerte te lo ordeno? Ya sabes que fuiste la marioneta de Dosser, quien me quería muerta era el… Sabiendo eso ¿Sigues dispuesto a continuar la labor de marioneta?- me dice mientras muestra una sonrisa en su fantasmagórico rostro, tan pálido como la nieve.
-Mira que cara tienes de decirme eso, siendo que eres un simple esbirro de los altos mandos de la Orden- le respondo mostrando una sonrisa y atacándola una vez más, me esquiva, mas, logro hacerle un corte superficial en el brazo, esta vez, retrocede ella.
-A diferencia de ti, estoy comprometida actualmente con algo que va más allá de mí- me responde- aunque, entiendo… después de ser manipulado de tal manera es natural tu reticencia. Sin embargo, Philipp, son tiempos diferentes, y es necesario que veas con claridad… Puedo quitarte los frutos o bien puedes venir junto conmigo, con todos nosotros. Podríamos hacer tantas cosas juntos ¿Acaso no ves que es tu oportunidad de enfrentar a Dosser?-
-No estoy dispuesto a participar de su juego de ajedrez- le respondo
-¿Y qué prefieres? ¿Quedarte con los lunáticos que trajo Agatha? En cuanto ella despierte esta rebelión se acabara y tus nuevos amiguitos o bajaran la cabeza y volverán a nuestras ordenes o sencillamente serán masacrados. Y eso también va a correr para ti. Si no estás con nosotros en la batalla, quedaras a merced de las balas de ambos lados.-
-Ya me canse de esto- le digo molesto al tiempo que me abalanzo contra ella, luego de varios golpes esquivados y bloqueados, se me escapa uno de los cuchillos. Con una patada la tiro al piso, voy encima de ella con el cuchillo en alto, listo para apuñalarla. Mas, cuando el cuchillo está apunto de clavarse en su pecho, a la altura del corazón, no puedo evitarla mirarla directamente a los ojos y revivir aquel instante en que creí haberle dado muerte. Cuando clave mi cuchillo en su pecho me dio un abrazo y beso mi mejilla, como agradeciéndome, recuerdo que me volvió a mirar a los ojos, aun sin irse, recuerdo que no fui capaz de soportar esa mirada tan extraña, llena de algo que no había sentido ni visto jamás, abrumado me marche sin contemplar su partida... Mis recuerdos se interrumpen  cuando se me cae el cuchillo, Gissi se levanta y me besa directamente en la boca, al mismo tiempo, puedo sentir el filo de su cuchillo en mi estómago. Me mira sonriente y gira su cuchillo, siento un dolor abismal, me caigo al piso. Gissi se acerca y me acaricia la mejilla derecha, la sangre se me escapa al pavimento, puedo saborearla en mi boca ¿Es este mi fin? Gissi me quita la mochila y me vuelve a besar en la boca
-Es una pena… podríamos haber hecho tantas cosas juntos- dice al tiempo que se levanta y me da la espalda- Te dejare partir solo, tal como me dejaste a mí.
Me siento inmensamente débil, no sé si la expansión pueda salvarme de esta. De pronto, puedo sentir como si el tiempo empezara a transcurrir más despacio. Puedo escuchar y distinguir disparos en los alrededores por la batalla aún vigente, la silueta de aquella pálida muchacha alejarse, que por alguna razón, fui incapaz de asesinar. Mata o muere y hoy, parece tocarme morir.  Los latidos de mi corazón son cada vez más pausados, y, en cierto momento, la distancia entre un latido y otro se hace abismal y el tiempo parece detenerse completamente. Sin embargo, escucho pasos en este instante detenido, una mujer de cabellos blancos y ojos grises camina hasta Gissi y de su mochila quita los frutos que robe. Luego camina hasta mí, agachándose, coloca una mano sobre mi mejilla y me besa la frente. El frio de sus labios me da el empujón restante para que todo se oscurezca.




Me despierto en el asiento del copiloto, Nicolas sigue conduciendo, al mirar a mí alrededor veo que hemos cruzado el cordón montañoso, y ya estamos, por fin, en las planicies de una de las regiones del país vecino. Puedo observar grandes campos de cultivo y ganado, el sol brilla intensamente y unas pocas y delgadas nubes se pasean por el cielo.
-Como te conté, la Coordinadora por la Liberación de los Pueblos es una organización con grandes influencias en casi todo el continente, el padre de Albert fue uno de los que impulso la fundación de esta, y como también te mencione, en algún momento, Albert realizo algunas operaciones junto a ellos. Tenemos bastantes cercanías ideológicas con una buena parte de la Coordinadora, mas no con el conjunto, así que hemos de ser cuidadosos con nuestra boca, estar atento a quien hablamos...-
-Sí, claro, comprendo- le respondo- Y si tienen tanta influencia ¿Cómo es que los procesos en general en el continente han estado tan estancados? ¿Por qué no nos brindaron ayuda en el proceso que empujábamos?-
-Es simple, es una organización con bastante gente, y con recursos suficientes para mantener viva una red organizacional entre las insurgencias locales. Mas, al igual que nosotros, en lo que se refiere a potencia armamentista, son solo unas pocas las organizaciones para-militares en el continente y la mayoría de ellas no trabajan con la coordinadora. Las que si lo hacen, se encuentran con urgencia en sus respectivos procesos y poca ayuda pueden ofrecer para afuera, siendo que son ellos mismos quienes también la requieren-
-¿Entonces de donde diablos saco las armas Mariano?- le pregunto intrigado
-Lo mismo me pregunto- me responde al tiempo que miro por la ventana, recorremos las calles de un pueblo.- Tengo una dirección anotada aquí, será mejor que vayamos de inmediato.




Luz, eso fue lo último que pude distinguir cuando vislumbre la entrada al Laberinto. Mas, no puede haber tal cosa ahora como mis ojos ni mis manos. Nada puede faltarme, en este instante eterno, soy el aire, el agua, el fuego, los astros visibles desde la tierra en la noche, y desde cuantos más planetas que plagan el inmenso cosmos. Estoy en cada cosa, desde el polvo estelar, hasta las gotas de rocío posadas sobre el pasto por la mañana, en lo más alto de los montes y en las aguas más profundas de la tierra, en cada molécula, cada partícula sub-atómica, todo se emplaza y construye sobre una red de cuerdas entramadas, que vibrando, generan este inmenso caos relacional. He trascendido, he podido por fin ver que yo misma, era todo aquel entramado, toda aquella red conjunta, todo ese cumulo de oscilaciones.  Y pude ver que mi historia era la misma que la de toda la humanidad, y la historia de esta última, también era análoga a la de la vida, la tierra, y así, en una cadena sucesiva que me condujo la siguiente sentencia. Cualquier historia particular, será siempre un relato análogo a la historia del universo, es decir, en cada componente individual del conjunto, se encuentra encerrada en sí misma la historia y dirección del universo mismo, como si en cada ojo, en apariencia particular, mirase la misma totalidad. Mi historia era la historia de este universo, quizás incluso más allá. Y no se trata del fruto ni nada de eso, esta revelación es análoga a cualquiera, siempre estuvo a la vista de nosotros, en medio de la luz, mas, nuestros ojos fueron incapaces de distinguirlo a tiempo. Pero en la completa armonía, donde el caos y el orden parecen cesar su batalla y comienzan a danzar, no hay manera de no ver esto. Puedo sentir como las oscilaciones de este inmenso tejido comienzan a aumentar considerablemente, pegándose una a otra, enrollándose entre sí, como si el universo entero se retorciera colisionando consigo mismo, hasta que la tensión es tal en todo el entramado, que algo parecido a un cuerpo se forma. Puedo sentir vibraciones en los límites de mi universo oscilante, como pequeños hilos que me uniesen a algo más. Poco a poco, algo parecido a la visión comienza a presentarse, mas, inicialmente, solo es luz lo distinguible. La intensidad disminuye ligeramente, permitiéndome ver un extraño mundo de innumerables cuerdas tensadas, oscilando y brillando, tal como yo. Poco a poco, la luz comienza a disminuir más y más hasta que el mundo de brillantes cuerdas danzarinas desaparece, cuando mi vista parece adecuarse, puedo verme en una oscura habitación de piedra, frente a mí, Alexander, parece reaccionar de un trance similar al mío. Cuando se dispone a atacar, una pared gigantesca se erige en medio de nosotros, separándonos. Puedo escuchar un extraño sonido bajo mis pies, como si de una maquina gigantesca se tratase, moviendo sus engranajes. Miro hacia lo alto, mas, todo está oscuro, un cielo opaco se presenta y no parece haber estrella alguna que consiga enviar su luz hasta aquí. El ruido continua y numerosos grabados luminosos se encienden en las murallas y paredes, el suelo tiembla, puedo ver luces más allá del recinto amurallado y sin techo en el que me encuentro aun buscando alguna puerta de salida. Finalmente el ruido cesa y las luces en la lejanía se apagan, quedando solamente las paredes y sus grabados brillantes. Una puerta parece haber aparecido, camino hasta ella, siguiendo un pequeño camino de luz en el piso. Un pasillo circular se distingue, en la pared frente a la puerta, un punto de luz brilla, cruzo el umbral y toco aquel punto brillante, puedo sentir una tensión inmensa y el mundo de las cuerdas regresa. El inmenso conjunto encordado que tengo por brazo, se conecta con un delgado hilo que mana de la pared, poco a poco, este delgado hilo comienza a crecer y dividirse hasta convertirse en una tensa cuerda que repite el patrón. En tan solo unos instantes un encordado de las mismas se unifica completamente a mi brazo, puedo sentir la tensión en el resto de mí encordado cuerpo, siendo arrastrado hasta el origen de aquel cumulo de cuerdas, la luz en la pared. Me fundo con ella por un instante.
Puedo sentir como si me hubiese conectado a una inmensa red, donde mí encordado universo no era más que un delgado hilo en medio de una gruesa arquitectura tensada. Pero este cambio de escala solo me enseñaba una y otra vez, que en medio de la aparente y máxima diversidad, existe un hilo conductor común y único. Y me fundí en ese entramado, mi universo encordado particular se perdió de vista en la arquitectura vibrante general. Innumerables historias pasan por delante de mis ojos, todas al mismo tiempo, mas, su pasar de un momento a otro comienza a ser en reversa y todas las historias retornan más allá de su inicio, cruzan los horizontes de su individualidad, tras las vidas que veo van retornando de espaldas su camino, estaba encerrado lo mismo, no podía evitar encontrar un parentesco entre todas estas historias distantes, quizás de universos distintos, como si en cada historia individual, la vida se sumergiese y se adaptase a los límites de dicha vida individualizada. Y cuando aquella vida individual perezca, la rueda no habrá parado de girar, no importa cuán masivas extinciones se desaten, la vida ha sabido, sabe y sabrá como permanecer vigente. La evolución no es más que el impulso máximo de la vida misma por preservarse y objetivarse cuanto pueda, explora y explota cada posible rama con tal de conseguir su propósito, mantener la rueda girando. Desde altos árboles, a pequeños insectos, seres humanos, peces, algas, aves, hongos, la hierba que crece en una ciudad abandonada por los peligros de la radiación, bacterias que se alimentan de azufre, incluso, pequeñísimas formas de vida capaces de soportar las temperaturas del espacio y las condiciones de vacío, capaces de viajar a través de meteoritos que en algún momento impactaran algún planeta. La vida se abre camino de maneras increíbles, y no importa cuántas sean las dificultades, la rueda jamás cesa de girar.
La tensión varia y la arquitectura cambia de forma, como la de un gigantesco árbol, es en este planeta donde han transcurrido los hechos que me han arrastrado hasta aquí, aunque, no puedo afirmar que esta historia verdaderamente inicio en ese pequeño punto azul pálido.  No estoy segura que momento del rio temporal es el que contemplo, mas, sé que estas imágenes vienen de lo profundo de la tierra, de los tiempos en que el hombre aun siquiera veía la luz. Puedo sentir la sincronía de las luces con una especie de latido que escucho tanto de la tierra como del árbol mismo. El inmenso árbol no cesa de crecer y en determinado momento se tuerce de tal manera que comienza a partirse, como si se dividiese. Las innumerables raíces se hunden en lo profundo, acercándose a temperaturas que podrían matar fácilmente a cualquiera, la tierra tiembla y el árbol dividido queda completamente enterrado. Puedo sentirme en cada uno de los puntos, siento como cada una de mis ramas es arrastrada por una especie de fuerza magnética que indica a cada una de las divisiones del inmenso árbol hacia dónde ir. Una travesía silenciosa y épica, sucediendo bajo los pies de un salvaje mundo donde no podrían reconocer criatura alguna, por el momento en que se encuentra la cadena evolutiva de la vida. Una vez que cada una de las partes estuvo posicionada en su destino, llego un destello desde los cielos.
Me desconecto abruptamente del entramado de la pared, el camino se ilumina aun mas, como indicándome que continúe. Al contemplar las paredes puedo ver imágenes de aquella extraña civilización que se me mostro antes de entrar al laberinto. Fueron ellos los primeros en interactuar con los ahora, nuevos árboles asentados, originados todos de un mismo árbol mayor. Pude por un instante recorrer los pasillos de sus palacios subterráneos, repletos de jardines, bibliotecas, algo parecido a laboratorios, pude ver la historia de ellos, viajeros desde un sistema solar remoto, pude revivir la gran catástrofe que acabo con toda la vida en dicho sistema, al colapsar su sol al agotar su hidrogeno, consumiendo todos los planetas habitables del lugar con una sostenida expansión. Previo a ello, un asteroide de proporciones impacto uno de los planetas, destrozándolo por completo. ¿Por qué hago mención de ello? Puede que esto tenga relación con el origen de este gran árbol y la aparición posterior, en su división, de los arboles sagrados. Mas para resolver este misterio, he de adentrarme más en el laberinto. He de darme prisa, Alexander no perderá un solo segundo, y si me distraigo, las consecuencias pueden ser fatales.  Avanzo a toda prisa por el pasillo circular,  cruzo otro umbral y me topo con otro pasillo circular, cruzo este a toda prisa mientras contemplo las luces en la muralla. Rememoro una vez más las vidas de esta especie, apasionados recolectores de información, de una vida que seguía el camino a algo similar a las ciencias y la filosofía, y, por otro lado, se conectaban con los árboles, consumiendo sus frutos.  Construyeron pasos subterráneos que conectaban diversas locaciones del continente, incluso, pasos submarinos que conducen a el resto de los ya asentados árboles. Cuatro son los más grandes, un quinto es un poco más pequeño que estos cuatro, mas, parece no estar involucrado en el proceso de la liberación de los sellos. Ocho restantes arboles sagrados menores están esparcidos por la tierra, mas, esta especie no consiguió encontrarlos todos, únicamente, con su alta tecnología, detectaron que estaban ahí, mas, algo impedía detectar específicamente su locación. Sus búsquedas fueron sostenidas, mas, de un instante a otro hay un manto oscuro en la historia que no me permite ver que sucedió exactamente con esta civilización.
Tras el cuarto umbral de consecutivos pasillos circulares, me encuentro con otro umbral y por otro lado, una continuación extendida del pasillo, que a lo lejos permite ver la entrada a otra sección de pasillos circulares del Laberinto. Insegura, continuo por el pasillo ignorando el primer umbral, cuando me acerco a la bifurcación veo una división de tres secciones circulares, en este punto, dos de ellas se conectan. A lo lejos, caminando por uno de los pasillos circulares, aparece Alexander con una bestia similar a un tigre junto a él, en cuanto me ven corren hacia mí. Desconcertada hecho a correr por un pasillo a otra de las secciones circulares, puedo ver una alta torre en su centro, ha de ser ese el lugar al que debo llegar. Alexander y la bestia están cada vez más cerca, mas, repentinamente una muralla del laberinto bloquea su paso, separándonos una vez más. Aparentemente, El Laberinto no quiere que nos enfrentemos, aun… Trato de acercarme a la alta torre, mas, inmensos muros sin umbral me impiden el paso, continuo recorriendo los pasillos circulares llegando hasta otra sección de pasillos circulares que se choca con las murallas de la sección de mi destino. Si ha de haber un paso a ese lugar, es en la unión de las dos secciones, mas, desde el centro. Rodeo toda la sección, mas, no encuentro umbral alguno que me permita entrar. Me desespero al no saber hacia dónde ir, la luz en las murallas es tenue, lo que no me permite recibir demasiada información. Llegando una y otra vez a un callejón sin salida, o a otras secciones de pasillos circulares, decido agobiada, volver tras mis pasos, la muralla que se interpuso entre Alexander y yo, ya no está. Regreso hasta aquel umbral que ignore y lo cruzo, me encuentro en una sala estrechísima con un umbral frente a mí, cuando me dispongo a cruzarlo veo que una muralla cierra el paso, frustrada trato de regresar y veo que la puerta por la que entre también ha sido cubierta por la muralla, estoy encerrada en este estrecho paso y las luces, poco a poco comienzan a desaparecer hasta que todo queda a oscuras. Un espeso manto negro cubre la vista al opaco y también oscuro cielo.
Puedo ver pequeños estallidos en la oscuridad, que acaban en contracciones magnas, dejando a mi vista un oscuro manto con algunas pocas estrellas. Estos pequeños estallidos comienzan a ocurrir en más y más puntos y poco a poco, el manto de estrellas crece, hasta el punto que las estrellas forman un cumulo inmenso. Reconozco la imagen, es esta nuestra galaxia. Comienzo a acercarme a gran velocidad, como arrastrada por una fuerza que impedía resistencia, a un punto en la galaxia donde un sol muy parecido al de nuestro sistema, calienta y permite la vida en tres planetas del sistema. Súbitamente, frente a mí, aparece un miembro de aquella especie misteriosa que pude ver en la tierra.
-Este fue nuestro hogar inicialmente- me indica el planeta de en medio. Tiene un aspecto algo similar a la tierra- inicialmente, nuestra especie paso por un camino muy parecido a la tuya. Nuestros primeros ancestros fueron cazadores y recolectores, y con el paso del tiempo, desarrollamos la agricultura. Tu conocimiento de tu propia especie puede darte luces del camino que recorrimos, en nuestra infancia, cometimos los mismos errores y barbaries que ustedes. Esclavizamos, depredamos, realizamos matanzas despreciables. Nuestra tecnología fue avanzando con el paso de los años gracias a los descubrimientos de quienes dedicaron su vida a la comprensión de la naturaleza, la misma que fascino, maravillo  e impulso a otros grandes personajes de vuestra especie. Más, los grandes descubrimientos son peligrosos en manos de quienes no tienen consideración más que con su propio ego, inundado por terribles complejos de poder. Y así, también nos llenamos de opresores descabellados que desataron matanzas inmensas contra hermanos de nuestra misma especie. Pero en algún momento, hubo un quiebre… Cuando nuestros ancestros dieron con el fruto, se desencadeno una serie de luchas atreves del tiempo, de alguna manera, en medio de la historia, dos fuerzas comenzaron a luchar desde las sombras por el curso y la dirección de nuestra especie. Cuando el fruto salió de las sombras, cuando dejo de ser el privilegio de unos cuantos, luego de intensas y épicas guerras, de las que no se tuvo precedente alguno en nuestro mundo, se consiguió acabar con la guerra, al triunfar el vgfgsdfvdfsvbdfsbdfb y al mismo tiempo todo tipo de esclavitud. La sociedad entera se reorganizo, las religiones se hundieron y el fruto fue el nuevo unificador espiritual de nuestra especie. Los primeros años fueron complejos, no es fácil levantar un nuevo mundo en medio de las ruinas, y de tanta secuela de esa inmensa y cruda guerra. Mas, triunfo la cordura y aprendimos a vivir en paz. Mas, aún faltaba camino por recorrer. Las cosas cambiaron al momento de conocer a nuestros vecinos.-
-¿Por qué me cuentas todo esto? ¿Qué paso con los que llegaron a nuestro planeta?-
-En el camino están las respuestas- me responde al tiempo que todo se empieza a oscurecer
Entre un pestañeo vuelvo en mí, las puertas de la pequeña habitación han vuelto a abrirse. Trato de volver en mí luego de todas esas imágenes en aquel relato. ¿Cómo es posible que haya tantas semejanzas entre nuestras especies? ¿Sera posible para nosotros un destino como el de ellos, donde finalmente la cordura triunfe y la dominación de una vez por todas sea erradicada? Cruzo el umbral y me veo en una habitación triangular, parece ser que está en medio de dos secciones circulares, pues, hay dos puertas a mi vista, ambas en las redondeadas murallas.  Examino una de las puertas, mas, parece estar sellada, pego una mirada a la otra, que está dispuesta a mi entrada, cruzo el umbral y me topo una vez más con un pasillo circular, dos umbrales hay a mi vista, mas, el pasillo continua en ambas direcciones. ¡Maldición! Son tantas posibilidades… Doy un par de pasos al primer umbral a mi derecha y doy con una habitación estrellada. Puedo escuchar una ligera música junto a mi oído y de un segundo a otro vuelvo a estar en el espacio, contemplando aquel sistema solar en nuestra galaxia, en un punto muy distante del pequeño punto azul pálido. Aquel individuo de esa misteriosa especie aparece una vez junto a mí
- Décadas después de la gran guerra nuestra civilización tuvo un estallido de avances científicos y tecnológicos, siempre sustentados por la inmensa fuente de energía que significaban El Arbol y sus frutos, lo suficiente para enviarnos al espacio a conocer los planetas más cercanos. Los antiguos sabios estimaban la posibilidad de vida en estos planetas cercanos al nuestro, mas, hasta este punto de nuestra historia, jamás pudimos comprobarlo. Nos embarcamos en nuestra nave, alimentada por diversas rocas, sub-productos  de los ciclos de la energía de nuestro gran Árbol. También, llevábamos un cuantioso número de frutos, a manera de ofrenda. Todo iba en nuestra nave, como un mensaje de paz y hermandad con las posibles formas de vida de aquellos lugares. En uno de ellos, el más cercano al sol, nos encontramos con un planeta repleto de inmensas bestias, entre estas, un grupo de cazadores recolectores tal como nosotros  en nuestros inicios, vivían en pequeñas comunidades y contemplaban los astros. Su vida era difícil ante depredadores de tamaña dimensión constantemente asechando. Nos presentamos ante ellos, nos empapamos de sus costumbres y al mismo tiempo, les enseñamos lo que nosotros hemos aprendido. Teníamos que continuar nuestro viaje, mas, muchos decidieron quedarse en este nuevo planeta. Dejamos suficientes frutos a disposición, además de los implementos necesarios para proporcionar la seguridad de esta especie hermana. Nosotros seguimos nuestro viaje, esta vez, a un planeta un tanto más distante de nuestro sol. Cuando llegamos a él, y nos adentramos en su atmosfera, contemplamos sus inmensas estepas, campos de hielo, océanos algo más pequeños que nuestro planeta. Aquí encontramos una civilización en su estado de desarrollo bastante primario, muy similar a nuestro pasado de bestialidad y brutalidad. La recepción fue más compleja, no fuimos bien recibidos en muchos lugares, fuimos atacados, mas, su tecnología poco avanzada, poco y nada de daño podía hacernos. No nos rendimos, sabíamos que, al igual que con nuestra especie, en medio de toda esta brutalidad y enamoramiento por la ignorancia, aun vivían individuos sabios, individuos que solo perseguían la verdad y el bien de sus hermanos. Con el paso del tiempo dimos con una villa en este planeta, la mayoría de los miembros de esa especie que habían sido marginados, condenados o perseguidos por la hegemonía política de aquel instante histórico que vivían, se marchaban a este lugar. Fue aquí donde encontramos esas luces del camino inevitable que debía recorrer dicha especie. Puede haber sido imprudente, mas, éramos jóvenes… Les enseñamos nuestras tecnologías y dotamos de una importante cantidad de frutos. Varios más se quedaron en este planeta, yo regrese a casa para informar a cabalidad de todo lo que había visto en nuestra incursión interplanetaria. Las expediciones fueron constantes durante largos años, todo parecía prosperar en los tres planetas, al ritmo de cada uno, claro está. Cuando inicio la guerra en el planeta más distante al sol, las cosas cambiaron. Descubrimos la presencia de un Árbol similar al nuestro. Al parecer, esta misma inmensa fuente de energía viviente no solo estaba en nuestro planeta de origen, tiempo más tarde, tuvimos descubrimientos similares en el planeta más cercano al sol. Pero había poco tiempo para detenerse a pensar, la guerra en aquel planeta ceso con nuestra derrota y la de quienes defendían la maduración de la especie. Un brillante emperador, ayudado con la fuerza del Gran Árbol de aquel planeta y la tecnología suministrada a quienes logro conquistar, inicio la primera guerra interplanetaria. Sin embargo, había algo aún más catastrófico que esto acercándose, algo que nosotros mismos detonaríamos sin saber…-
Recobro la conciencia una vez más y cruzo la habitación hasta llegar a otro umbral. Me veo en una habitación sin salida, doy media vuelta para volver tras mis pasos más, la entrada ha desaparecido. Todo vuelve a oscurecerse, aquel sistema solar reaparece ante mis ojos.
-Cerion, el emperador del helado planeta, era un estratega maestro, corroído por las ansias de poder, había imaginado un imperio interestelar en sus manos y estaba dispuesto a conseguirlo a como diese lugar. Tomo como prisioneros a todos los miembros de nuestra especie en aquel planeta y les arrebato los conocimientos que habíamos alcanzado. De esta forma replico nuestras tecnologías a gran escala. Así, uno de sus emisarios llego a nuestro planeta, en nombre del emperador Cerion, llamando a nuestro planeta a unirse en la construcción del imperio interestelar bajo su tutela. Ante la negativa de nuestra parte, aquel emisario anuncio secamente el inicio de la guerra. Los enfrentamientos se expandieron incluso hasta el tercer planeta, para el cual, Cerion ya tenía planes. La guerra se extendió por años y parecía que no acabaría realmente hasta que alguno de los dos bandos, el imperio de Cerion o la Alianza Libre, pereciera. Poco a poco Cerion fue avanzando en su conquista y colonizando parte de los dos planetas, colocando inmensos asentamientos similares a fortalezas. La catástrofe era inminente, Cerion, con la ayuda del Árbol y la inmensa superioridad numérica estaba a punto de derrotarnos, si lo conseguía, caería en sus manos el poder del Gran Árbol de nuestro planeta. Si eso ocurría, no habría manera de detenerlo, o eso creímos. Fue así como decidimos descender hasta las raíces del Gran Árbol, lugar que aún no había sido encontrado pues el árbol era tan grande que sus frutos estaban a disposición nuestra a profundidades no muy distantes de la superficie. Decidimos descender, aferrándonos a unos antiquísimos textos, anteriores incluso a nuestra época infantil como especie, donde narraban casi proféticamente la llegada desde el cielo de un general en llamas montado en un caballo metálico, tras él un innumerable ejército que convertiría el día en una espesa noche.  El corazón del árbol, la gema multicolor, solo ella podría detener al emperador Cerion o al menos eso parecían indicar los textos. El descenso fue complejo, mas, conseguimos llegar hasta lo más profundo del árbol. Su inmenso tronco parecía armar en su base, naturalmente, una especie de semi-circulo, en su centro, pudimos apreciar el majestuoso brillo de la gema. Recuerdo haberme precipitado hacia ella, su inmenso brillo me cautivo, podía ver una innumerable cantidad de mensajes en la luz y a su vez, con brillo aún más grande en los innumerables patrones. Estire mis manos y la agarre con fuerza, arrancándola desde su cuna de savia y madera.- La imagen de los ojos de Dosser vuelve a aparecer por una milésima de segundo. Todo vuelve a estar a oscuras. De pronto, puedo verme una vez más en el espacio- Salimos tan rápido como pudimos hasta la superficie, pensando que con esto podríamos enfrentar a Cerion. Más, lo que el arranque de la roca provoco fue una desestabilización en el planeta. Los terremotos se hicieron inmensamente frecuentes, así como las erupciones volcánicas, maremotos, por nombrar solo algunas de las catástrofes constantes que se desataron. Fue así como se inició una emigración masiva, por las hostiles condiciones de nuestro planeta. Intentamos devolver la roca, mas, era imposible, las rutas habían quedado todas sepultadas. Tuvimos que resignarnos a aceptar lo que habíamos hecho.-
Todo vuelve a oscurecerse y vuelvo a verme en el Laberinto, en aquel paso sin salida. “Detente, estas siguiendo nuestros mismos pasos ¿Deseas esto para tu gente y tu mundo?” Ignoro la voz retumbante y vuelvo tras mis pasos, luego que el umbral apareciese una vez más. Llego una vez más al pasillo circular de innumerables puertas,  en cuanto pongo un pie en este, el laberinto comienza a temblar. “No dejaremos que repitas la historia una vez más”. Las paredes circulares comienzan a rotar, cambiando de posición esporádicamente cada una de las puertas. Desesperada ante este obstáculo, corro por el pasillo circular en busca de un paso, la luz del laberinto se va apagando tras mis pasos, frente a mi aparece una gigantesca sombra con múltiples ojos furiosos de mirada penetrante. Me escabullo por una puerta al costado mientras la oscuridad va tras de mí. En la nueva habitación veo dos puertas a elección, tomo la izquierda por mero instinto, puedo sentir unas heladas garras alcanzar  mi pierna, logro zafarme y apresurando el paso logro escabullirme hasta la siguiente habitación donde, sobre un pedestal, una luz brillaba intensamente. Llego hasta el pedestal y la oscuridad queda atrás, repelida por la cálida luz. Los brillantes y rabiosos ojos en las sombras poco a poco van cerrándose y la oscuridad en los límites de la habitación se hace menos densa. Miro intrigada la brillante luz sobre el pedestal acercando mis manos, puedo sentir algo parecido a una fuerza magnética, mis manos son atraídas con fuerza hasta el centro de la luz, donde flota un objeto que no logro distinguir, cálido. Un instante después de que mis manos entran en contacto con aquel objeto luminoso flotante,  siento una tensión increíble en mi cuerpo y me quedo paralizada. Mis ojos se cierran y de inmediato me veo cayendo a un vacío infinito. A mí alrededor, caen a gran velocidad numerosa gente que se cruzó por mi camino, objetos de la niñez, el cuadro de Laura. Cierro los ojos y me dejo llevar por la caída, la imagen de los pasillos del edificio más alto de la ciudad se presenta, siento el calor de la mano de Esteban, cayendo junto a mí, la gente de túnicas naranjas escapaba a toda prisa por la salida, el aire huele a humo y ceniza. Un segundo antes de estrellarnos contra el piso, vuelvo a verme en el Laberinto. Puedo escuchar como el ruido de las paredes en movimiento cesa, a excepción de un breve ruido a la distancia. Tengo la impresión de que esto ha abierto un paso en otro lugar, probablemente la puerta sellada en la bifurcación antes del largo pasillo circular repleto de puertas. Salgo de la habitación por donde mismo ingrese, avanzo con cautela en caso de encontrarme con esa extraña sombría nube repleta de ojos furiosos, la habitación esta vez luce iluminada. Retorno hasta donde la puerta estaba bloqueada y en efecto, el paso está abierto. Al cruzar el umbral me topo con otro largo pasillo circular de numerosas puertas, trato de no desanimarme al tiempo que cruzo el primer umbral. La habitación no tiene salida, mas, está completamente pintada con una serie de seis murales y un séptimo incompleto, todos parecían estar unificados por un destello de luz al centro de cada mural, de la que se desprendía un hilo de luz hasta el mural luminoso contiguo. En el mural incompleto, la luz parece armar un camino hacia el cielo, aun sin completar, al mirar arriba me sorprendo al encontrarme con un espejo gigante a modo de techo. Pienso volver tras mis pasos, mas, la puerta a mi espalda ha desaparecido una vez más. Recorro la habitación contemplando cada uno de los murales, siento un extraño calor y presión en el pecho al contemplar cada una de las imágenes, como si muy dentro de mí, reconociera todos aquellos personajes de cada mural, como si yo misma hubiese estado ahí, mas, no hay imágenes mentales, ni recuerdos liberados, solo esta extraña sensación de familiaridad no explicada. Al llegar al sexto mural me topo con la imagen de aquel sistema solar de los tres planetas. Al mirar finalmente en el séptimo, incompleto, me sorprendo al ver que en los límites del color, pareciese este ir avanzando lentamente, completando poco a poco el mural. Siento un extraño pulso en mi cuerpo y puedo ver mi propia figura en el mural, escucho un estruendoso sonido y el mural contiguo se ha destrozado, una gigantesca bestia de ojos rojos me mira furiosa, sus garras son largas y doradas, su pelaje negro, erguido se acerca lentamente moviendo sus gigantescas patas. La puerta de salida no ha aparecido, estoy encerrada con este demonio. Comienza a correr, mucho más rápido de lo que esperaba, con lo justo consigo esquivarlo, estrellándose la bestia contra el muro y derribándolo, veo mi oportunidad y salgo al pasillo a toda prisa mientras la bestia se pone de pie una vez más. Miro el primer umbral a disposición y me topo con otra habitación de murales, escucho las fuertes pisadas de la bestia acerarse.
-No permitiremos que la historia vuelva a repetirse una vez más- grita la bestia con miles de voces en una sola, me estremezco al tiempo que continuo corriendo a toda prisa, en el siguiente umbral me topo con otra habitación de murales ¡Mierda! La bestia casi me alcanza, consigo llegar al siguiente umbral, al ver dos puertas en la habitación además de los murales, entro a toda prisa, tomo la puerta derecha mientras escucho derribarse la muralla del laberinto a mis espaldas. La habitación a la que doy no tiene salida, es tarde para retroceder, corro hasta un extremo de la habitación y me preparo para esperar su embestida. La muralla de la habitación cede y la furiosa bestia se abalanza contra mí, me lanzo agachada y logro pasar entre sus piernas, la bestia se estrella contra la otra muralla, abriendo un paso a la otra habitación. Dudo por un instante si retroceder y tomar el camino de la izquierda o utilizar este nuevo camino a la vista. La bestia se vuelve a levantar y arremete una vez más contra mí, por muy poco logro esquivarlo, se hace cada vez más rápida. Corro a toda prisa, saltando los escombros de la pared derribada y cruzo el umbral izquierdo, me encuentro en una sala circular, con un pedestal en el centro. Puedo escuchar los pasos de la bestia tras de mí, apresuro al paso acercándome al pedestal, de reojo miro las salidas a disposición. Tres umbrales, dos de ellos conducen a una habitación y la otra ultima a un pasillo. Al llegar al pedestal siento nuevamente esa atracción magnética en mis manos, que se aferran a la cima del pedestal, una luz flotante aparece. Una vez más, siento un ligero temblor y escucho el sonido como de maquinaria bajo mis pies. La bestia derriba la pared a mi espalda y se dispone furiosa a atacarme, corro hasta el umbral del pasillo a toda prisa, al cruzarlo veo al fondo un extraño circulo luminoso. La bestia cada vez está más cerca, me tropiezo y me voy al piso, intenta saltar sobre mí para aplastarme, mas, consigo rodar a tiempo, me levanto y continuo corriendo a toda prisa, cruzo el umbral y salto al círculo de luz, todo comienza a girar a gran velocidad y la figura de aquel mounstro desaparece con toda la habitación.




Recorro a toda prisa uno de los pasillos circulares del Laberinto, al entrar en una habitación amplia me topo con un largo mural que narraba la historia de aquella mítica civilización que se asentó en la tierra, luego de perseguir durante años la energía de los Arboles Sagrados. Ante mí se aparece un miembro de esta especie
-Vagamos durante miles y miles de años por el espacio en nuestras naves, en busca de un nuevo hogar. Las generaciones fueron pasando y ya no quedaba ninguno entre nosotros que hubiesen vivido en nuestro planeta natal, siquiera quedaba alguno que vio la gran guerra o el colapso de nuestro sol. Todo eso quedo atrás, y no era ya más que un cumulo de registros de un tiempo que no volvería. Nuestra ruta, trazada por la primera generación que se embarcó en esta travesía, era siguiendo una estela de energía de los árboles, según nuestros ancestros, la energía de los árboles se trasladaría a otro planeta de algún sistema solar en donde podría propagar la vida y con ello, los actores de lo que ellos llamaban “el séptimo acto”. A pesar de las grandes discusiones, jamás desviamos nuestra ruta por aquella estela, aunque si realizamos algunas expediciones en el trayecto que nos previeron de más información de la historia de esto que hemos conocido como los árboles sagrados. Finalmente, nuestra travesía dio fruto al encontrarnos cercanos a un sistema solar con un planeta que emitía la energía de los árboles. En aquel tiempo tu especie aun no existía. Nos asentamos en el lugar, esperanzados por la nueva vida que empezaríamos, con un nuevo lugar al que poder llamar hogar. Levantamos nuestros asentamientos y empezamos nuestra búsqueda de los árboles, con la ayuda de esto construimos ciudadelas subterráneas e inmensos corredores oceánicos que conectaban estas.- contemplo la imagen de la pared y veo un mapa del mundo donde se especifican las locaciones de las ciudadelas y los árboles que habían encontrado.- Sin embargo, un extraño fenómeno comenzó a acontecer. Muchos de los nuestros luego de consumir el fruto de los árboles, al regresar, perdieron la razón. Se mostraban paralizados, con la mirada perdida, temerosos, incapaces de comunicarse salvo por unas vagas y confusas palabras inconexas. Estos sujetos presentaban esas condiciones durante una tres días y luego los encontrábamos muertos en sus camas. El fenómeno se repitió masivamente y decidimos suspender nuestras incursiones con los frutos, pasando a ocupar únicamente sus hojas.  Nuestra población se vio considerablemente mermada y nuestras ciudades estaban cada vez más llenas de casas vacías, nuestra esperanza de vida, cercana a los 800 años, se redujo hasta los 400. La situación empeoro luego de masivas perdidas de fertilidad en nuestra especie , así, poco a poco, fuimos observando que este nuevo hogar se iba a transformar en nuestra tumba. Muchas ciudadelas fueron abandonadas, otras se mantuvieron en pie  largo tiempo más. Muchos salieron a la superficie y jamás regresaron, siguiendo su propio camino ante la inminente catástrofe.-
-Esto es intrigante, mas, no debo perder tiempo, Sofia puede adelantarse- le digo a aquella fantasmagórica figura
-Tranquilo, la oscuridad persigue a esa muchacha. Escucha atentamente y abriré el camino para ti- me responde- La situación cambio cuando varios de los que dejaron la superficie volvieron, informando la presencia de una especie de mayor desarrollo evolutivo comparado al resto de la nativas, tu especie, los humanos. Decidimos no interactuar con ellos de inmediato, conocerlos a la distancia. Algunos humanos entraron en contacto con los frutos de los diversos arboles alrededor del globo, probablemente uno de los nuestros, que se marchó a la superficie, puede haber dotado a los primeros, a los que en cuanto detectamos, vigilamos a la distancia, aunque no sin dificultades. Notamos que funcionaba de manera diferente en ustedes, parecía acelerar un proceso evolutivo inconcluso ¿Inconcluso para qué? El Séptimo Acto. Parecía ser que la energía del árbol era compatible únicamente con las formas de vida nativas, experimentamos con un par de animales y el resultado conseguido fue también un super-desarrollo de sus capacidades, en cambio, en nosotros, especie extranjera, los frutos desataron el inicio de nuestro gran decaimiento, las hojas también nos traían repercusiones negativas a nuestra salud, mas, de alguna manera, nos permitían conectarnos con nuestros ancestros y con ello, encontrar el camino para sobrevivir como especie. Ese era nuestro gran temor, que el poder del fruto en manos de esta especie tan similar a nuestra infancia barbárica, desatara una catástrofe equivalente a la sucedida en el sistema solar de nuestros ancestros.-
Continuamos caminando junto a los muros grabados, veo una imagen que ilustra el primer encuentro formal entre esta especie y la nuestra.
-Y lo inevitable pasó. Dos miembros de vuestra especie se presentaron a las puertas de uno de nuestros templos, les reconocimos a la distancia, eran dos hombres que habían entrado en contacto con el fruto. Les dejamos entrar, dotamos de alimento y agua, luego de esto expresaron el motivo de su llegada. Ambos habían entrado en contacto con el fruto, en las visiones vieron nuestras ciudadelas subterráneas, incluso trazos de nuestra historia. Afirmaban que El Gran Espíritu del Árbol se les había presentado…- de inmediato, por un instante todo se oscurece y la imagen de unos ojos luminosos me aprieta el pecho ¡esos malditos ojos otra vez! La imagen del Laberinto regresa- … indicándoles el paradero de quienes podían ayudar en su misión. Su objetivo era derrocar el régimen político de aquel tiempo, terminar con la esclavitud en todas sus formas. Vinieron a pedir nuestra ayuda, pues, sabían que nosotros éramos los protectores de los árboles, y en su visión, contemplaron que la herramienta para esta liberación eran los frutos de los árboles, y en nombre del espíritu del árbol, nos pidieron que dotáramos de frutos suficientes para abastecer a los ejércitos disidentes alrededor del globo, el tono de sus palabras parecía casi una exigencia. Los dejamos descansar en el templo, y discutimos el asunto en la ciudadela subterránea, en una gigantesca asamblea que incluía al resto de ciudadelas de nuestra especie y algunos asentamientos de la superficie, todo facilitado por nuestra alta tecnología. Luego de este inmenso congreso general, y de una amplia discusión, el resultado fue negarse a la demanda de aquellos hombres. Nos aterraba estar contribuyendo al desenvolvimiento de lo que entendíamos como el Séptimo Acto, pues, si sabíamos que solo una catástrofe podría traer, no sabíamos las proporciones de esta. El “registro universal” solo indicaba en el trayecto-destino del árbol siete actos. Nos preguntábamos ¿El trayecto del árbol continuaría? ¿Habrá un Octavo Acto? De haberlo, nuestro peor pesar habría sido volver a nuestras naves y continuar una vez más el peregrinar interestelar. ¿Y si no había Octavo acto? Eso es lo que más nos preocupaba, pues, significaba enfrentarse a algo completamente desconocido, pues, no hay indicio alguno de lo que sucedería cuando el Séptimo Acto concluyese, cuando el viaje del árbol llegue a su destino… La reacción de aquellos hombres no fue buena cuando les comunicamos nuestra decisión, indignados, nos indicaron que con o sin nuestra ayuda llegarían hasta los frutos. Dijeron que volverían armados, y que si ofrecíamos resistencia responderían, luego de estas furiosas palabras se retiraron dejando en el lugar el pesar de saber que la guerra era inminente. Salvo contados incidentes, la violencia no es característica de nuestra especie, menos conociendo y viviendo las consecuencias históricas que de esta. Mas no podíamos hacer otra cosa que intentar defender los árboles y sus frutos, era la única manera de evitar aquella sombra gigantesca que provocaba pensar en el Séptimo Acto. Sin embargo, tu especie se mostró increíblemente empoderada con el fruto, en distintas partes del globo consiguieron entrar a nuestro mundo subterráneo, comenzamos a sufrir bajas poco a poco, mas, sabíamos que pronto llegaría un asalto de mayor calibre con la ayuda de los frutos que ya nos habían arrebatado. La situación llego a su punto crítico cuando un grupo infiltrado descendió en lo profundo de la tierra, hasta uno de los arboles sagrados, no sabíamos cómo, pero algo sucedió que gran parte de la energía del árbol se trasladó a uno de los individuos. El árbol sagrado se secó por completo, dejando una gigantesca gema de gran cantidad de energía en su lugar. Al poco tiempo la tierra comenzó a perder estabilidad y empezaron a detonarse cambios bruscos en esta. Para peor, los ataques aumentaron a nuestros asentamientos, esta vez ya no eran los rebeldes, sino los ejércitos de los poderes hegemónicos. Cuando se secó el segundo árbol, al entrar en contacto con otro miembro de tu especie, vimos que había que hacer algo de inmediato, o sería demasiado tarde… Fue así como, acorralados, mas, aun con esperanzas de salvar la vida en el lugar, abandonamos nuestras ciudadelas y bloqueamos los pasos, nos encerramos junto a los dos últimos arboles sagrados aún vivos. La vida en la superficie comenzó a perecer masivamente ante las inmensas catástrofes, en poco tiempo, los estados y gobiernos se derrumbaron, la humanidad entera luchaba por sobrevivir ante las hostiles condiciones del planeta. Estuvieron al borde de la extinción.- contemplo las imágenes en las paredes del laberinto, puedo ver dibujos indicando los bruscos cambios de la tierra, hundiéndose continentes enteros y elevándose otros, lagos inmensos convertirse en desiertos, zonas áridas que pasaron a convertirse en amplias junglas.  Finalmente, las imágenes parecen dejar de cambiar tan drásticamente, como indicando un punto de estabilidad.
-¿Cómo lo consiguieron? ¿Cómo estabilizaron la tierra y detuvieron el Séptimo Acto?-
-Con la ayuda de tu especie, aquellos en que el aliento del árbol entro, acudieron a nosotros, en busca de cobijo para los suyos, y con ansias de detener el tormentoso presente. Tu especie se refugió en nuestras ciudadelas, por eso pudieron sobrevivir a el brusco cambio de la tierra. Uno de ellos tuvo una visión con la raíz de uno de los árboles. Ese fue nuestro último viaje, el último aliento de nuestra especie, ya increíblemente reducida en número. Junto a los portadores del espíritu de los árboles, comimos las raíces de los dos grandes árboles. Antes de que el sueño nos llevara a todos, los portadores del aliento del árbol, fueron atraídos casi magnéticamente contra el árbol, al dar con este, parecieron fundirse en un destello de luz… Ese destello de luz fue lo último que contemplamos como especie, sumergiéndonos en el viaje eterno de la raíz.-
-Sigo sin aclararme como eso estabilizo la tierra y detuvo el séptimo acto-
-Cuando saltamos definitivamente en este “mundo” nos conectamos con la energía de los árboles, apreciamos sus vinculaciones con el funcionamiento del planeta, y, fundidos con toda esa energía… ¿Cómo decirlo en tu idioma?  “Reordenamos la arquitectura” de la estabilidad del planeta. Los dos árboles se dividieron, quedando cuatro  reubicados en distintos puntos del globo. Lo que hicimos fue lo que conocéis como sellos de la tierra, y es por esto que solo están en actividad dos, mientras que los otros dos interactúan con la tierra absorbiendo excesos energéticos que pueden provocar tendencias al desbalance. Cuando se quiebre el sello del primer árbol, el tercer árbol se invertirá energéticamente, entregando la energía captada de los desbalances y del quiebre del primer sello, el cuarto recibirá también parte de la energía de la ruptura de sello, y seguirá en su labor de contención del desbalance. Cuando se quiebre el segundo sello, el cuarto árbol se activara, en ese instante, las labores de contención de sobre energía variaran entre los dos árboles, la tierra aun tendrá cierta estabilidad. Cuando solo quede un árbol, las fuerzas naturales se harán manifiestas masivamente. Si se quiebra el ultimo sello, el Séptimo Acto acabaría de concretarse…- Llegamos al final de los murales, la fantasmagórica figura levanta sus brazos y El Laberinto tiembla, las paredes se mueven dejando ver un pasillo- Aun puedes detener esto, Alexander, de ti depende este planeta, quizás incluso mucho más.
-¿Por qué puedes controlar el Laberinto?- le pregunto
-La verdad es que este Laberinto es nuestra prisión…-  me responde- Cuando la arquitectura de equilibrio se terminó de reordenar fuimos expulsados y arrojados aquí, en la superficie del Laberinto... Somos el espíritu del Sexto Acto, los despojados de su hogar y condenados a vagar por miles y miles de años por el espacio, a encontrar un hogar que solo nos conduciría a esta prisión eterna. Es este nuestro trágico destino, y el de vuestra especie será símil si no te apresuras.-
La figura fantasmagórica desaparece, de inmediato me encamino por el pasillo que este abrió para mí, decidido a cumplir con esta gigantesca responsabilidad.




Puedo verme en un círculo de luz más tenue, al parecer me he transportado a otro lugar del Laberinto, al contemplar el cielo veo que continúo en la superficie.  Salgo con precaución de la habitación, me encuentro con una sala que conecta dos secciones circulares, no muy distante diviso la gigantesca torre, gano un segundo aliento al ver que no queda demasiado. Cruzo el umbral y me encuentro con largo pasillo entre cuatro secciones circulares a las que no hay acceso desde aquí. A mi espalda escucho un fuerte estruendo, al voltearme veo a la gigantesca bestia una vez más. Comienzo a correr a toda prisa mientras escucho las pisadas de aquel demonio, cruzo el umbral al final del pasillo y doy con un pasillo circular largo, con numerosas habitaciones. Las pisadas están cada vez más cerca, acelero cuanto puedo, mas, frente a mí, no muy lejos, aparece esa espesa neblina oscura llena de ojos furiosos. Acorralada tomo el primer umbral que encuentro y doy con un largo pasillo que da directamente a la entrada de la gigantesca torre. Corro a toda velocidad, mas, tropiezo, me levanto rápidamente y miro de reojo que tan lejos vienen las creaturas, mi sorpresa es máxima al ver que estas parecieron fundirse y convertirse en una inmensa bestia de consistencia plasmosa que avanzaba cual rio tras de mí. En su piel podían verse rostros y brazos extendidos, como si aquel mounstro llevase encerrado dentro de sí miles y miles de seres. Finalmente llego hasta la torre, subo la escalera a toda prisa mientras la creatura va inundando la torre. La bestia parecía estallar en ocasiones, esparciéndose por las paredes y las escaleras, de estos restos salían creaturas, similares al torso de una persona, intentando alcanzarme con sus brazos. Cuando llego finalmente a la cima uno de los brazos me alcanza y me voy al piso, me volteo tratando de escapar y veo a una pequeña niña
-Por favor no nos hagas esto- me dijo inundada en dolor. Consternada, tironeo y me logro zafar y llegar a la cima de la torre, puedo ver gran parte del Laberinto desde acá, la superficie parece haberse convertido en esta extraña materia plasmosa
Puedo escuchar miles de risas a mí alrededor, la bestia-marea no ha seguido subiendo. Me doy vuelta y veo un engendro de unos 50 metros, de consistencia viscosa, como un demonio derretido.
-Nosotros controlamos este nivel del Laberinto, no conseguirás llegar al nivel más bajo- dice la gigantesca bestia con miles y miles de voces- Te quedaras en esta prisión por el resto de la eternidad junto a nosotros, se acabó tu historia.
La bestia se viene contra mí, dispuesta a devorarme, cierro los ojos, aprieto las manos y desde el suelo siento fluir un extraño calor que inunda todo mi cuerpo, abro los ojos, la bestia ha quedado paralizada.
-¡No seré contendida!- le grito a la bestia, esta se viene contra mí, meto mi mano en el pecho de esta y le arranco el corazón, una extraña sensación de embriaguez me inunda, por un instante tengo una sensación sublime, como una ligera iluminación intraducible que se manifiesta a través de una estruendosa carcajada. Me siento dichosa- Que inocencia la de ustedes al pensar que pueden afrontar y modificar la necesaria trayectoria de esta obra, vuestros intentos no fueron otra cosa que vuestro papel, balanceando, permitiendo que las cosas sucediesen en los tiempos propicios, necesarios. Vuestra labor ya ha concluido, y vuestras advertencias a mi parte más humana son inútiles, la liberación de los sellos ocurrirá-
-¿De verdad seguirás adelante sabiendo  lo que vas a detonar? ¿Tan egoísta eres? ¿Tanto temes a la muerte? ¿O es este otro humano? Aun estas a tiempo de detener todo esto- me advierten las miles de voces, con tono desesperado, la bestia se muestra resentida. Miro su corazón en mi mano, aun palpitando, no sé por qué pero un impulso me llevo a darle un gigantesco mordisco, cuando termine de tragar apreté el corazón entre mis manos con fuerzas.
-Vuestra misión está completa y vuestro mensaje entregado. Vuestra eterna vigía ha terminado, yo los libero - le digo al tiempo que estrujo su corazón y el mounstro estalla, colapsando toda la superficie del laberinto, incluida la torre. Todo se oscurece al caer más abajo de los cimiento de la torre.




-Despierta, hemos llegado- abro los ojos y veo el auto estacionado, Carmela me mira sonriente. Cerca de la frontera encontré un contacto de Ingrid que me permitió pasarla. Carmela era quien me esperaba del otro lado, pareció reconocerme de inmediato, extrañamente, ya que no nos conocemos. En cuanto menciono a Ingrid comprendí, subimos al auto y emprendimos camino hasta un pueblo a unos 300 kilómetros de la frontera.
-Muchas gracias, fue un viaje largo, no sé cómo habría llegado sin ti- le digo mientras saco mi mochila del asiento trasero.
-Si Ingrid solicito que te ayudara, ha de ser importante- me responde mientras me despido de ella- Llámame si tienes algún contratiempo
-¡Muchas gracias!- le digo mientras veo el automóvil marcharse. Las calles del pueblo lucen desiertas ¿Qué sucederá? Camino por la avenida en busca del lugar indicado por Ingrid, puede escucharse desde dentro de algunos edificios el sonido de una radio o televisor a todo volumen, pareciese transmitirse un partido de futbol. Continúo mi camino, al escuchar un par de disparos apuro el paso en dirección a estos, Ingrid no me advirtió a que me enfrentaría. Puedo ver el origen de los disparos, me acerco sigilosamente y reconozco a Mariano junto con otro hombre, ambos tienen las manos arriba mientras dos militares les apuntan con sus ametralladoras. Mi sorpresa es magna al ver que son militares del otro lado de la cordillera, fuerzas al servicio de la Orden Blanca. Mariano intenta alcanzar su pistola, uno de los militares se dispone a disparar, tiro del gatillo antes y lo derribo, corriendo apunto al siguiente, tirándolo al piso también.
-Hay un escuadrón en la otra cuadra, deben haber escuchado los disparos.- dice el hombre que acompaña a Mariano mientras recarga su ametralladora- Cuando dijiste que venían refuerzos, digamos… no esperaba esto.
-¡Te salve el puto trasero así que cuidado con tus palabras!- le respondo molesta mientras saludo a Mariano, que tardo un poco en reconocerme.- Ingrid me dijo que podría encontrarte por aquí-
-Vamos de inmediato, los muchachos están preparados- dice Mariano al tiempo que comenzamos a correr en dirección a un galpón. Entramos por una puerta pequeña, veo varias personas esperando junto a cinco camiones idénticos, incluso sus patentes se han replicado.
-Vaya preparación- le comento- ha de haber sido toda una proeza traer las armas hasta aquí-
-Lo ha sido, mas, Albert me lo encomendó- me responde, se me aprieta el pecho un instante, mas, intento no descontrolarme
-Albert está muerto, Mariano…- le respondo mirando al piso
-Mierda…- dice ofuscado, tapándose los ojos con sus manos.- es una terrible noticia... había escuchado rumores, mas, no había querido dar crédito. ¿Cómo paso realmente? Tú eras cercana a el - otro cuchillo más en mi pecho, me acerco para hablar más despacio, la gente a nuestros alrededor mira atentamente
-Glenn lo entrego a la Orden Blanca y a los agentes del imperio a cambio de armas, le echo la culpa a Gustav, que estuvo presente en la trampa y sobrevivió por poco, acudiendo hasta mí… Glenn ahora controla a los Maniacos y barrio con toda la disidencia, convirtió los Maniacos en un ejército secular con férreas cadenas de mando, desvirtuó los principios esenciales de lo que era nuestra organización. Por eso levantamos el tercer bando, retornando a los principios esenciales de nuestro plan de liberación.- le contesto firmemente, me mira incrédulo por unos instantes, luego lo veo sucumbir y aceptar el triste rumbo que ha tomado todo esto.
-¡Maldición! ¡Voy a matar a ese hijo de perra!- grita furioso, la gente alrededor nos mira. Me acerco hasta a Mariano para calmarlo
-Vamos… Tranquilo, sé que es difícil, mas, necesitamos mantenernos centrados, ahora con las armas que traes podremos terminar de establecer el tercer bando y podremos enfrentar a todos estos miserables- le digo mientras le doy una palmada en la espalda. Me mira algo más tranquilo
-Bien, será mejor que partamos- me dice Mariano mientras se sube a uno de los camiones y me invita a subir, el conductor es el hombre que acompañaba a Mariano- Este es Geral, mi acompañante en esta gigantesca travesía por las armas.
El portón del galpón se abre y los camiones comienzan a salir, nosotros, luego de tres camiones distractores, uno tras nosotros.
-Dos de ellos despistaran yendo al norte y al sur, otro al este, nosotros y el otro distractor vamos al oeste, son dos rutas que conducen al paso fronterizo. Nuestra gente esta allá vigilando que no haya problemas-  dice Geral – Nos sorprendimos al encontrar militares extranjeros acá ¡Estos cretinos no saben la catástrofe diplomática que están desatando!-
-Yo diría que no les importa…- dice Mariano- Si se trata de la Orden Blanca, desplegaran sus influencias.-
-Estoy intrigada, Mariano ¿Cómo es que conseguiste todas estas armas?- le pregunto al tiempo que saco el brazo por la ventana.
-No tuve demasiado éxito con los actuales dirigentes de la organización, mas, en aquel lugar conocí a un hombre que me contacto con Geral. Cuando este vio un pequeño amuleto que Albert me entrego- me muestra un reloj de mano, Geral continua manejando, el camino se divide en dos y el camión de señuelo toma el camino de la derecha.
-Conseguimos las armas tomando por sorpresa un buque con provisiones para el gobierno golpista, estoy hablándoles de hace ya casi 20 años, cuando Albert, padre, trabajaba intensamente con nuestra organización. Lo conoci luego de que nos encarcelaran juntos y el encontrase una manera de escapar. Trabajamos juntos desde aquel entonces, combatiendo al gobierno golpista financiado y promovido por el imperio. Tuvimos montones de batallas victoriosas, bueno, con el ingenio de Albert era difícil que perdiésemos. Sin embargo, empezamos a tener ciertas diferencias con el actuar de nuestra organización, dadas las condiciones de la lucha preferimos continuar, mas, cuando conseguimos interceptar aquel buque, la situación cambio. El gobierno golpista, ya inmensamente debilitado y falto de refuerzos, termino sucumbiendo, pues no logro poner completamente a los militares bajo su alero y la correlación de fuerzas, se inclinó considerablemente a favor del frente anti-golpista. Ante la victoria ya inevitable del frente, las rencillas internas se hicieron más fuertes, todo esto genero desconfianza en nosotros, que hacia buen tiempo no llevábamos buena relación con la dirección que podía tomar el proceso. Albert me dijo que esconderíamos las armas, tuvo un sueño en que vio como en otro tiempo, esto llegaría a las manos indicadas. Luego de que ocultamos las armas, se marchó con su muchacho y Kain hacia nuestro actual destino- Dice Geral mientras continua manejando. Mira por el espejo retrovisor y su expresión cambia- Nos están siguiendo
-Coge una ametralladora-  dice Mariano mientras me indica la parte trasera del asiento. Comienzo a escuchar disparos. 
Saco la mitad de mi cuerpo por la ventana y veo un camión blindado persiguiéndonos. Los militares disparan desde las ventanas de este. Escalo hasta el techo del camión  y camino hasta la parte trasera, intentando esquivar las balas. Cuando una de estas esta por alcanzarme, con un sutil movimiento de mi dedo la desvió. Levanto mis brazos y los bajo con fuerza, una ráfaga de viento llega directamente en el lado derecho del camión, levantándose, como si el viento hiciese de rampa invisible, consiguiendo finalmente volcarlo. Vuelvo a meterme al camión por la ventana
-Esta muchacha es más peligrosa de lo que se ve- dice Geral mirando por el retrovisor a los militares intentando escapar del camión volcado.




Miro por la ventana un tanto nervioso, cuando Nicolas dijo que tendríamos que ser cuidadosos con lo que decíamos, no me imaginaba que nos íbamos a presentar como miembros activos de los Maniacos, enviados a proteger y vigilar el trayecto de las armas. Nicolas le enseño una medalla a uno de los contactos en el primer pueblo, fue así como subimos en este auto, camino al pueblo en donde se supone estarían las armas. No esperaba que los contactos de Nicolas nos llevasen a un aliado de los Maniacos al otro lado de la frontera, si llegan a descubrir quiénes somos la cosa se pondrá fea. Cuando veo que ingresamos al pueblo me tranquilizo un poco más, estacionamos en la parte trasera de un bar, nos bajamos y los dos hombres nos indican que los esperemos, mientras entran al bar por la puerta trasera. Puedo ver un círculo de policías reunidos, me acerco con curiosidad, veo dos bultos cubiertos en el piso, la sangre tiñe el pavimento.
-Pero que pelotudos ¿No podrían haber esperado a que terminara el puto partido?- dice para si uno de los policías.
-¿Todavía no empieza el segundo tiempo?- pregunta otro policía. Escucho un silbido a mi espalda, Nicolas me apura ante la salida de los tipos con otro más acompañándolos.  Me subo al auto a toda prisa, aun algo nervioso.
-¿A que no adivinas? El ejercito de tu país se le ocurrió meterse hasta acá a buscar las armas- dice el conductor mientras pone el vehículo en marcha.
-Vaya tarados, esta jugada les puede costar caro- dice Nicolas.
-Vamos a tomar una ruta más rápida para estar en la frontera antes que el camión- nos dice el conductor.
-Por cierto, vimos una muchacha de cabello negro, unos 25 años, junto con Mariano ¿Ella también es enviada de los Maniacos?- me pregunta el tipo recién integrado. Miro a Nicolas de inmediato ¿Laura? No sé qué contestar.
-Es posible que Glenn haya enviado alguien más para asegurarse, estas armas son realmente importantes- dice Nicolas
-Qué raro suena eso…- dice el copiloto. Comienzo a sudar, palpo mi pistola sutilmente, está cargada, lista para salvarme el pellejo. – Pero bueno, ustedes los de más allá de la cordillera son así.
Miro por la ventana el paisaje, nos acercamos a toda prisa a la cordillera, a esta velocidad llegaremos en poco más de 15 minutos, si es que no nos matamos.




-Señor Glenn, le tenemos excelentes noticias, sería ideal disponer de su presencia prontamente- dice la voz de uno de mis contactos del otro lado de la cordillera, sonando desde mi teléfono celular.
-Estoy bastante ocupado en este instante ¿Qué es lo que pasa?- le pregunto directamente
-Encontramos a la rata traidora, Gustav, haciéndose pasar por un enviado tuyo para acceder a las armas. Aun cree que nos ha engañado.-
-¡Sabia que su desaparición tendría que ver con eso! No lo mates, solo captúralo y enciérralo, te llamare luego, tengo algo urgente en este instante- cuelgo el teléfono y me lo guardo en el bolsillo, una ligera sonrisa se me escapa. Camino junto a mi grupo escolta por las calles del distrito Este, en dirección a la plaza central de este, donde yace el cadáver de Sofia. Definitivamente no es algo que esperaba, tanto así que modifica casi todos mis planes. Veo rostros amargos por doquier, son días dificultosos y la muerte se hace cada vez más cotidiana en esta ciudad. En el distrito Oeste se trabaja intensamente por rescatar a los que aún están entre los escombros. El lugar es casi inhabitable, mas, no podemos conceder militarmente el territorio, pues les regalaríamos la ruta hacia la ciudad de la costa. Probablemente establezca únicamente asentamientos militares en la zona, la gente se ha de reposicionar en el distrito Norte y Este, recientemente liberado de las garras del régimen.
Cuando arribe por primera vez a esta ciudad jamás imagine llegar a la posición en la que estoy. Aún recuerdo esos primeros meses en la ciudad, la luz de la luna en esas noches en el cementerio, arrebatando todas las joyas de los ricachones muertos, luego engañando a los hijos de perra, quitándoles su dinero. Todo cambio con Esteban y los Maniacos. ¿Quién diría que ese muchachuelo que en mi infancia creía poder seguirme el paso, podría haberme llevado a este instante, a estas condiciones? Quizás lo mejor de la muerte de Sofia, sea que mi mentira a Esteban dejara de serlo. Sé que regresara, y cuando lo haga, a mi lado, llevaremos adelante una maldita revolución mundial. Este lugar es el primer paso, luego el resto del continente, después, el mundo entero. Sé que he cometido actos que cualquier sujeto en conocimiento de ello sentiría desprecio por mí, mas, todo ha sido en pos de sacar adelante esta batalla. Albert era un magno estratega, mas ¿De qué nos serviría aquello sin las armas para enfrentar al enemigo? Tuve que ponerlo a un lado y entregarlo a cambio de las armas, armas que nos han tenido enfrentando cara a cara al régimen, armas que protegieron a nuestra gente mejor de lo que podíamos con el presente,  haciéndole daños certeros y reales al régimen, no solo simbólicos y dramáticos. Sin la férrea disciplina impuesta, y con las limitantes morales que nos retenían en la acción, hubiese sido imposible que la batalla avanzara hasta el punto al que ha llegado. Si he obrado como lo he hecho, ha sido porque era necesario, puedo llevar el peso de hacer lo que nadie se atrevía, más se debía hacer.
Finalmente llego hasta la plaza central del distrito, hay una cantidad inmensa de gente reunida, me abren el paso dejo a mi guardia atrás y avanzo hasta de los más cercanos. Saludo y entrego mi pésame uno a uno. Cavieres, Amelia, Claudia, Antonio y finalmente Ayleen
-¿Cómo esta Laura? Me imagino que no ha de haberlo tomado bien…- le digo en voz baja a Ayleen, siento el peso de las miradas alrededor.
-Ella… No está aquí- me responde mirándome directamente, luce desconsolada. Hago una reverencia y me encamino hasta el ataúd. Mierda… Si Laura no está aquí es posible que haya ido a interceptar las armas, si es así, nuestras tropas no podrán hacer demasiado. Contemplo en el ataúd el pálido rostro de Sofia, sus cabellos aun lucen en llamas, mas, se ha ido. Y pensar que me la tire. Doy media vuelta y me acerco a Cavieres.
-Tenemos que hacer algo con las condiciones actuales para los civiles- le digo - El bombardeo dejo en pésimas condiciones a nuestra gente, no sería de extrañar que la situación se repitiese. Además, hoy, en el distrito central se desato una masacre tremenda en el metro y las afueras de este.-
-Nadie esperaba lo de los bombardeos- me comenta- fue una horrible noticia, estuve ayudando hasta enterarme de lo sucedido aquí.
-¿Cómo están las fuerzas en el distrito norte? Parte de nuestra gente se ha movido hacia allá luego de que sus hogares fueran derribados, no sería raro que otros tantos más llegaran acá, los pasos para salir de la ciudad se encuentran en constante disputa por lo cual muchos no han podido abandonarla- le respondo.
-Ya no se puede vivir a salvo en esta ciudad, la batalla ha llegado a niveles en que no podemos proteger a toda nuestra gente-  se suma Claudia- quizás no sería mala idea armar una caravana para trasladar a la gente que desee marcharse a un lugar más seguro.-
-Puedo poner a disposición a mis hombres para proteger la caravana ¿Su destino seria el sur, no es así? - les digo mientras miro mi reloj- a esta hora ya debería haber caído la última base cercana a Libertaria, en un par de ciudades al sur ya se iniciaron levantamientos con muchísimas probabilidades de triunfar. Casi la totalidad del territorio sur del país quedara fuera del dominio del régimen… Muy bien, tendrán nuestro apoyo, preparad la caravana, Ayleen sabe a quién tiene que llamar. Ahora debo retirarme, tengo asuntos urgentes que atender.
Me despido de todos y salgo de entre la multitud, mi grupo escolta vuelve junto a mí.
-Necesito un vehículo- le digo a uno de ellos, de inmediato saca su teléfono. En un par de minutos un auto llega junto a nosotros, al subirme les indico que se queden.- A esto tengo que ir solo.
-¿Adónde vamos señor?- me pregunta el conductor cuando me pongo cómodo en el asiento trasero.
-Al Aeropuerto- le digo sacando de mi bolso el pasaje de avión que venía en aquella carta. Es tiempo de conocer a los verdaderos peces gordos. De pronto, recuerdo el llamado de mi contacto al otro lado de la cordillera y la ausencia de Laura en el funeral, marco desde mi teléfono a aquel individuo, más, solo escucho a la operadora indicándome que el número al que llamo no se encuentra disponible. Esto no puede ser bueno.

Hace algo de frio, esperamos junto a un grupo de unos 15 hombres en la frontera la llegada del camión con las armas, estoy preocupado, siento que me miran demasiado, me preocupa que nos hayan identificado. Uno de los hombres con los que llegamos a la frontera regresa de una caseta, mira a uno de sus acompañantes asintiendo con la cabeza, intento sacar mi pistola pero me tiran al piso antes, escapándose de mis dedos. Nicolas se va a tierra, no sin antes dar un puñetazo a uno de los hombres. Por esto mismo, se ensañan con él y lo patean brutalmente entre cinco.
-¿Creíste que podías engañarnos, rata traidora?- me dice el tipo mientras me quita la mochila, intento resistirme pero me la arranca de todas formas  y se la entrega a otro hombre del grupo que la lleva hasta el auto, sin revisarla- La noticia de lo que le hiciste a Albert se expandió por todo el continente, ya no hay manera de que engañes a nadie más, menos ahora.-
-¡Sois unos imbéciles! Ha sido Glenn quien lo entrego, el hijo de perra…- me llega una patada en las costillas, intento levantarme, mas, siento el cañón de una pistola en mi cabeza. Me levantan de los brazos.
-¿Quién es la mujer de cabellos negros que esta con Mariano?- me pregunta uno de los tipos- ¿Es uno de los vuestros, no es así?
Lo miro a los ojos directamente, mas no digo palabra alguna. De reojo puedo ver cómo han dejado de atacar a Nicolas, está en el piso malherido, mas, parece esforzarse por levantarse.
-Responde hijo de puta- dice otro de los tipos dándome un puñetazo en el rostro. Junto saliva y le lanzo un escupo en la cara. Retrocede, uno de los tipos se viene contra mí, cuando me va a dar un puñetazo, se detiene al observar la llegada de un gigantesco camión a gran velocidad.
-Ahí vienen, prepárense- dice uno cargando su arma, la mayoría del grupo se prepara para recibir el camión. Solo cuatro tipos nos vigilan, Nicolas parece mirarme, como esperando a una señal. El camión baja la velocidad, uno del grupo va a hablar con el conductor. La puerta del copiloto se abre y Laura, ametralladora en mano, salta del camión mirando en dirección a nosotros. Camina lentamente hacia el grupo, los hombres apuntan con sus armas, puedo ver como tiemblan las piernas de varios. Uno de ellos dispara,  con un movimiento circular de su dedo, sutil, redirecciona la bala a su destinatario, aquel se viene al piso, no alcanzo a distinguir donde llego el disparo. Cuando la ráfaga de disparos se desata contra Laura, golpeo con mis codos a mis captores, zafándome, corro hasta la pistola y la pateo hacia Nicolas, que la toma rápidamente y comienza a disparar, uno de los tipos me apunta, escucho el disparo, mas, consigo reaccionar a tiempo y evadir el disparo. Nicolas le da un certero tiro en la cabeza. Escucho el sonido del auto cercano, en el que llegamos aquí, al voltearme, lo veo acelerar y alejarse a gran velocidad. Una angustia inmensa se me viene encima. Mi mochila estaba en ese auto, y  en la maldita mochila llevaba uno de los frutos conmigo, esto es desastroso. Siento un dolor intenso en uno de mis dedos, cuando me miro la mano veo que mi dedo anular ya no está, mi mano sangra abundantemente. Mierda. Puedo escuchar el camión acercarse, el grupo se ha dispersado, Laura camina hacia mi
-¿Estas bien?- me pregunta acercándose
-La he jodido, Laura, he perdido uno de los frutos- le digo frustrado
-No tenemos tiempo para perseguirlo, tenemos que hacer que este camión llegue cuanto antes al distrito Este- me dice- La Orden ha enviado gente y no me extrañaría que los Maniacos traten de interceptarnos
-Partamos entonces- dice Nicolas
-Hay que curarte esa mano- me dice Laura mientras se acerca al camión y abre la puerta, invitándonos a abordar.




La noche comienza a caer lentamente. La gente se pone de acuerdo respecto a la caravana que partirá al sur, en una inmensa asamblea en la plaza central del distrito, hemos cerrado el ataúd de Sofia. Ya se ha acordado Libertaria como destino y la ruta a tomar, también, están confirmadas las tropas Maniacas, se difundirá masivamente a quienes quieran unirse. Estoy algo somnolienta, probablemente por el desánimo provocado por su partida. Levanto la vista y mi sorpresa es magna al ver caminando en medio de la multitud a Ingrid, tiro del brazo de Claudia.
-Ingrid está aquí- le digo apuntando, mas, ya no está. Cuando un hombre del distrito norte se dispone a hablar, escuchamos un fuerte estallido y una nube de humo aparece en medio de la asamblea. No logro ver nada por el espeso humo, la gente grita confundida, no se escuchan disparos. Cuando el humo termina por disiparse no hay cadáveres y parece no faltar nadie. Casi me desmayo al mirar en dirección al ataúd de Sofia y verlo abierto, sin el cuerpo de ella. Busco entre la multitud algún indicio, pero nada, ni siquiera Ingrid.
-¡El ataúd esta vacío!- grita Antonio indignado, la multitud se percata, la confusión y la rabia inundan el ambiente. Varios, tomaron sus armas y emprendieron camino juntos al distrito central, quien sabe con qué en mente. Se acordó dividirse, algunos ayudarían a buscar el cuerpo de Sofia, otros se encargarían de difundir la noticia de la caravana, mientras, otros irían a ayudar al distrito Oeste.
-Sera mejor que descanses Ayleen, llevas demasiado sin dormir, te llevare hasta la base- me dice Julio tomándome con delicadeza del brazo.
-Estoy segura que vi a Ingrid, e instantes después aparece esa extraña nube de humo y el Sofia desaparece…- le digo- quizás haya alguna oportunidad…
-Sabes que es poco probable… - me responde tristemente.
-Conservare la esperanza, algo me dice que ella volverá.- le respondo, Julio me mira preocupado- es lo que necesito creer por ahora para no derrumbarme.-
Julio me responde con una sonrisa al tiempo que me indica que crucemos la calle.




Me limpio la sangre de la mano, la he sacado barata, si no es por Laura habría sido nuestro fin.
-¿Cómo va esa herida?- me pregunta Nicolas, con su rostro magullado por puñetazos.
-Sangra aun, pero podría ser peor- le respondo
-Queda poco para llegar - nos dice Laura desde la parte delantera del camión- algo está pasando en los límites del distrito central.-
- A pesar de lo defectuoso de nuestro plan, mira, lo conseguimos- me dice entre risas Nicolas.
El camión se detiene, me cubro el rostro para no ser reconocido y me bajo junto con Nicolas, Laura, Mariano y Geral, creo que se llamaba. Numerosa gente saluda a los nuestros, estamos afuera de nuestra base. Las nocturnas calles están desiertas, salvo por quienes han salido a recibirnos. Ayleen sale del edificio y se queda parada, mirando fijamente a Laura.
-¿Cómo esta Sofia?- le pregunta Laura acercándose, Ayleen mira al piso desconsolada. Levanta la cabeza y hace un gesto de negación. Laura se queda muda, paralizada.
-No puede ser… ¿Dónde está?- pregunto rápidamente
-Su cadáver desapareció- dice Julio. Laura parece no prestar atención a su alrededor.
-Esto tiene que ser una puta broma- dice Nicolas pateando con fuerza una piedra. Laura da media vuelta y camina hasta el camión. Saca su ametralladora, nos mira y se marcha corriendo en dirección al distrito central. Tomo una ametralladora y corriendo, comienzo a seguirla.



Abro los ojos y puedo notar como ya no estoy cayendo. Me encuentro en una amplia sala, en el piso un grabado inmenso ilumina la habitación. He conseguido superar la superficie del Laberinto, me siento extraña, no estoy muy segura que paso conmigo en la cima de esa torre. Camino hasta la puerta, esta se abre en cuanto estoy frente a ella. Veo frente a mí dos pasillos que se encuentran en una curva. En dicha curva un umbral de piedras azuladas muestra un paso descendente. Me acerco, mas, cuando me dispongo a cruzarlo una pared se levanta frente a mí, impidiéndome el paso. Resignada tomo uno de los pasillos y comienzo a caminar a toda prisa, veo un umbral amplio a mi derecha, cuando lo cruzo veo una gigantesca habitación circular, en su centro un orbe brillante flota sobre un pedestal. Me acerco rápidamente y lo contemplo maravillada, comienzo a extender mis manos y siento un golpe en mi costillas, antes de irme al piso alcanzo a tomar la pierna de mi agresor y lanzarlo junto a mí, al costado de la habitación. Me levanto rápidamente y veo a Alexander
-Este es tu fin, pequeña Sofia, solo uno puede quedarse con el orbe y ese seré yo- me dice al tiempo que se abalanza sobre mí. Le lanzo un puñetazo, mas, lo bloquea y me lanza al piso- tu historia se termina aquí
-No eres el primero que me dice eso, y estoy seguro que no serás el ultimo- le grito mientras le doy una patada en las costillas. Se repone rápidamente y me tira al piso de una embestida.
-¿Qué tan segura estas?- me dice sonriendo mientras me da un puñetazo en el rostro.




Estoy congelado, flotando en una oscura nada, algo sucede que poco a poco, voy derritiéndome, convirtiéndome en una gigantesca gota de agua que comienza a caer hasta impactar en un gigantesco océano, me pierdo entre la inmensidad, puedo escuchar a través del oleaje algo parecido a un canto. Me envuelvo y pierdo en este, mis ojos se abren solos. Estoy en una cámara sin límites visibles, completamente iluminada. No hay sonido alguno salvo el de mi respiración. Camino un poco, mas, no tiene sentido, parece no se distinguirse nada salvo luz en todos los horizontes. Escucho risas a mi espalda, doy media vuelta y a la distancia veo a una mujer de amplias caderas, ojos de pantera, caleidoscópicos y su cabello, un mar de fuego, Sangrienta camina lenta y sutilmente hacia mí, sonriendo. Cuando llega junto a mí, me toma ambas manos, coloca mi mano en su cintura y luego la suya en mi espalda.
-Bailemos- me dice riendo, me arrastra en una extraña danza, confuso intento seguirle el paso, siempre complicado, puedo escuchar cómo se ríe de mi burdo intento. Me suelta de la mano y retrocede un paso- ¡Oh querido! ¡Mira lo mucho que has avanzado y lo bien que lo has hecho! Estamos tan cerca de conseguir nuestro objetivo-
-¿Podría saber cuál es nuestro objetivo de una maldita vez? Necesito respuestas, Sangrienta ¿Hacia dónde se dirige esto? ¿Eres tú también parte del plan de Dosser?-
-Como siempre que nos encontramos, repleto estas de preguntas. Te lo repetiré una vez más, todo a su tiempo, estamos muy cerca del final, te prometo que cuando este llegue, tus preguntas encontraran sus correspondientes respuestas-me dice Sangrienta retrocediendo otro par de pasos
-Anda ¡No me vas a dejar a ciegas de nuevo! Necesito ayuda ¿Cómo puedo detener a Dosser? ¿Es posible controlar la energía del aliento del Gran Árbol para ponerlo en su contra?- Sangrienta no dice nada, solo sonríe, me acerco hasta ella, pero se desvanece en el aire. Aun puedo escuchar su risa, doy media vuelta y puedo verla  a la distancia caminar, cuando llega frente a mí me mira directamente a los ojos
-Este es el trato, vamos a bailar y si lo haces mejor esta vez, te contare algo respecto a “Dosser”- me dice acercándose aún más. Comenzamos a bailar, me esfuerzo, mas, sigue siendo dificultoso. Sangrienta me besa directamente en la boca y siento como todo alrededor comienza a girar. Miles de explosiones nos rodean, explosiones que germinan galaxias enteras por doquier. Siento que el corazón me estalla dentro del pecho y mi cerebro se derrite- Dosser ya no existe, lo que ves no es más que la herramienta de un poder mucho más antiguo y profundo. Pierdes tu tiempo tratando de usar la energía del aliento del primer Árbol en contra de la representación del espíritu primario de los árboles, hay solo dos maneras de detenerlo y el momento aún no ha llegado para ninguna de ellas. Tienes que continuar, Esteban, te pido que confíes en mí.
-¿Aunque eso signifique poner en riesgo el mundo entero? Dime ¿Cómo puedo detener a Dosser?- le pregunto apretándola fuerte contra mí, al sentir que todo gira cada vez más rápido, mis pies se separan del piso. Sangrienta me da un último beso y todo desaparece en medio de una explosión sin precedentes.
Abro los ojos y me veo en una cámara muy amplia, con inmensos dibujos luminosos en el piso. Las figuras en el piso cambian, indicándome ahora un camino de luz a mi destino, lo sigo hasta llegar a una puerta que se abre al acercarme, escucho a la distancia el ruido de una batalla. Me acerco a prisa al origen del ruido ¿Qué lugar es este? Me recuerda a la edificación subterránea donde encontramos la roca y a Jean. Cuando llego hasta un umbral, puedo ver a una mujer siendo golpeada por un tipo de cabello blanco, al centro de la habitación un extraño objeto luminoso flota sobre un pedestal. Me acerco con cautela, aunque no con menor velocidad, al ver que aquella mujer no es otra que Sangrienta, la sangre me hierve y sin pensarlo dos veces, embisto al tipo, tirándolo al piso y dándole un puñetazo en el rostro. De una patada me tira lejos, Sangrienta se ha reintegrado, atacando de inmediato a aquel individuo ¿Qué es todo esto? Me levanto y trato de ayudar a Sangrienta, de inmediato siento una patada que me vuelve a tirar al piso, sobre mi aparece una mujer de cabello azul eléctrico y mirada furiosa
-¿A dónde creías que ibas?- me pregunta sonriendo mientras me da un puñetazo. Intento darle una patada para hacerla retroceder, más, tiene demasiada fuerza, me propina dos puñetazos más. Logro zafarme y con un codazo la hago retroceder, me levanto y ataco al hombre de cabello blanco que ahorca a Sangrienta, con una patada en las costillas lo tumbo, le doy una segunda patada mientras permanece en el piso. Sangrienta me mira y luego mira el objeto luminoso al centro de la habitación, comienza a correr a toda prisa hacia él. La mujer de cabellos azules me toma por detrás y me da un rodillazo en la espalda. El hombre de cabellos blancos corre hasta aquel objeto también. Cuando ambos están cerca, el orbe libera una luz cegadora, puedo sentir el piso temblar, en unos segundos este se convierte en un extraño líquido, mi cuerpo pierde rigidez y en un par de segundos, vuelvo a ser una gigantesca gota de agua. Pero esta vez no caí, no me fundí con un océano inmenso, esta vez, me deje envolver por el calor de una inmensa y brillante luz. Poco a poco puedo volver a sentir mi cuerpo, el viento, la luz del sol.
Abro los ojos y me veo en una rustica guarida de madera, parece ser que estoy en una especie de valle, la vegetación es exuberante y masiva. ¿Dónde mierda estoy?
-Impresionante- escucho a mi espalda, me doy vuelta y veo a un hombre de vestimentas gastadas, amplia barba y largo cabello.
-¿Tú me trajiste aquí? ¿Dónde estamos? ¿Quién eres? - le pregunto poniéndome a la defensiva.
-Te encontré más allá del valle, estabas en la nieve, inconsciente, con hipotermia, pero aun con pulso. No encontré nada parecido a un barco o avión en el que podrías haber llegado, así que te tome y te traje hasta aquí. Pensé que estabas muerto, de hecho, preparaba una tumba para ti no hace mucho… Jamás había visto tamaña recuperación- me dice mirándome asombrado mientras se acerca- Estamos en el ártico, más específicamente en un pequeño punto de este donde se forma un extraño microclima que permite la amplia flora y fauna que puedes ver. Mi nombre es Braulio, hace años estaba con un equipo investigando el ártico y nuestros vehículos dejaron de funcionar, los teléfonos satelitales estaban muertos también. Perdimos a la mitad del equipo por el frio, la otra mitad fue poco a poco perdiendo la razón y acabaron todos matándose entre sí. Cuando ya estaba solo llego un instante en que caminaba, mas no podía ver nada a mi alrededor por el cansancio, el frio, el hambre y la desesperación. Mas, sin saber cómo, me encontré con este lugar.  He pasado los últimos 7 años aquí…-
-¿No has encontrado como regresar?- le pregunto
-No he querido regresar. En este lugar puedo pensar con claridad, sentirme vivo, como no me había sentido en años. No tengo deseos de regresar a mi antiguo estilo de vida.- me responde- ¿Qué hay de ti? ¿Qué te trae a este lugar? Como llegaste hasta aquí, también es una buena pregunta.-
-Es complicado…- le respondo mientras inspecciono el valle desde la altura. Puedo ver un inmenso templo de piedra.
-Con que ese templo…- me dice parándose junto a mí- hace unos años entre a ese lugar. Está repleto de túneles subterráneos, donde la oscuridad es tan espesa que ni tus manos frente a tu propio rostro puedes distinguir. Estuve atrapado dos semanas ahí abajo, cuando note que las provisiones escaseaban decidí volver. Ahí abajo es fácil perderse tanto de ida como de vuelta.-
-No suena demasiado alentador- le digo asumiendo el desafío próximo.
-Preparare tu equipaje- me dice dando media vuelta
-¿Me estas echando?- le pregunto
-No, no, para nada, tan solo preparare lo que sea necesario para tu viaje a lo profundo del templo, porque entraras de todos modos ¿No es así?- Se me escapa una ligera risa, Braulio sonríe y se marcha.
¿Qué habrá sido todo eso en el extraño edificio de piedra? ¿Con quién peleaba Sangrienta y por qué? Siento que están pasando un montón de cosas de las que no me he enterado, Sangrienta prometió explicaciones en cuanto esto terminara, mas, por ahora he de masticar el amargo sabor de la incertidumbre. Mi estómago suena, al parecer estoy hambriento, será mejor que coma algo antes de partir.




Despierto abruptamente ante una sensación de asfixia. Respiro agitadamente, veo el rostro de Agatha frente a mí.
-¡Regresaste! ¡Sabía que triunfarías!- me dice besándome en la boca y alejándose rápidamente. Estoy confundido, todo a mi alrededor se siente tan extraño- Hay buenas noticias, Alexander, Sofia está muerta y la roca ya está en su lugar bajo la torre en el distrito central.-
Me levanto confundido y aun algo desorientado, alcanzo a afirmarme de la pared antes de irme contra el piso
-No puede ser- le contesto afirmado de la pared- Sofia no puede estar muerta
-Lo está ¿Por qué lo dices? Si triunfaste, ella debería haber quedado atrapada ahí- me dice mientras se acerca mirándome seriamente- ¿Triunfaste, no es así?-
-Algo extraño sucedió- una serie de imágenes pasan por mi cabeza, siento el paso de estas como cuchillos en mi cerebro. Cuando las imágenes se disipan el dolor se va. Agatha me mira atentamente- El orbe se dividió en dos, ambos nos quedamos con una parte-
-¡Fantástico!- me dice iracunda
-Cállate y vamos a activar la piedra de una buena vez- le digo mientras me coloco un abrigo y salgo de la habitación.
-¡No me hagas callar! ¿Cómo esperas que no esté molesta si fui yo quien dio respaldo ante el círculo central de la Orden, respecto a tu preparación para llevar a cabo esta misión? Llego aquí y me encuentro con todo este maldito desastre, tu medio muerto, esta pocilga como base, esta manga de ineptos que tienes por subordinados, el trato a tus enemigos, permitiéndoles enfrentarte como si fuesen un igual ¿Qué mierda pasa contigo? ¿Por qué tanta desprolijidad junta en ti? Me decepcionas, y, francamente, dudo actualmente de tus capacidades para continuar a cargo de esta…- La tomo del cuello y la arrastro contra la pared asfixiándola.
-No te atrevas a poner mi liderazgo en duda frente a mi gente- le digo apretando los dientes. El resto de la gente en el lugar mira silente, sabiendo que no pueden intervenir. Suelto del cuello a Agatha y retrocedo un par de pasos- ¿Qué sabes tú de lo que ha ocurrido aquí? ¿Dónde has estado tú mientras llevábamos todo esto adelante? Llegas excesivamente tarde, no deberías venir con esas palabras a quienes llevamos largo tiempo sin descanso en esto-
-¡No estaba de vacaciones, bestia! ¡Tenía que cumplir una importante misión antes de venir hasta acá! Misión que por supuesto acabe con éxito ¿Podrás decir lo mismo tú?-
-Basta de tonterías- le digo tomándola del brazo y mirándola fijamente a los ojos- vamos a subirnos al maldito auto y vamos a mantener la maldita boca cerrada, necesito procesar lo que he visto y tus quejas no me ayudan en ello.-
Salimos de la base, me subo a un vehículo, nuestro primer escolta sale en la camioneta delantera.  Otro escolta atrás nos sigue el paso.
-Supongo que traes la pequeña porción de roca que encontraron…- me dice Agatha la miró fijamente a los ojos con severidad, al tiempo que de mi bolsillo saco la pequeña roca, lanzándosela, la atrapa con facilidad y la examina.- entonces no debería fallar nada…
Las imágenes de la historia de aquella especie vuelven a pasar por mi cabeza, como recuerdos, llenando este presente de nuevas preguntas. ¿Qué es Dosser realmente? Menciono algo del “registro universal”, lugar del que obtuvieron conocimiento de los Actos y el peregrinar del árbol ¿Existirá una manera de llegar hasta él? ¿Tendrá información para detener esta inmensa tormenta que asoma  en el horizonte, conocida por fin, como el Séptimo Acto? El auto llega finalmente hasta la gigantesca torre y comienza a descender por un paso abierto en el estacionamiento subterráneo. Finalmente el auto se detiene y nos bajamos de este. Agatha se adelanta y uno de mis hombres se me acerca con un teléfono en mano. Las armas Maniacas, nuestro infiltrado tiene noticias, puedo leerlo en la cabeza de mi subalterno. Contesto el teléfono.
-Señor Alexander, hubo algunos percances y perdimos de alcance las armas. La gente del tercer bando se las quedo, mas, alcance a arrebatarles, antes de huir de esa masacre, algo que puede interesarle…- me dice a través del teléfono.
-Habla de una buena vez, tengo prisa- le contesto intentando construir en mi cabeza el nuevo panorama del tablero.
- Encontré un fruto brillante en la mochila de un tipo del tercer bando, ese al que le echaron la culpa por lo de Albert- me dice
-Son muy buenas noticias... Cruza la frontera y ve al norte, la última ciudad, ahí nos encontraremos. Te llamare luego- corto la llamada y le devuelvo el teléfono a mi subordinado. Cruzo un gran umbral y me encuentro con una habitación iluminada, las imágenes en el techo me recuerdan profundamente a las del Laberinto.
-Apresúrate Alexander, tenemos que empezar- me dice Agatha. El resto de mi gente nos acompaña
-¿Dónde está Joseph?- pregunto acercándome hasta la roca
-Desaparecio, pensa…- intenta adecir Erik
-Ya veo- le respondo interrumpiéndolo. Entro en la cabeza de otro de mis subordinados y contemplo lo sucedido en el extremo sur.
-Algo no está bien aquí, falta un pedazo- dice Agatha- ¿No se supone que la única parte que le faltaba a la roca era el trozo que habíais encontrado?
La habitación se mantiene silente, veo que en sus cabezas no hay información de utilidad.
-Imbéciles…Voy a intentar hacerla funcionar de todos modos, mas, no tengo seguridad de que resulte- dice Agatha con el ceño fruncido, mientras coloca sus manos sobre la roca. Comienza a colocarse rígida y al mismo tiempo, la luminosidad de las paredes se vuelve inestable, aumentando abruptamente su intensidad y así mismo, disminuyéndola. Finalmente el suelo comienza a temblar y la roca libera un inmenso resplandor, puedo sentir una extraña sensación eléctrica en mi piel, mas, no es más que un ligero cosquilleo.




Sigo a Laura a toda prisa, con la ametralladora derribo a los militares que se lanzan contra ella y contra mí. A la distancia puedo ver una gigantesca barricada, apuramos el paso y cuando llegamos junto a ella, nos encontramos con varios de los nuestros, vemos por nuestra espalda llegar un amplio contingente militar, un tanque entre ellos. Laura se va contra el tanque inmediatamente, la tierra comienza temblar. Laura da un inmenso salto y, justo antes de caer sobre el tanque, un inmenso resplandor verdoso se puede ver acercarse, cual onda expansiva desde el edificio más alto de la ciudad, siento como si me electrocutase y me caigo al piso. Me siento algo confuso, débil, cansado, incluso sediento, miro al cielo y mi sorpresa es magna al ver aquella extraña luz verdosa, pareciese ser que rodea toda la ciudad. Preparo mi ametralladora y avanzo tan rápido como puedo, disparando a los militares, Laura golpea insistentemente la parte superior del tanque sin hacerle mayor daño. ¿Qué mierda pasa? Ofuscada se lanza desde la parte superior del tanque. Consigo disparar a un militar antes de que la abatiese, la tomo del brazo y comienzo a correr para alejarnos del tanque.
-No sé qué pasa, mi fuerza ya no está- me dice Laura consternada mientras lo militares vienen tras nosotros. Nos ponemos a cubierto y el tanque hace volar gran parte de la barricada. Disparamos como condenados, resistiendo el avance de las tropas militares, el tanque se acerca más y más.
-¿Dónde está Eugenio?- pregunto a uno de los nuestros, una explosión inmensa se escucha, al voltearme, veo el tanque destruido y Eugenio correr hacia nosotros, una bala lo alcanza por la espalda, corremos tras el de inmediato y lo tomamos en medio del fuego cruzado, llevándonoslo a cubierto- Algo está pasando, es como si la expansión se hubiera desactivado-
A la distancia un grupo especial de los nuestros viene a toda velocidad. ¿Es posible que esto no afecte a la droga sintetizada por Jaime? El escuadrón cruza la barricada y se abalanza sobre las tropas del ejército, haciéndolas retroceder rápidamente. Se acercan tres de los nuestros para llevarse a Eugenio con el resto de los heridos, a dos cuadras del límite del distrito central, en dirección al distrito Este. Los tres hombres levantan a Eugenio y se lo llevan
-Estarás bien muchacho- le digo dándole ánimos mientras emprenden camino.
-Llama a Jaime- me dice Laura mientras mira al final de la calle, a nuestra izquierda, un pequeño grupo de militares reunirse, mas, no avanzan hacia nosotros.
-Está muerto- le digo mientras intento hacer funcionar el celular, le pido a uno de los nuestros el suyo, más cuando este lo saca de su bolsillo, parece también haber dejado de funcionar- Al parecer esa cosa también afecto a los celulares… Sera mejor que vayamos directamente a su hogar.
Laura me mira un par de segundos sin decir nada, asiente con la cabeza y comienza a caminar, no puede distinguirse estrella alguna en el cielo nocturno, las pocas que había a la vista fueron ocultadas por ese extraño manto luminoso sobre la ciudad. Caminamos a prisa, a medida que regresamos al distrito Este por la parte norte, los disparos se escuchan más distantes, el suministro eléctrico está cortado hasta donde puedo alcanzo a ver. Llegamos al lugar que entregamos a Jaime para que realizara sus investigaciones, una vieja y pequeña fábrica que adaptamos para que viviese y tuviese un laboratorio decente a disposición.
-¿Cuál es plan, Laura? Sabes que estoy en esta contigo- le digo
-Voy a matar a Alexander de una buena vez- me contesta secamente
-¿Crees que baste simplemente la dro…- me detengo al ver que la entrada ha sido forzada- Alguien entro por las malas aquí
Saco una pistola mientras que Laura me cubre las espaldas con la ametralladora en mano. Al entrar vemos el lugar a oscuras, enciendo una linterna y comenzamos a recorrer el lugar, la puerta del laboratorio está abierta. Cuando ingresamos vemos un desastre de proporciones, todo el material de vidrio está destrozado en el piso, mezclado con quizás cuantas sustancias químicas. Los cajones de los estantes están todos abiertos, faltan montones de documentos, otras tantas hojas están desparramadas por el piso. No vemos rastro alguno de los frutos. Salimos del laboratorio, la cocina está vacía, sin embargo, está repleta de rastros de forcejeos. Un cuchillo en el piso con un pan a medio terminar de hacer.
-¿Cómo es posible? ¿Habrá sido la Orden? – le pregunto a Laura, mas, no me contesta. Entro a su habitación, parece no haber sido registrada, pues está muy bien ordenada.  Bajo su colchón encuentro un diario con  variadas anotaciones para mejorar el rendimiento del proceso de extracción y síntesis.
-Volvamos a la base, hay que dar aviso, necesitamos la droga y no está aquí- me dice Laura- Espero que no haya pasado lo mismo en la fábrica.




Despierto abruptamente, como asfixiada. Con la respiración agitada contemplo el lugar, tengo una extraña sensación de entumecimiento en el cuerpo. No reconozco el lugar en el que estoy.
-Mira quien despertó ¿Me recuerdas?- doy media vuelta y veo al Despellejador ante mí. Me levanto rápidamente  en busca de algo para defenderme, mas, pierdo el equilibrio y me estrello contra el piso- Anda, no tienes para que ser tan dramática.
Consigo ponerme en pie, y tomo un cuchillo sobre la mesa.
-No me provoques- me dice mirándome fijamente, aun sentado sobre la otra cama en la habitación. Escucho pasos a mi espalda, me volteo rápidamente y veo a Ingrid frente a mí, me sonríe ampliamente.
-Son excelentes noticias el verte así, tan viva- me dice mientras toma el cuchillo entre mis manos y lo deja sobre la mesa- Philipp es mi invitado, ruego que no se enfrenten aquí.-
-Es ella la que se descontrolo- se defiende Philipp – yo no hare nada, mientras no me ataquen-
-La última vez que lo vi trato de matarnos a Esteban y a mí- le digo a Ingrid
-¡Y mira, ambos están vivos!- me contesta Philipp
-¿Cómo sabes si Esteban está vivo?- le pregunto, la visión del Laberinto me indica que así es, mas, hable con un miembro de una especie extinta hace miles de años, es natural que conserve mis dudas.
- En este instante, no tengo absoluta certeza, mas, sé que Dosser no lo dejara morir, al menos hasta que lo termine de utilizar- me responde- Viaje con él un largo trayecto, nos separamos en el extremo sur, cuando dimos con Jean.-
-Como veras, Philipp tiene una gran cantidad de información que aportar- me dice Ingrid
-No creo que gratuitamente, algo tiene que obtener de esto-
-Eso no es asunto tuyo, cabellos de sangre- me dice- Esteban tiene la intención de usar la energía del aliento del árbol contra Dosser. Eso significa que si consigue llegar hasta el Arbol, regresara a la ciudad.-
-Por eso Alexander levanto ese inmenso campo energético en la capital, está apostando al retorno de Esteban, y con él, la llegada de Dosser. Espera con la inhibición generada por la roca dentro del campo, debilitarlos y acabar con ambos- dice Ingrid.
-¿Puede hacer eso?- pregunto
-En efecto, lo que hace es inhibir la expansión, pero parece funcionar solo con la provocada por el primer Árbol. Cuando nos enfrentamos a Joseph tuvimos esa dificultad, pues la roca nos dejaba en pésimas condiciones. Sin embargo, Esteban en un momento pareció no afectarle esa inhibición…- nos dice Philipp- no podría darles nada más certero que lo que mis ojos pudieron contemplar, y fue aquello lo que vieron.
Ingrid lo mira fijamente y asiente.
-Estará todo preparado para cuando llegue el día- dice Ingrid caminando hacia la puerta- Triunfara quien más a fondo vaya… Iré a buscar algo para que coman, preparare los frutos y la flor mañana al mediodía-
-¿Qué frutos? ¿Tú tienes la flor? ¿Dónde estamos, por cierto?- le pregunto
-Los frutos los tenía Philipp, casi se los quitan- le hago una mueca burlona-  la flor la traje antes de salir de la base, estamos al sur de la capital, a unas 3 horas de viaje. Te traje aquí por precaución, no esperaba que Ayleen entrara a tu habitación y se escandalizara de tal manera-
-¿Por qué se escandalizo?- le pregunto
-Por que estabas muerta, Sofia- me contesta Ingrid entre risas- solo a través de la muerte se puede ingresar al Laberinto.-
-Eso significa que en la capital todos piensan que estoy muerta…- pienso de inmediato en Laura y lo mal que debe estar, sobre todo cargando aun el peso de la partida de Albert. La preocupación me carcome- tengo que llamar a Laura
-Pierdes tu tiempo, el campo generado por la roca no solo inhibe la expansión de los frutos del primer árbol, también interfiere con los dispositivos electrónicos en general. Los teléfonos no funcionaran dentro, menos televisores, radios, computadoras.- me dice Ingrid- tratare de comunicárselo por otra vía… Por ahora, trata de no pensar en eso, regresaras a la ciudad cuando termines tu viaje con la flor- dice Ingrid mientras abandona la habitación. El Despellejador me mira atentamente.
-¿Qué tanto me miras?- le pregunto frustrada. Se toma unos segundos antes de responder
-Con esa apariencia me recuerdas a alguien que conocí durante mi niñez…- dice mirando al techo, luego se levanta y camina en dirección a la puerta- olvídalo, no tiene sentido.




Hay una gran cantidad de heridos en la base, los enfrentamientos aún continúan en los límites del distrito central. Poco pude descansar, en cuanto empezaron a llegar heridos tuve que levantarme a apoyar. De pronto, de un momento a otro sufrimos un apagón general, sentí por un instante que me electrocutaba, las piernas me pesaban más  y sentí hambre. Mas, no había tiempo para detenerse, más y más heridos llegaban, me sorprendí cuando Eugenio apareció entre ellos, en ese instante note que algo serio ocurría.  Salgo a la calle, un grupo hace guardia afuera del lugar.
-¿Han sabido algo?- les pregunto mientras contemplo la desierta calle. Los disparos se escuchan más cercanos, parece de venir del sur.
-Tuvimos que replegarnos, el ejército resistió su posición, simultáneamente, enviaron tropas desde el distrito sur, obligándonos a dividirnos.- me contesta uno de los hombres que trajo los últimos heridos que llegaron- será mejor que partamos a apoyar
Se despide él y dos más, encaminándose a la zona sur del distrito. Doy media vuelta, contemplando las oscuras calles, a la distancia veo llegar a Laura y Gustav. Me alivio al ver que permanecen con vida aun, sé que Laura es capaz de cualquier cosa en momentos como estos. La venda en la mano de Gustav está repleta de sangre.
-Estamos jodidos, alguien se ha secuestrado a Jaime, se llevaron montones de papeles con los avances de su investigación, no encontramos los frutos que tenía, temo que es posible que se los llevaran ellos- me dice Gustav a través de la capucha.
-No entiendo como todo pudo irse a la mierda tan rápidamente, íbamos bien, estábamos por lograr tanto, y ahora…- dice Laura, queda paralizada, tiene los ojos vidriosos, pero se resiste a llorar.- Voy a masacrar a todos estos desgraciados.
-Esa cosa brillante en el cielo ha desactivado la expansión en todos, además de matar todos los celulares y los vehículos que encontramos en el camino- me dice Gustav mientras le hago señas para que entremos a la base y así poder cambiar la venda de su mano.- Esa cosa brillante hizo algo parecido a una onda expansiva, la vi venir desde ese edificio gigante del distrito central, me temo que la Orden Blanca debe estar detrás de todo esto…
-Dame tu mano- le digo mientras remuevo la venda repleta de sangre y contemplo su mano, con el dedo anular arrancado. Escucho un pequeño grito de dolor detrás de su capucha.- Son bastantes malas noticias…
-¿Dónde está Julio?- pregunta Laura- Tal vez tiene algún dibujo que pueda indicarnos algo.
-Está en el escuadrón de repartición de la droga de Jaime- le respondo mientras desinfecto la herida de Gustav.- No sé si eso servirá de algo con esa cosa en el cielo-
-Si funciona, con Gustav vimos un escuadrón que parecía no haberse visto afectado- me dice Laura- Iré a buscarlo, necesito recuperar mi fuerza para asegurarme de que Alexander no vea el próximo amanecer.
-Vamos- dice Gustav intentando levantarse, lo detengo, toco su frente y noto que está ardiendo
-No, Gustav, tu no vas a ningún lado en esas condiciones, si quiere suicidarse yendo tras Alexander, es cosa de ella, no la podemos detener, mas, no voy a permitir que te arrastre hasta eso por su enceguecida ira- le digo firmemente- Laura, te necesitamos con nosotros ¿Crees que si Alexander está vivo puedas derrotarlo solo con la droga de Jaime?-
-Lo matare, fin de la historia, el día de mañana me lo agradecerás- me responde saliendo del edificio y dando un portazo.
-¿Vas a dejarla ir sola?- me pregunta preocupado Gustav
-¿Y qué esperas? ¿Qué envíe morir a nuestra gente junto con ella? Los necesitamos a todos en instantes como estos, nadie aquí la hará cambiar de idea- le digo frustrada mientras termino de vendar su mano.- Con la expansión desactivada no sanaras tan espontáneamente, tomate esto y duerme unas horas.-
Se escuchan gritos desde afuera. Gustav se levanta, salimos de inmediato junto a varios más. Al salir nos topamos con un escuadrón desde el norte del distrito, corriendo hasta nosotros.
-Son demasiados, tienen que haber llegados refuerzos desde fuera de la capital- nos dicen- Están tratando de recuperar el distrito.
-¿Y vamos a dejar que pase?- les digo a todos- Los quiero a todos con sus putas armas cargadas, esta noche vamos a resistir, no importa cuántos hijos de perra sean-
Desde el Oeste veo otro gran grupo retroceder, Julio viene entre ellos. Se acerca rápidamente.
-Vienen más del distrito central, tienen  al menos cinco tanques- nos dice Julio mientras de su mochila saca una bolsa llena de la droga de Jaime y empieza a repartirla a todos.- Vamos a necesitarla esta noche
-Bien amigos míos, los quiero a todos preparados, vendrán desde el oeste y el norte, es posible que también del sur- les digo- hoy tienen que dar lo mejor de si-
-¿Te encontraste con Laura?- le pregunta Gustav tras la capucha, Julio lo reconoce de inmediato, lo veo en su expresión.
-Son demasiados flancos ¿No deberíamos retroceder al este?- dice uno del grupo
-No podemos, si retrocedemos perdemos la base, si eso pasa, se asentaran en la plaza, y si eso ocurre, habrán retomado el control del distrito- le respondo- ¿Dónde está el maldito escuadrón de explosivos?-
-Sí, me topé con Laura, me pidió de la droga de Jaime, le di una cantidad considerable pensando que repartiría con un grupo cercano, mas, se tomó un puñado entero, no sé si eso sea peligroso…- le responde Julio a Gustav- La cosa es que se guardó las restantes y salió a toda prisa en dirección al distrito central.
-Maldición, esa muchacha…- dice Gustav frustrado. Desde el este veo llegar un numeroso grupo, son de los nuestros.
-Llego la potencia- nos dicen saludando
-Tarde ¿No deberían haber tenido esto listo hace más de una semana?- les digo molesta acercándome a uno- ¿Tienen todo lo que les pedí?
-Granadas de mano, muchas, también explosivos de orden medio y alto, algo de pólvora y mechas ya que no están funcionando los detonadores a distancia o temporizados.- me dice entregándome un bolso bastante pesado.
-Tomen la maldita droga, van a venir militares de todos los putos lados- le indica uno de los nuestros, Julio se acerca con la bolsa y reparte al cuantioso grupo. Una vez listos, comenzamos a preparar el campo de batalla, levantando numerosas barricadas, mas, ante los tanques no servirán demasiado.
-Julio, Capucha, los necesito- les digo acercándome a la barricada que Gustav enciende.  Me miran ambos de inmediato- Tengo una idea.
 Hablamos con otro grupo y montamos una serie de trampas en las potenciales caminos por los que vendrían las tropas enemigas. Colocamos en todas estas rutas, haciendo un hoyo en cada calle, lo suficientemente grande para colocar los explosivos de alto orden abajo, y otros de orden medio arriba para usarlos como iniciadores, es nuestra apuesta para detener a los tanques. Lo que complica todo es que los explosivos no pueden detonarse con control a distancia ni temporizador por culpa de la extraña barrera brillante en el cielo. Sin embargo, logramos zanjar esta dificultad gracias a la valentía de varios de los nuestros que se posicionaron en los puntos específicos, edificios contiguos a la bomba, donde, con una mecha tradicional, iniciarían la bomba desde la entrada del edificio. La pólvora, al final de la mecha, sobre los dos explosivos garantizara la explosión de estos. Además, la pólvora ayudo a nivelar los agujeros y hacerlos pasar más desapercibidos. Estamos preparados para la batalla. A la distancia pueden escucharse disparos, del norte primero, luego el oeste. Hay una inmensa expectación en el ambiente, todos están posicionados en sus puntos específicos esperando la llegada de las tropas enemigas. El viento corre, ni un solo susurro puede escucharse, salvo los disparos del enemigo, cada vez más cercano. Aprieto la ametralladora con fuerza, tensa como jamás en mi vida. Las tropas del ejército comienzan a aparecer por el norte, desde una ventajosa posición, la azotea de un edificio contiguo a la base, logro ver los primero enfrentamientos. Las tropas enemigas avanzan a prisa, los nuestros abaten a varios, las granadas de mano empiezan a caer destrozando grupos enteros. A medida que entran en un rango más cercano, comienzo a disparar desde lo alto, abatiendo a uno tras otro, me agacho, cubriéndome ante los disparos del enemigo. Me levanto y continuo disparando, el primer grupo parece haber tenido que replegarse y retroceder.  Desde el norte veo llegar más tropas, los disparos comienzan y un inmenso contingente de militares inunda nuestro flanco norte. A la distancia veo un tanque acercarse a la primera trampa, cuando está en posición la bomba detona y el tanque se destroza, los disparos no cesan, menos aún el avance del enemigo. Por el flanco noroeste avanza otro numeroso contingente. Disparo por el flanco norte desde lo alto del edificio, a los que más se acercan los repelo con granadas. Las explosiones están por todos lados y los disparos no se detienen, por el flanco noroeste el contingente militar se acerca con otro tanque de escolta, mientras que por el Oeste, otro contingente de militares se acerca, también con un tanque a disposición. Me pongo a cubierto y recargo la ametralladora
-Mierda, son demasiados- le digo a Julio que también recarga su ametralladora.
-Nosotros valemos por mil de cada uno de esos- me dice sonriéndome, luego se levanta y continúa disparando. Hago lo mismo, esta vez contra las tropas del flanco noroeste que se acercan cada vez más. Ya han caído varios de los nuestros, mas, aun somos muchos que continuamos resistiendo. El tanque del noroeste pasa bajo la carga de explosivos y vuela también por los aires. No alcanzo a celebrar cuando veo a la distancia, por el mismo flanco, otro tanque más acompañar el asedio. Lanzo tres granadas de mano a un contingente amplio que se acerca, me cambio al flanco Oeste ante la llegada del nuevo contingente y disparo para mantenerlos atrás, puedo ver repentinamente una inmensa explosión que hace volar una gran cantidad de soldados.
-¡Mierda, eso era para el puto tanque!- grito mientras disparo, miro a uno de los nuestros- avisa a los cargados.
El hombre se levanta y dispara una bengala. Continuo disparando, puedo ver a uno del grupo de explosivos con una bomba en su mano, correr a toda velocidad en dirección al tanque. Logro protegerlo de los militares, sin embargo, el tanque dispara su ametralladora y lo ha abatido, el explosivo salta frente a él. El tanque avanza acercándose al explosivo, a la distancia disparo contra este, mas no lo consigo. Logro divisar a Gustav en la calle, en aquel frente, que dispara contra el explosivo, alcanzando a volar el tanque.
-¡Vamos gente, tenemos que seguir así!- les grito desde lo alto.
-Ayleen, mira…- dice Julio con un tono que no me ha gustado, doy media vuelta y diviso por el flanco sur y suroeste dos contingentes de militares más, cada uno con un tanque.- La puta madre ¿De dónde salen tantos?
Uno de los cargados logra volar el tanque restante del flanco noroeste, la infantería no tarda tanto más en caer, a la distancia en el oeste puede verse otro contingente amplio con otro tanque, mientras que por el norte y noroeste se alcanzan a divisar un gran número de tropas, mas, parecen ser refuerzos desde el distrito norte. Los nuestros los saludan, estos se integran, con sus armas preparadas para resistir el asedio.  De pronto, de un momento a otro, se siente una especie de pulso y una voz retumba en toda la ciudad, reconozco la voz, es Alexander, el hijo de perra está vivo.




Contemplo la ciudad desde el más alto de los edificios. El distrito Este se encuentra bajo un implacable asedio, puedo distinguir desde aquí las explosiones. Su caída es inminente, las tropas Maniacas se encuentran en el distrito Oeste enfrentando un contingente que viene desde la costa. Las fuerzas del norte no serán capaces de dar el apoyo que el Este necesita. Solo el asunto de la droga que hicieron con el fruto me mantiene con dudas, lo natural seria que esta no funcionase ante el campo de la roca. Es momento, levanto los brazos y alzo la voz.
-Estáis arrinconados, la ciudad está casi en nuestras manos- mi voz retumba en toda la ciudad veo a Agatha subir y mirarme molesta. Tengo que apresurarme- Gente, en esta ciudad se peleara por el destino de nuestra especie. Quien no esté dispuesto a pelear debe irse de la ciudad de inmediato, pues, no quedara lugar seguro aquí. Por tanto, si no disparáis desde nuestra trinchera, serais considerados amenaza y caerán junto a todos los que decidan quedarse y no luchar por nosotros. Tengan todo esto en cuenta en cuanto toméis una decisión-
-¿Qué estupidez estás haciendo?- me grita Agatha tirándome con fuerza del brazo- Necesitamos a los civiles aquí para que nuestras tropas estén forzadas a resistir, si quitas los civiles, se darán cuenta que su labor no es proteger a nadie-
-Me voy- le digo encaminándome a las escaleras
-¿Cómo que te vas?- me pregunta agarrándome del brazo una vez más, sin dejarme avanzar.
-Me voy, tengo algo que solucionar- le respondo mirándola directamente a los ojos- Si tienes tantas quejas, es porque haz de tener muchas buenas ideas. Hazte cargo de la capital-
-¿Estas huyendo?- me pregunta con una mueca de asco- de ti me esperaría cualquier cosa menos eso
-No seas estúpida, necesito encontrar un método para detener a Dosser- le digo- ¿Tú crees realmente que esta roca pueda detenerlo, sabiendo lo que vio Joseph con Esteban? Uno de mis contactos consiguió uno de los frutos del primer gran Árbol, voy a tomarlo y poner a prueba mi parte del orbe, Sofia de seguro tomara la flor pronto, debo apresurarme.-
-¿Es en serio? ¿No te parece demasiado riesgoso? ¿Y si Dosser llega antes que regreses?- me pregunta mientras me suelto de su brazo
-No lo hará, tengo tiempo aun- le digo dándole un beso en la boca y marchándome.



Alexander desciende por las escaleras, me acerco hasta el borde del edificio y contemplo las explosiones. Puedo escuchar un extraño ruido cercano, una muchacha salta junto a mí, su cabello es negro y reconozco sus facciones de visiones anteriores ¿Escalo el edificio? ¿Cómo es que la inhibición no resulto en ella? En cuanto me ve camina directamente hacia mí, con mirada iracunda.
-¿Dónde está Alexander?- me pregunta mientras se acerca.
-¿Quién pregunta?- le respondo
-Tu verdugo, si es que no contestas mi pregunta- dice sacando dos cuchillos y caminando algo más lento hacia mí ¿Espera intimidarme? Se me escapa una carcajada.
-Modera tus palabras, pequeña bestia- le digo con una sonrisa en el rostro- Así que la hermanita de la muerta. ¿No te dijeron tus amigos que venir era un suicidio?
-Cierra la boca, puta estúpida- me dice mientras se viene contra mí, es rápida, mas, no tanto, pareciese que no es la expansión la que le da su fuerza. Le doy una patada y la tiro al piso, salto sobre ella de inmediato y la reviso, encuentro una bolsa repleta de pastillas, se me escapa una carcajada al verla, que patético, creyó que con unas mugrosas píldoras podría ganarle a Alexander. Tomo un puñado y con la otra mano la levanto, esta malherida, le he pegado con fuerza.
-¿Así que de aquí viene tu vitalidad, tu fuerza, tu heroísmo? Pequeñas pildoritas  mágicas.- le digo riéndome acercándome al borde- Te noto débil, magullada, adolorida, déjame darte algunas para hacerte sentir mejor.
Le voy metiendo una pastilla tras otra a la boca, obligándola a tragar. Cuando la bolsa está a la mitad y ella tiene el estómago y la boca repleta de estas, me detengo, tirando la bolsa al piso. Su cuerpo comienza a temblar, convulsionando

-¡Pero mira el magno grado evolutivo al que has llegado! ¡Qué total liberación espiritual! ¡Ya estas lista, pequeña divinidad! ¡Vuela!- le grito mientras la levanto y la lanzo al vacío entre carcajadas.  La veo caer por unos instantes, mas, doy media vuelta, dejando atrás la diversión, tengo una ciudad que recuperar y una organización que disciplinar.

Concierto de Tripas.


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